De color amarillo dorado. No excesivamente oscuro a pesar de la edad, casi 70 años... Ligera sensación de grosor, lágrimas finas, permanentes.

Un portento de fuerza, titánico, balsámico, con todo tipo de notas asilvestradas y herbáceas: laurel, hinojo en rama, garriga mediterránea, hierbas aromáticas, té de roca, infusión de manzanilla. Va ganando en potencia para dar una sensación más mentolada a alcanfor, herbolario, anises estrellados y un deje cítrico de fondo que recuerda a los caramelos de miel y eucaliptus. Guardado durante unas horas en botella para ver a dónde iba. Emerge el limón escarchado, caramelos aragoneses, todo con gran profundidad y una potencia desbocada. Sigue creciendo dando apuntes enranciados de mucha calidad, matices de solera, duelas viejas, frutos secos y un rastro de marchitos y punzantes que nos trae ese apunte de manzanilla que se añadía al ensamblaje final del vino (¿quizás estemos condicionados al saberlo por anticipado?). Al día siguiente acaba envuelto de una neblina de térreos, monte umbrío, ahumados y un popurrí de especias exóticas. Espectacular en todo momento, diferente, con una personalidad arrolladora.

En boca es terrorífico, punzante, nervioso, salino, cítrico, herbáceo con amagos que vienen y se van de fruta acídula, de caramelos picantes, amargosos, y una acidez afilada sobre la que se asienta todo. Un Rioja que no parece de Rioja, de medio cuerpo, fresco, eléctrico, envolvente, algo agresivo por su concentración, con un final interminable que no se va en horas. Un auténtico vino de guarda. Touché!!!

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/09/cune-monopole-1944.html