Rojo cereza apicotado de capa alta. Poca evolución en el ribete. Brillante.

Nariz a hojas secas, barrica, cafe, fruta muy madura y va evolucionando a notas ahumadas y un fondo vegetal que hace de contrapeso. Maderas marcadas.

Entrada amable, equilibrado en boca, por su nariz parecia que nos atacaria mas. Buena acidez, estructura, mucha vida pero se ha buscado redondez desde el minuto cero. Final medio

Estamos ante un vino más moderno en La Rioja.
Tiene una crianza de 18 meses en roble francés nuevo.
Color rojo violáceo con destellos púrpuras. Capa baja, muy transparente y limpio.
Bastante trabajo de madera en la fase aromática con terciarios de café tostado.
La boca es suave desde el inicio de su ataque. Estamos ante un vino largo y con mucha vida.
Sabores a café tostado rico y jugoso y ciruelas negras en el retrogusto.

Si el Trasnocho 2010 me pareció concentrado nada que ver con el Torre Muga, la ultramodernidad riojana hecha vino. No se si fue la añada o fue una busqueda de la concentración extrema, en todo caso una apuesta al límite por la busqueda de la materia. Ya visuamente impacta, negro zahino (bragado y astifino, como se diría con un astado)- de capa altísima y bello ribete violáceo. La nariz es intensa, voluminosa, opulenta, con un carácter muy maduro que por momento aporta ese toque de lata de conservas que se encuentran en algunos shiraz de zona cálida. Hay toques de sirope de ciruela, brea, bosque umbrío, bastante clavo y muchas maderas finas (incienso, sándalo,...). En boca entre opulento, con un tremendo tanino, dulce y carnoso, un vino concentrado y extraído con buena acidez, largo y estructurado. Le falta muchísima botella.