En una zona rodeada de grandes mitos, Torres ha conseguido en una pequeña parcela hacer dos grandes: Milmanda en blanco y Grans Muralles en tinto, todo ello a la sombra del conocimiento de la antigüedad de los monjes de Poblet.
Color picota oscura, menisco rubí, capa alta, lágrima intensa y abundante. En nariz y con gran intensidad y complejidad hay sobre todo mucha fruta negra confitada, con moras, arándanos, terruño, balsámicos, regaliz negro, especias, café, cacao, fondo mineral y balsámico. En boca tiene buen cuerpo, es complejo, sigue intenso de mermelada de frutas negras, tostados, buena acidez, algo de astringencia que precisaría tiempo de oxigenación, leves ahumados; buena persistencia.
Gran vino y que en unos años estará mejor. En bodega de Torres sale a 110€.
De color cereza intenso con capa alta y riberte rubí granatoso. Lágrima bien definida y abundante.
Nariz de enorme complejidad y finura, con mucha fruta negra en sazón, confitura de arándanos, terruño, balsámicos frescos y elegantes. Tonos de regaliz negro muy finos, café arábiga, cacao dulce y cuero. Perfil ligeramente mineral con toques de pimienta.
En boca muestra finura y elegancia a la par que muy buena profundidad de frutas negras en confitura, en equilibrio con agradables notas especiadas, caramelo de toffe y tostados cremosos y maduros. A media boca surgen recuerdos de romero seco, mineral y regaliz sobre fondo de carbón y finos ahumados. Paso de boca muy amplio y con largo recorrido, redondo y seductor, con postgusto complejo y muy persistente.
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