Color negro intenso, menisco yodado intenso, lágrima densa que tinta la copa casi de yodo y negro como un PX.
En nariz tiene gran intensidad y complejidad hay presencia de pasas, fruta tropical, fruta (naranja escarchada), higos (sensaciones de navidad), especias dulces, canela, vainillas, regaliz, café tostado y dulce de caramelo.
En boca es denso, intenso, con uvas pasas, café licor, especias (canela, vainilla) menos dulce de lo que aparente porque hay cierta acidez de fondo; destacada salinidad; se aprecia frutos secos tostados con cierto amargo final.

Complejo, diferente, para disfrutar con tiempo.

De color negro azabache con ribetes yodados, lágrima densa que tinta la copa.

Nariz intensa y compleja, mostrando múltiples capas. Está entre un PX añejo y un viejo moscatel, mostrando cosas de ambos. Fruta escarchada, plátano frito, uvas pasas, especias dulces, canela, vainillas, higos, café en grano tostado, melaza, crema pastelera, caramelo líquido. Su gama aromática se acerca a la del mítico Moscatel Toneles.

En boca es donde nos muestra su radicalidad, un vino sin duda único en el mundo, nada que ver con ningún otro probado. Brutalmente denso y concentrado, son casi 80 años, con un paso lento y de gran desarrollo, deja en el final un marcado recuerdo amargoso, de frutas pasas, especias y sobre todo café en grano. No se notan nada los 190 g/l de azúcar residual, mitigados por su marcado amargor. Larga persistencia.

Un vino distinto a todo, no es ni un PX ni un viejo moscatel, tiene cosas de ambos, sobre todo en nariz pero en boca es distinto, radical, tremendo en su paso y sobre todo en su recuerdo. No es un vino ni mucho menos para todos los públicos, incluso no tenemos claro cómo puntuarlo, pero si podemos decir que nos gusta y que ha sido toda una experiencia probarlo. Es el vino más radical que hemos catado nunca.

Color yodado muy oscuro cercano al negro que tinta absolutamente la copa.
La nariz es intenta y compleja con notas de caramelo, melaza, café amargo, frutos secos tostados en azucar y no se cuantas cosas más difíciles de describir.
En boca resulta denso, combina dulzura y notas amargosas, salinos, gran acidez y paso que unta la boca dejando sensaciones difíciles de explicar para un vino.

Por un lado considero un privilegio haber probado este producto, diferente en matices y sabores a todo lo probado y por otro debo reconocer mi dificultad para entender y disfrutar del vino, como también se dice. La mezcla de notas dulces y salinas, amargos, así como su manera de discurrir por la boca son diferentes y por ello vale la pena probarlo, ahora bien, mi dificultad para disfrutarlo también debo señalarla, por lo cual no puntuaré.

Independientemente de ello es de alabar el trabajo de recuperación de viejas tradiciones y como digo, poder disfrutar de experiencias como las que el equipo Navazos nos ofrece con este peculiar producto.

Una experiencia única, desde luego.

Color negro absoluto que tinta la copa de yodo.
Aroma intenso nuez, café, algarroba.
Boca irregular, muy concentrada, casi agresiva y muy potente. Dulce y amargo al unísono. Sabor indefinido pero de carácter brutal y enormemente persistente.
Un vino dulce muy distinto a los que nos tiene acostumbrados los amigos de "la bota de…".
Evidentemente no es un PX, debería tratarse de un Palomino muy envejecido o tratado con adición de caramelo, y usado para potenciar el color y sabor de otros vinos. En todo caso desconcertante por rudo y agreste y muy distinto de los probados hasta la fecha.
No me ha convencido o mejor dicho, no lo he conseguido entender.

Color caoba muy oscuro, casi negro, con borde amarillento , capa altisima y lagrima densa, muy alta de color , y muy lenta que tinta la copa.
Nariz media , o quizas baja, con melaza, higos y un fondo de caramelo quemado
Paso por boca muy denso, sabor ligeramente amargo, explosion lateral en la boca con muy buena aciez y un postgusto eterno
Describir este vino para mi es tarea utopica. Responde a una forma antiquisima de hacer y entender el vino. Una vez mas, el equipo Navazos descubre la autenticidad y la idiosincrasia eterna de estos vinos, lo cual , es para agradecer profundamente.
Gracias a ellos se puede disfrutar , comparar y valorar una forma tradicional y casi desaparecida de entender el vino. Soberbia experiencia

Color muy oscuro tirando casi a negro, ribete yodado muy oscuro; la copa queda completamente tintada al agitar el vino, parece caramelo de flan y deja una gruesa y lentísima lágrima muy tintada. En nariz destacan finas notas de tostados, intensas sensaciones de caramelo muy concentrado, chocolate amargo, café, algo dulzón con toffee, regaliz negro, una gran concentración en nariz muy intensa y dura. En boca tiene una densa y muy lenta entrada, muy amargoso en todo su recorrido, caramelo quemado, buena acidez, muy cremoso, recuerda al caramelo del flan en su densidad, con mucho carácter e intensidad, arrollador e impactante por ser algo muy diferente a todo lo que se puede encontrar entre los vinos del Marco del Jerez.

Un vino para descubrir y catarlo como mínimo una vez.

Más info en: http://www.elvi.net/2012/05/11/la-bota-de-dulce-no-33-color-bota-no/