Botella en perfectas condiciones, corcho impecable. De color rubí rojizo de capa media-baja, muy claro, translúcido, limpio aunque con mucha cantidad de precipitado finísimo en la base de la botella. Reflejos rojizos y marronosos, sin mucho brillo. Borde amplio, atejado, confundiéndose con el menisco. Fuerte sensación de grosor. Lágrimas gruesas, permanentes.

Sunami de apuntes terciarios que van a más al tomar aire. Inicialmente bordea lo ofensivo. Reducido, casi al borde de la extinción: anticuario, mueble viejo, lacas, sacristía, panal, incienso, trasiegas... Parcialmente decantado y aireado durante unas horas antes de volver a probarlo. Se quita de encima todos los descriptores de decrepitud dejando un conjunto de gran austeridad a fruta sobremadura, algarroba, ciruelas pasas, tostados (chimenea, tizones) y un poderoso fondo animal de cuero viejo empacado en un hato de fibras vegetales (esparto).

En boca viene algo justo de fuerza, con una acidez de idas y vueltas. Ligero al paso pero de formas generosas, cremoso, avainillado, con alguna ligera arista de alcohol que se matiza al perder temperatura. Le sobra exceso de cintura. Un Ardanza que pide ser bebido lo antes posible pero que funciona perfectamente con unos judiones con oreja.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2016/04/vina-ardanza-1986-reserva.html