Rojo granate, capa alta. Nariz de buena intensidad, buena presencia de la fruta y muy equilibrado con las notas de su larga crianza, se aprecia una mayor presencia de madera nueva, más notas de regaliz, más notas negras, torrefactos, concentración. Se mantienen el resto de notas de este vino, fruta y alcohol fragante, regaliz, vainilla, tabaco, fruta negra, pimienta. Tanino fundente, frescura en boca, largo y amplio, equilibrio, estructura, persistencia
Rojo cereza, capa media, menisco rubí, limpio y brillante.
Intensidad aromática media-alta, notas de reducción, maderas nobles, tostados, balsámicos, todo muy bien integrado y muy evolutivo. De fruta no encontré nada.
Paso de boca correcto, redondo, con una punta de acidez, retrogusto a tostados y recuerdo medio-largo.
En plenitud, aguantará a lo sumo otros dos años.
Precio sobre los 23 €, correcto, es un vino singular, para quedar siempre bien.
VISUAL: Color rojo cereza con el borde claramente teja, capa media.
OLFATIVA: Buena intensidad aromática, complejo, predominio de aromas de reducción y crianza, como hoja de tabaco, cueros muy elegantes, algún sutil tostado, especiados (pimienta negra) sin que apaguen del todo los aromas frutales una fruta que se presenta negra muy madura casi en compota con puntos de confitura. A medida que se oxigena no va dando las típicas notas de los reservas clásicos riojanos, regaliz negra e incluso insinúa algún balsámico.
GUSTATIVA: Buena entrada y recorrido riojano, ligero, buena acidez, bien de longitud, equilibrio correcto y con un posgusto frutal pero justito de fruta.
Nota de cata muy semejanta a la anterior, si acaso esta botella tenía más sedimento que la anterior. en boca es personal, con una acidez y frescura envidiables y un largo posgusto.
Botella bordelesa, etiqueta clásica de la bodega, contraetiqueta con breve nota de cata. Cápsula y corcho de excelente calidad, como uno espera de este tipo de vinos. Color rojo muy oscuro, menisco anaranjado virando al teja. Lágrima abundante y muy gruesa. Nariz compleja y sugerente, con predominio absoluto de los aromas secundarios y terciarios: compota de higos, tabaco de pipa, cuero, especias, balsámicos.Con la aireación no hace falta mover la copa para que el caldo exprese todo su potencial aromático. Boca de igual complejidad y riqueza, de largo posgusto; incluso atisbos de oloroso seco en el paladar. Un señor vino desde el corcho hasta la última gota en la copa, ideal para una comida en este agosto inusualmente frío en el Pirineo Aragonés. También idóneo para tomarlo solo, en buena compañía.
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