Color cereza terroso, de capa media. Ribete anaranjado. Limpio, no muy brillante. Lágrima fina y bastante densa.
En nariz, durante la primera media hora, está hermético, mostrando aromas de reducción, con poca fruta negra, y muchos olores a cuero, piel, especias y caza. A la hora va abriéndose, dejando ver cada vez más fruta negra y madera, con toques muy minerales.
En boca refleja una magnífica acidez, va cambiando, y durante dos horas, no decae en absoluto. Con paciente espera, nos va mostrando fruta negra, madera, muchos toques minerales, a tierra mojada y a caza, y clavo, mucho clavo.
Final largo y elegante, con recuerdos a cereza y un deje animal y mineral. Bastante poso.
Vino que no deja indiferente, con un estilo muy definido y unas notas especiadas, animales y minerales muy profundas. Todavía le queda vida en botella. Recomiendo abrirlo por lo menos un par de horas antes de su consumición.
Personalidad, fidelidad y .........más madera. Sorprende su capacidad frutal( tiene 13 años), fruta en sazón, chuches , gominolas, está vivo y st.. carpntería, no una, muchas, caja de puros, bombón, algo achocolatada. Boca fina , pulida, ajerezado y muy ácido. Los pruebo periodicamente, pero obviamente , no soy fan
Color rojo teja con notable capa y rico en taninos, aromas clásicos a frutos secos toques de pastelería y fina reducción, cuero, tabaco. En boca es redondo, graso, aterciopelado, fino y con buena acidez un rioja que sigue la tradición.
Un clásico de vez en cuando...Color rojo cereza con el borde de color teja caracteristico de estos vinos de larga reserva en madera. En náriz aromas potentes sobre todo de cuero curtido, dando paso a continuación a notas frutales elegantes. En boca es agradable en su entrada, carnoso y ligero, con fruta madura, largo y agradable. Buen clásico
Color rojo con tonos marrones, menisco teja claro. En nariz sinfonía de secundarios y terciarios: carne, tabaco rubio, especies. En boca destacan un buqué perfecto, su largo posgusto y un acidez envidiable. Larga vida a los clásicos.
Color rojo tendiendo a naranja con ribete teja, buen color a pesar del tiempo y capa media.
La nariz, tras decantar es compleja y de buena intensidad, vainilla, toques animales, cueros y en el fondo fruta roja tirante y maderas finas.
En boca es sedoso y elegante, buena acidez y a pesar de su ligereza llena la boca y nos regala un final muy largo. En retronasal aparecen especias y caramelo de fresa ácida. Elegante y original para mí que no suelo disfrutar de este tipo de vinos si no es, como en este caso, por un acertado obsequio. Buen clásico.
Visual: Rojo cereza con ribete teja de capa media alta.
Olfativa: Predominio de la madera, tostados, cuero, vainilla,fruta negra madura, tabaco.
Gustativa: Paso medio con buena acidez, buen retronasal.
Vino de corte clásico y elegante que tendrá una larga evolución en botella y aguantará muy bien el paso de los años.
Este vino es un auténtico rioja de color rojo cereza, capa media, brillante y ribete teja, y se presenta aromáticamente con toda su complejidad, con notas predominantes balsámicas y especiadas, cuero, vainilla y madera aromática, apareciendo en un segundo plano sus frutas negras maduras como moras, cerezas y ciruelas.
Em boca presenta una buena entrada, siendo carnoso, de buen beber aunque con cierta acidez y taninos bien integrados, de larga intensidad.
En retrogusto vuelven aparecer sus notas especiadas y balsámicas.
Conviene guardar algunas botellas para ir comprobando su evolución con el paso de los años.
Sin duda, este 904 cristaliza el paradigma de los vinos clásicos de Rioja caracterizados por un marcaje de la madera sin complejos, tendencia anual a lo repetitivo y fidelidad a su personalidad, que sin duda la tienen. En nariz, efectivamente es complejo aq en los registros de siempre: cueros, tabacos, cajas de puro y yo diría que cierta carpintería. Todo ello con fruta roja almibarada fina que complementa el vino sin el papel protagonista. En boca tiende a desaparecer muy rápido, a caerse o caer en lo insulso, corto, fresco y ácido. Un vino para amantes de los mismos y para los que no lo somos,para probar de vez en cuando para no perder de vista su marcada personalidad
De capa media, color rojo anaranjado y un ribete atejado aún presenta una atractiva brillantez.
La palabra “complejidad” adquiere sentido en la variedad aromática que desprende, evocando membrillos, mermeladas, mantequilla mezclada con vainilla, orejones, francas notas melosas, cueros, pieles de caballo y sus respectivas monturas, para dar rienda suelta a la expansión en boca del vino, a la sedosidad del caldo, al final tan elegante como su paso, a la caudalía larga y el post gusto especiado que se complementa con una retronasal de fósforo, de mesita de noche de la abuela, de los caramelos al fuego que preparaba y al flan de postre con el que deleitaba.
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