Curioso coupage de este vino joven, que es una delicia frutal. Color rojo amoratado, con ribetes violáceos. En nariz muy aromático, con aromas a frutas rojas, vainilla y canela. En boca muy frutal, muy especiado. Es un placer el consumir este vino no solo por ser uno de los jóvenes extraordinarios que están haciendo en Rioja sino porque aporta una seriedad y una amabilidad total. Un placer.

Fragante, aromático, pero serio, no se expresa dentro de los registros de un vino joven, es como si catáramos un 2009/10. Le falta chispa, carece de la que en añadas anteriores, era para mi, su seña de identidad.
En cambio es mayor, serio y profundo, complejo, lleno, cargado con un arsenal de fruta negra y roja, regaliz y violetas. Con la copa reposada surgen al fondo aromas a cuadra limpia.

En boca es puro placer, ahora se expresa con la fruta más joven y fresca, a la par de seco y contundente. Hay arándanos, moras, tierra, caramelo de violetas, resulta goloso, -embelesa- es bueno, es franco, todavía marca tendencia entre los vinos M.C. ( aunque estoy algo enfadado, desde la añada anterior, para mi gusto pierde chispa)
El tanino en boca se muestra con fuerza, armado, redondo y amable, despide el trago con frescura e insinúa un toque entre regaliz o hinojo. El alcohol es un bálsamo en este vino lo arma de dulzor y corpulencia melosa.

Ausencia total (al menos en las tres botellas que he abierto) de tartarico.
Se comporta bien con la temperatura más alta 18º el tanino se hace un poco secante, aunque el final, sigue siendo fresco y envuelto de fruta algo compotada, madura.

Como hago siempre lo seguiré en el tiempo, pienso que este vino no ha hecho otra cosa que empezar. ¿Estallara?