Aparecen notas dulces de la uva, se muestra grande y bien tratado. La madera destaca por su integración y finura, cremosidad bien entendida. Da paso a hierbas como la ajedrea, hay hierba fresca, rasgos vegetales. Todo ello solo oliendo el corcho. Hay carmin, ceras fruta escarchada y matices balsámicos de regaliz y tierra humeda.
La boca se llena de frescura, masticas las hojas de laurel, granos de café, clavo, pimienta, todo ello en perfecta armonia. Cremoso, carnoso y con inclinación dulce, llama la atención su textura.Complace llena, no se ha hecho pequeño pese a estar junto a teoricamente, mejores vinos.
Cata realizada en Rekondo junto a la enologa Maria Larrea, dentro de una vertical de Imperiales y Viña Reales.
Este vino lo compré con el dinero que me dió mi abuelo y maestro enologico cuando acabé la carrera, con lo cual hay muchos recuerdos en este vino.
En copa se muestra rojo rubi, capa baja, con un ribete atejado, sin muestra alguna de decrepitud. En nariz, aparecen madera viejas de largas crianzas, algo de cueros, neumaticos, con alguna humedad al fondo, tiene marcado predominio de aromas terciarios. Con la aireación aparecen un tonos licorosos muy majos. En boca tiene una marcada acidez, que le dará longevidad, tiene un paso suave, muy pulido, relativamente largo.
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