Color evolucionado con ribetes anaranjados y capa baja.

Intensidad media, regaliz, ciruela licorosa, lácticos, chocolate y cacao, cremoso y mentolado, leve betún. Madera humedecida.

Boca con continuidad, tiene fruta, acidez y armonía, trago agradable con volumen, buen paso, y recorrido limpio. Muy aromático con recuerdos de tabaco y ciruela. Salivamos bastante, muy rico.

Cata 242 de la Penya La Verema. Teja de capa media. Nariz intensa, con toques de marroquinería, toques de fruta licorosa. Un atractivo bouquet. Con profundidad. En boca presenta buen ataque, notable acidez, pasa fluido, con buenos amargos y notable persistencia.

Color marrón teja con presencia de partículas en suspensión.
Nariz de buena intensidad con aromas de marroquinería que van suavizándose, dando notas de chocolate, de tabaco de pipa, de chocolate y algarroba, de caja de puros, cedro, cerezas en aguardiente, bombón de licor, hojarasca y un punto de vainilla muy fino.
En boca la acidez sigue viva, mantiene un punto elegante, fresco, con las notas tostadas y de desván muy bien equilibradas, leves atisbos de fruta pasada, de flores ajadas y un fondo tostado.

Excelente representante de lo que se hacía en Rioja en esta época, un clásico en toda regla que aún sigue vivo.

De color rubí marronoso de capa media, limpio, con mucha sensación de grosor. Reflejos vivos, rojizos y anaranjados. Ribete amplio, atejado, con poca diferencia respecto al menisco.

Aromas de media intensidad, limpio, serio, muy bien definido y con ese aire a buen Ardanza, el de las buenas añadas. Se anuncia con una marcada impronta a cuero viejo, maderas finas, cedro, marquetería, aceite de tung y un elegante fondo en el que predomina el tabaco aromático, pipa Virginia. La fruta se muestra muy reducida, amarrasquinada, con un apunte licoroso y tostado de calidad, ahumados, que van dando paso, muy poco a poco a notas térreas, hojarasca, humus. Muy serio en su conjunto y ordenado.

Con menos peso en boca de lo esperado. Ligero, fresco, dotado de una acidez extraordinaria que sostiene un vino de factura clásica, con apuntes amargosos y acídulos, cremosos. Redondo, pulido, fácil de beber con taninos finamente esculpidos, sedosos. Cayó la botella entera sin darnos cuenta. Un Ardanza de manual. Muy rico!!!

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/11/vina-ardanza-1987-reserva.html

Rojo amarronado de capa media, que va pasando gradualmente a rubí, teja y, ya en la orla, dorado.

Ya desde el principio muestra una elegante nariz de mediana intensidad, en la que intervienen aromas a cuero, almazara, fruta roja en licor, especias, tabaco, tierra húmeda, cáscara de cacahuetes y vainilla. Todo en equlibrio, sin nada que despunte.

En boca es ligero, redondo, amable, aterciopelado, con excelente acidez riojana y con los taninos ya completamente pulidos, mostrando una larga persistencia.

Fue uno de los cinco ochenteros que descorchamos en una cena memorable realizada anoche en el txoko de un amigo. A priori era el favorito para llevarse el calificativo de mejor de la noche, pues los demás eran de añadas menores. Teníamos dudas sobre lo que nos íbamos a encontrar a tenor de los muchos avatares por los que había pasado la botella, pero no defraudó. Supero a un Estola GR 1982, un Berberana GR 1983, un Riscal R 1989 y un Faustino V 1989, algunos con síntomas de fatiga pero todos aún vivos.