Dos años más tarde volvemos con esta joyita riojana que nos enamoró al principio de la dichosa pandemia, fue como un soplo de aire fresco en aquellas fatídicas fechas. Tuvimos la botella en posición vertical durante tres días, antes de abrirla con nuestro abridor de lamas. El corcho salió íntegro, increíble tras 60 años, tintado en un 60-70% de su longitud, todavía compacto y de longitud media. Estuvo más de cuatro horas abierto y oxigenándose antes de proceder con su valoración a 18°C.

VISUAL: Su color es rojo cereza de capa media, con el ribete atejado en tonalidades ocre y anaranjadas, mostrando inevitablemente signos de su edad. En cuanto a su lágrima, apenas se aprecian dos o tres, gruesas, lentas y transparentes (92).

OLFATIVA: Qué maravilla de nariz!!, fantástica, desprendiendo aromas balsámicos y herbáceos de eucalipto mentolado y regaliz así como intensas notas de fruta acompotada, en este caso de ciruelas pasas, todo aderezado con un puntito tostadito y ahumado, herencia de su larga crianza. Agitamos y prosigue el desfile aromático, especiados típicos de vainilla, canela y nuez moscada, con unos frescos herbáceos de montebajo (tomillo). Seguimos olfateando y surge una pátina viejuna y terciaria,  toques de flor marchita, de arcilla húmeda y bosque umbrío, con recuerdos de habitación cerrada, desván y naftalina... increíble su complejidad... Ahora vuelven más especiados, clavo y fenogreco, de nuevo los apuntes amaderados y licorosos de duelas envinadas, con un puntito final, elegante y delicado, de ebanistería fina perfectamente integrada con la fruta. Una delicia, de intensidad media-alta, con los descriptores perfectamente definidos y eso tras cuatro horas y media abierto, bestial!! (98).

GUSTATIVA: Tiene un punch tremendo, altísima acidez, con un tanino que se despierta rápidamente, aportando personalidad y estructura. Increíble que tenga 60 años y muestre ese ataque... Paso por boca aterciopelado, pura cremita, sedoso, tanino dulce de entrada y pétreo a los pocos segundos, del tipo ave fénix sin duda. Retronasal desprendiendo fragancias de flor marchita y arcilla húmeda. Con un maravilloso post-gusto mostrando notas de culís de fresa, de mermelada de ciruela, orejones y fruta escarchada. ¡Uhmmm!... nos hace cerrar los ojos tras cada sorbo, qué gustazo en boca!. En absoluto estado mesetario, con notas especiadas riojanas, con los terciarios muy elegantes, cacao en polvo, tabaco inglés, y por supuesto con la madera de fondo jugando con la fruta, apareciendo sutil y elegantemente, ebanistería fina, delicada, con un puntito licoroso que recuerda a las duelas envinadas. Amigos qué más decir, una auténtica joya, delicioso (98). La anterior botella la puntuamos con un 99 en boca, quizás fue por la novedad, no sé, pero 98 o 99, qué más da...  Nos queda al menos otra más que esperaremos algunos añitos para abrir. Para entornar los ojos y gozar de lo lindo. Y la persistencia... tres minutos y diez segundos, con 60 años, brutal!. Hemos disfrutado como niños. Exquisito y magnífico... para recordar!!

La RCP sigue siendo excelente. Compramos dos botellas en 2019 por 41 euros cada una, los valen con creces.

MARIDAJE: La abrimos con una tapita de de jamón ibérico como aperitivo previa a un suculento Cowboy steak de 750 grs al romero con pimientos, trigueros, patatitas y all-i-oli. Nos la terminamos con nuestro surtido de queso curado, jamón y embutidos ibéricos. El maridaje con la espectacular pieza de res fue realmente apoteósico, notas sanguíneas y herbáceas en absoluta armonía con los apuntes acompotados y terciarios de nuestra joyita riojana. Inolvidables momento amigos!!

VIDEOCATA:  https://youtu.be/W8IST22VFUg

Salud-os!!

Color caoba profundo de ribete amarillento y capa alta.

Intensidad media, pimentón potente al inicio, regaliz negro, menos complejo que el 66, fruta negra, notas de hongos.

Boca más floja que el 66, la acidez está un poco desligada, tacto poco sedoso, algo desequilibrada esta botella, cuerpo medio, final medio menos con recuerdos marcados de pimentón, una pena. Voy a bajar la media de esta añada, pero la botella estaba rara, por lo que veo. 

Hoy vamos con uno de esos vinos que nos tienen emocionados y espectantes desde hace cuatro días que la pusimos de pie antes de abrirla, estamos como un niño viendo una tienda de caramelos, la babita se nos cae ):. La botella (ésta y las otras que nos hemos agenciado) presentan un aspecto muy envejecido, de hecho no es visible la añada en su etiqueta, pero el proveedor es de los de fiar, no hay peligro. El nivel de líquido es óptimo, tan solo un par de cms por debajo del tapón. Abrimos la botella con el abridor estándar de tijeras aunque se nos rompió una pequeña esquina del corcho, pero sin llegar a caer en el vino. Lo dejamos respirar por espacio de tres horas y realizamos su valoración a 17°C.

