Color atejado con mucha evolucion tal y como demuestra la edad de este vino de La Rioja Alta. Nariz de buena intensidad, con un poco de oxidacion pero no me desagrada, aromas a tostados, caramelizados y un toque especiado. En boca es elegante, redondo, manteniendo pese a su edad un nervio acido agradable. No es muy largo. Para disfrutar comiendo con el vino.

Probamos ambos en un intento de hallar qué nos motivaría probar luego el Ardanza nuevamente. Este es un rojo teja.Bordes acaramelados. Aromas de canela y madera y en boca es
pelín recio, como en el vértice de su cenit. Parece amplio y moverse en un
conjunto de sensaciones como café frio. Deja algo de sabor. Muy bueno,
pero me parece algo más inconsciente que el Ardanza 1980, salvando las
varietales. Este se beberá más tarde.