Quizás no lo entiendo, hoy lo he vuelto a catar y se me queda en terreno de nadie. Ojo, que ha combinado perfectamente con un pulpo a la brasa. 

  Se me queda todo entre salinidad y seco, no se encontrar fruta a no ser que confunda términos, ni es un vino blanco común , ni es un tipo ajerezado, y la acidez es un poco justa. En el final destaca un toque amargo.

Extraordinario y magnífico son dos adjetivos que le van bien a este vino que se viste de un color dorado intenso y que presenta una nariz de fruta madura, cítricos como lima y pomelo, ciruela amarilla, hierbas como manzanilla y de carácter medicinal, mineral de caliza, algo de flor blanca, miel, cera y punto salino.
En boca es un vino con peso, volumen pero ligero a la vez, fresco, sedoso y con un final mineral, salino, yodado y de hierbas aromáticas.
Un gran vino que hay que saber comprender

Magnífico vino que evoluciona con la apertura de los días. La cata se realiza a las 72 horas.

Es un vino de color dorado e intensidad media, brillante y limpio, que muestra aromas de albariza, albero y velo de flor, así como bota de roble americano vieja. Suelos calizos y marismas a copa movida, con buena intensidad media+ a temperatura ambiente.

En boca es seco, vibrante, con acidez baja y alcohol medio, si bien bien equilibrado y no ardiente. Cuerpo medio, salino y sabroso con recuerdos de intensidad pronunciada a bota jerezana, camomila, sal, tiza y conchas de mar, así como frutos cítricos como limón. Puntas de miel y hojas de te.

Final largo sedoso y con muy buen equilibrio entre componentes estructurales y los sabores y aromas con bastante complejidad para sus 3 años de vejez. La calidad es muy buena y se encuentra apto para su consumo actual, aunque con estos vinos podemos encontrarnos sorpresas muchos años después ( sin ser ese su objetivo inicial). Refleja el origen del marco gaditano, los suelos, el clima y la concentración salina del mar.

Dorado con un reflejo marrón bastante característico en todas las ediciones que he probado de este vino. Limpio y brillante. Corcho de buena calidad.

Sigue los parámetros que ya habíamos identificado en anteriores añadas: un poquito de fruta madura, toques cítricos y anisados, una pizca de pimienta, piedras al sol, botica, frutos secos, tiza, mar... Todo ello bajo un leve manto tostado y manzanillero que dota al conjunto de una personalidad bastante singular. Inconfundible siempre este Navazos-Niepoort.

Boca suave, armoniosa, sutil y con dejes minerales. La madera se nota algo, el alcohol prácticamente nada. Acidez y frescura, cada sorbo limpia el paladar.

Final pedregoso.

Cada vez mejor este Navazos-Niepoort. Hace tiempo nos quejábamos de su falta de estructura, de su carácter casi etéreo. Ahora quizá nos damos cuanta de que es esa una de sus señas de identidad.