Pequeña decepción con este monovarietal de Pinot Noir que no esta a la altura de otras elaboraciones de la Bodega. Color rubí atejado, algo cerrado, muestra tímidamente aromas de fresa, mora, balsámicos (pino y eucalito), flores márchitas sobre un fondo terroso y un aroma a salazón que lo preside todo. En boca muestra alguans descompesaciones, cierta delgadez y falta de equilibrio.
Ando yo perdido, acerca de qué añada bebí hace mucho tiempo o, mejor dicho de otra manera, qué copa me dio a catar el amigo Pingus en su casa, y que me pareció mucho más vino que en este caso concreto.
Presenta un color picota de capa media y con ciertos reflejos rubí. Lágrima muy fina y debil.
Nariz de media intensidad, tirando a baja. Abunda el aroma a fresa (y algunas frutas rojas más); moras y alguna presencia floral. Aunque desde luego no es especialmente llamativo el conjunto. Ya digo que no recordaba este vino así.
La boca, más de lo mismo: flojita, asilvestrada; acidez corta. Nuevamente frutal (sin opulencia) y un final corto y tímido.
Huerga decir que la Pinot Noir es una variedad delicada, difícil y no apta para ninguna o casi ninguna de las nobles tierras de la Península. Y por ello pasa por ser uno (o el más, quizás) de los vinos más flojos de Enrique Mendoza; bodega que por otra parte tiene la gran capacidad de tocar "todos los palos" (o muchos de ellos) de las variedades que se puedan encontrar por estos lares ( Cabernet, Merlot, Syrah, Moscatel, Chardonnay...) y además, tocarlos muy bien.
En este caso, ya digo, la Pinot, pues...no acompaña nada.
http://www.youtube.com/watch?v=5WzOwo0k3sI
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.