VISUAL: Presenta un color rojo picota de capa media, brillante y luminoso con un amplísimo ribete en tonos teja anaranjados. Presenta escasas lágrimas, gruesas, densas y transparentes (91). Decir que en los sucesivos días el color subió de capa, probablemente al oxidarse un poco más.

OLFATIVA: A copa parada emana aromas de fruta escarchada y al agitarla encontramos sugerentes notas de bosque umbrío, hojarasca húmeda, flores marchitas, herbáceos de montebajo mediterráneo (tomillo), fúngicos de níscalos así como apuntes viejunos de polvorilla, desván y naftalina. Al rato nos sigue deleitando con su despliegue aromático y asoman elegantes especiados dulzones de vainilla y canela para terminar con fragancias terciarias de cuero curtido, cacao en polvo, guindas en licor, finos tostados de la barrica con un toque licoroso de fondo a duelas envinadas. Apabullante bouquet en su complejidad manteniendo además una intensidad media alta pese a sus 58 añitos. Una añada la del 62 que poco tiene que enviar a la del 64, espectacular... (96).

GUSTATIVA: En boca es un prodigio amigos. Perfectamente ensamblado, redondo por donde se mire, con una alta acidez y unos taninos de seda que le confieren una elegancia tremenda. Amplitud descomunal en su paso por boca, lácteo, dulzón y licoroso transmitiendo equilibrio y armonía entre la fruta y la crianza de modo descomunal. Los aromas retronasales que desprenden nos recuerdan las flores marchitas y las guindas en licor. Pero en el post-gusto... madre de Dios!... Sabroso, sedoso y aterciopelado como pocos manteniendo una estructura portentosa, con la acidez por bandera y dejándonos apuntes de pelo animal y de nuevo la fruta escarchada de fondo en total equilibrio con las notas amaderadas de ebanistería fina. Es la elegancia hecha vino transmitiendo sensaciones más que placenteras, orgiásticas diría yo. Cada sorbo que uno disfruta como un bellaco te recuerda la grandeza de estos Viña Real de los años 50 y 60, auténticas joyas enológicas, reliquias vivas que disfrutamos con intenso placer. Tenemos la inmensa suerte de habernos agenciado tres botellas más de esta añada y visto lo visto, se disfrutarán igual o más que ésta incluso después de 10 o 20 años, con toda seguridad. Rozando la perfección!!! (99).

La RCP fue excelente. Esta botella nos la agenciamos por 35 euros, algo inaudito.

MARIDAJE: Nos tomamos esta obra de arte en tres ágapes. Con nuestro surtido de embutido ibérico de los lunes, con una crema de garbanzos con queso fresco y crujientes de salchicha y maíz tostado y nos lo terminamos con unos suculentos "rib eye" con mellocos y pimiento. Realmente es un vino tan espectacular que se antepone a cualquier comida. Cuando lo bebes te olvidas del plato y te quedas mirando fijamente la copa diciendo... uuuaaaauuuu!!! ... qué pasada!!! Maridaría con cualquier vianda pero repito, la dejaría atrás. Qué espectáculo amigos y qué afortunados somos de poder disfrutar de estos néctares celestiales.

Salud-os!!

Rubí bastante subido para su edad, muy limpio y brillante.
Nariz bastante abierta desde el principio, sin duda algo menos compleja que el 68 pero intensa, frutal, trufas.
Boca aún potente, muy fina y elegante, fruta roja en licor, magnífica acidez, café en retronasal.
Excelente añada, no tiene la nariz complejísima del 68 ni la boca bestial del 81, pero todo en él es sobresaliente, y su finura y sutileza es de libro.

Compartía esta botella con amigos que nunca habían bebido algo así. Un poco de nervios al descorchar, por no defraudar a la gente con un vino pasado. Pero nada mas servir a la copa se escuchan expresiones de admiración por el precioso color. Si, el vino tiene pinta de estar muy vivito. Sobre la nota de cata, poco que añadir a lo de Manuel, impresionante la profundidad y belleza de la nariz. Nada sucia. Desde el primer momento brillando. Y el paso por boca, pura seda, suavidad y equilibrio. Muy largo en el final.

Excelente vino. Cada vez que pruebo algo así, me enamoro mas de La Rioja de aquellos años.

33,842 puntos en la escala Olaf. Si a alguien le dice algo, pues enhorabuena.

- Si rotundo.
- Hoy he vuelto a ser un niño de 8 años.
- Y el vino tenía 44 pero parecia también niño: Viña Real Reserva especial 1962.
- No debiera comentar, pero me atrevo.
- Brilla, tiene color muy suyo, y ya desde el principio, sin hacerse esperar, entrega todos sus aromas de fruta roja madura, de tostados muy suaves, de crema de chocolate, de tabacaco "burley",...
- En boca seda, terciopelo, crema de nuevo y acidez para que siga esperando a otros niños como yo, generosidad para prolongar el trago; excelente solo, excelente compañero.
- ¡ Andrés, inolvidables las dos horas largas que duró !