Vamos con este vino que me hace gracia ver que allá por 2006, hace ya 14 años, fue la valoración n° 100 del gran Eugenio (lleva 2.680...) y la primera de este vino en este foro. En fin vamos con nuestro granito de arena. Abrimos la botella con el abridor estándar de tijeras y la dejamos respirar por espacio de una hora. Presenta sus etiquetas ligeramente decoloradas y una cápsula de plomo en su cuello que anuncia el 125 aniversario de la bogega (1879-2004). Nivel de líquido correcto con el corcho tintado y húmedo en el 100% de su longitud, largo y muy compacto. Servimos a 18°C.

VISUAL: Viste un precioso traje rojo picota de capa alta, con un ribete bastante amplio en tonos rubí y ligeramente atejado (94).

OLFATIVA: A copa parada encontramos aromas balsámicos mentolados y finos tostados. Al agitar la fruta hace acto de presencia con notas marcadas de frambuesa y también de mermelada de ciruelas. Le siguen unos especiados avainillados y de pimienta negra con frescos apuntes de montebajo mediterráneo y toques dulzones de coco y caramelo tofee. Al final se aprecia un fondo con notas terciarias muy elegantes de ebanistería fina, así como recuerdos de chocolate negro, cuero curtido y caja de puros. Exquisito bouquet de intensidad media (92).

GUSTATIVA: En boca es delicioso, alta acidez y con mucho volumen, opulento. Taninos muy dulcificados aportando amabilidad y suavidad a su paso por boca, cremosito y elegante. Los aromas retronasales son frutosos (culís de fresa) y de especias dulces con frescas notas balsámicas. Post-gusto con cuerpo, en donde los taninos resurgen desde lo más profundo para aportar personalidad y carácter. Sabores dulzones finales a guindas en licor y compota de ciruelas. Nos da una persistencia de dos minutos y 25 segundos. Gran vino, con vida por delante, seguro que evolucionará al menos 10 años más, lo tiene todo (93).

La RCP la considero muy buena pues pagamos por esta botella 36 euros en 2017.

MARIDAJE: Nos fundimos la botella en dos ágapes, el primero acompañando un solomillo de cerdo a la salvia con ají de manzana Tiestos y trigueros y nos lo terminamos con el surtido de jamón y embutidos ibéricos. Exquisito en ambos casos pero espectacular con el jugoso solomillo y ese ají de manzana en total armonía con las notas frutosas y especiadas de nuestro vinazo. Que maravilla de vino amigos!

Salud-os!!

Granate intenso, con menisco color ladrillo. En nariz el imperio hace acto de presencia con aromas de buena intensidad: fruta roja, cuero fino, tabaco, y tierra mojada. En boca es de cuerpo medio, se percibe buena acidez, frescura y persistencia. Un vino redondo en un momento óptimo para su consumo, aún y cuando le queda vida por delante. Imperial mantiene su personalidad indiscutible y resulta toda una incitación a la relectura constante de los clásicos riojanos.

Rubí con destellos teja. Tiene un perfil olfativo atractivo, que ya ha desarrollado un cierto bouquet, con buen peso de fruta, tostados y cierta sensación de extracción. En boca tiene buen ataque, resulta ligero, con cuerpo medio, buena acidez, estructura consistente pero liviana y notable longitud.

Este vino es para ocasiones excepcionales, y ganar la Eurocopa lo fue, por lo tanto inmejorable momento para este vinazo de CVNE. Color cereza con ribete algo atejado pero bastante menos de lo esperado. Nariz elegante y fina, notas de cueros, vainillas, canela, tostados sutiles; para delitarse. En boca presenta una acidez que le da una larguíiiisima vida por delante. Paso espectacular, sedoso, fino; una caricia. Laaaargo. De los mejores Gran Reserva que se pueden encontrar. Me ha sorprendido muy gratamente. RCP muy buena

Y para celebrar mi ficha de cata número 100 en Verema un poco de clasicismo y rancio abolengo en la copa.

Rojo rubí brillante y bastante limpio con ribetes atejados y de capa media.
Nariz de media intensidad, elegante, terciaria y fina. Desde el primer momento y sin ser necesaria mucha aireación, ya muestras notas de maderas finas, cuero, especias, tabaco de pipa, cacao y una ligera fruta roja (grosellas).
En boca es excelente, puro terciopelo. Tiene cuerpo y estructura, pero destaca por una solemne elegancia. Taninos de seda, maravillosamente integrados y un final largo y ligeramente dulzón. Todavía es un “niño”, durará muchos años, pero ya se puede disfrutar de él.
Un Rioja clásico con mayúsculas, subrayado, en negrita y en letra del 24. Uno de los mejores vinos de sus estilo que he probado. Además no es nada caro (unos 22 euros).