Picota con menisco entre grana y rubí, ahí anda la pelea.

Le tenía yo ganas a este vino, casi por "quitármelo de encima", tengo una botellita en mi cava y no encuentro nunca el momento. Y mira tú por dónde, lo he catado y... la botella sigue en mi cavita, pues me lo sacaron en un restaurante. Es que no hay manera.

Ya cuando llegó lo miré así se soslayo, de arriba abajo, al estilo... (ponle tú nombre, Oti). Con desconfianza y escepticismo, vamos. Es un perfil de vinos que a mi no...

Pero hete aquí que el primer golpe nasal me hizo dulcificar el gesto, bajar un poco la barbilla y girar el cuello para enfocar de frente. Chiiiiiiiiiiiiico, pero que nariz más agradable, oye. Intensa, compleja, armoniosa. Tabaco negro, café... Luego unos cuerillos, el bosque umbrío, el muelle fluvial... Y mucha fruta negra, madurota. Notas especiadas y balsámicas.

En boca ya... volví a subir levemente la barbilla y giré unos pocos grados el cuello... No es "de los míos" pero se deja beber. En fase de bastanteo y redondeo, ahí anda, sabiendo que la gloria, si la hay, está unos años más adelante. Bien estructurado, bien armado, bien de acidez. Todavía algo rugoso.

Lo tomé a gusto, pero tiene esas cositas, esa livianidad casi "aguachinidad" (toooooma palabro), esas notas en boca de "muelle fluvial" tapando la fruta, no sé. Con los años me van gustando más, pero todavía no estoy yo maduro para enfrentarme a estos riojas clásicos. Tengo que tomar mucho calcio todavía y estudiar sin que me den golpes en la cabeza, para crecer y comprender.