De color rubí muy claro, de capa media-baja, límpido, brillante. Reflejos anaranjados y cobrizos, borde atejado sin apenas diferencia con el menisco. Lágrima gruesa, permanente, glicérica.
Nariz intensa, muy licoroso con aromas de fruta roja sobremadura (guindas, madroños) y un fondo de bollería fina, escarchados, membrillo y vaina de vainilla; recuerda a la coca de San Juan. Va abriéndose tímidamente con apuntes de hierbas aromáticas, clavo, duelas envinadas y un rastro de crianza rioja tradicional (cuero viejo, cuadra, frutos rojos maduros, heno seco, animal).
En boca es sólido y estructurado a pesar de ser un tinto de medio cuerpo y de apariencia frágil. Equilibrado, redondo, con acidez hiriente, vivo, fresco con unos taninos maduros y cálidos. Un tinto elegante y reposado, con una pátina ahumada a maderas de calidad, ligeramente acídulo, que está al mismo nivel del Prado Enea de la misma añada.
El primer vino elaborado tras la muerte del fundador de la bodega, Isaac Muga Martínez en 1969. Estamos ante el recuerdo de un clásico que se fue dejando de elaborar paulatinamente tras el cambio de bodega de la calle San Tomás al barrio de la Estación, en mayo de 1972. Uno de esos vinos que durante años eran referencia y que al rescatar ahora siguen mostrándose en plena forma.
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/09/muga-1970-gran-reserva.html
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