De color rubí marronoso muy claro, de capa media-baja, limpio, sin brillo, mate. Reflejos anaranjados. Borde amplio, cobrizo, sin apenas diferencias con el menisco. Poca sensación de grosor, sin formar lágrima.

Aromas iniciales de fina reducción (cuero, maderas nobles, cuadra) que va dando paso a una espesa base igualmente reductiva pero menos fina: ceras, pelo mojado, animal, incienso copto, anticuario... Se le nota el paso de los años, le cuesta abrirse. Hay que tener paciencia. Después de un par de horas comienza a aparecer fruta licorosa y tostados más marcados, carbonilla, laurel molido, pimienta ahumada.

Ligero, muy ligero, dócil, accesible, fácil de beber, con una acidez limada pero suficiente. El tanino es elegante, fino, aterciopelado, acompañado de un gusto discreto a madera y vainilla. Redondito, clásico, amable, inmediato. Se deja beber con placer aunque en general se esperaba bastante más. Uno de los 904 más discretos probados. Será la botella? Correcto en todo, sin defectos ni grandes virtudes, pero no emociona.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/12/la-rioja-alta-904-gran-reserva-1976.html

En la gran comida del 26 de diciembre, terminamos la cata de los grandes reservas con este vino, que la verdad, no esperábamos mucho de él, pero no estuvo mal.
Color amarronado, no se puede decir que era ningún tono de rojo, con ribete anaranjado y casi traslúcido, capa baja, ha perdido todo el tanino. Brillante, algo de impureza pero poco pues decantamos con cuidado.
Nariz potente, ácida en primera impresión, nada de fruta pero nos aparece finas notas de reducción, notas a madera, cuero. Difícil de describir pues un vino de tanta edad era la primera vez que lo probaba, pero en el fondo correcto.
Boca ligera, suave, ácido, parece desequilibrado pero esa acidez es lo que le ha mantenido vivo, correcto paso pero no mucho recuerdo.
Al final yo disfruté de él, estaba en claro declive pero no muerto, otro concepto de vino.

Color rubí claro, con ribete amarronado y translúcido. Creo poder asegurar, que es el caldo de capa mas baja que jamas he visto, lágrima poco abundante, rápida, y transparente.
En nariz es toda una maravilla, empezando por cera de abeja, cuero curtido, aroma de nuez moscada suave, y una fruta pasada genial, y muy cambiante con el tiempo, pasa de fruta roja a frutos secos,pasas..
La boca hace caer esa lágrima dedicada a la incredulidad! En tra suave, con su acidez totalmente reconocible de estos maravillosos caldos clásicos riojanos. Por su puesto, su tanino está totalmente fundido y se aferra ala boca con fuerza, increiblemente largo y cambiante en el retro.
Estuvo abierto una hora y media, y en todo el transcurso de la cata fue camaleónico, pero siempre maravilloso!
Gran vino de guarda, con un potencial de guarda exagerado, hasta me arriesgo a decir que estaba en la mitad de su vida!!
Bosco, este es de los tuyos, amigo!!