Viña Ardanza Reserva 2008
Viña Ardanza Reserva 2008
FICHA TÉCNICA
D.O./Zona
Pais:
España
Tipo de Vino:
Tinto
Crianza:
Con crianza
Graduación (vol):
13,50%
Varietales:
80% Tempranillo (Fincas La Cuesta y Montecillo) y 20% Garnacha (Finca La Pedriza)
Precio aproximado
Precio Aprox:
De 10 a 19,9 €
PUNTUACIÓN
Nota de cata NOTA MEDIA:
8.87
/
94
Nota de cata CALIDAD-PRECIO:
8,9
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ELABORACIÓN
La vendimia de estas parcelas comenzó a mediados de octubre. La uva se recogió a mano y se transportó en camiones refrigerados a la bodega. La fermentación alcohólica se realizó de forma natural y a temperatura controlada. La fermentación malolactica concluyó a finales de año. En marzo de 2009 los vinos seleccionados pasaron a barrica, iniciando su crianza por separado: el Tempranillo durante 36 meses, con seis trasiegas manuales y en roble americano de 4 años de edad media y la Garnacha durante 30 meses, con 5 trasiegas manuales, en barricas de 2 y 3 vinos de roble americano. Concluida la crianza en barrica, se realizó el coupage final que fue embotellado en marzo de 2013.
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Opiniones de Viña Ardanza Reserva
OPINIONES
12

De color rojo picota y ribete violáceo, este clásico riojano se encuentra en estado fantástico, con unas notas de frutas del bosque muy intensas, especias, vainilla, punto de ebanistería y un final lácteo. En boca tiene una destacable acidez, gran estructura y tanino dulce que todavía se integrará más en botella y dará un vino aún más rico dentro de unos años. 

Vista: Rojo cobrizo, de capa baja y con el ribete ancho diferenciado en tonos teja. Limpio pero con poco brillo. Lagrima abundante, ancha y de caída lenta que apenas tinta la copa. 

Nariz: Intensidad media, un poco apagada. Ha perdido la nitidez y frescura de sus primeros años tras su salida de bodega, a cambio nos regala la serenidad y madurez de una buena evolución en botella. Aun queda un rastro de fruta bastante evidente que se hace notar entre los terciarios. Se trata de una fruta muy reducida que deja aromas de frutillos rojos alicorados y en confitura, junto a frutas escarchadas y flores marchitas. Después nos vamos encontrando con especias, melaza, tabaco, caja de puros y cueros. Mantiene complejidad y buena persistencia.

Boca: Entrada amplia y enérgica, demostrando mantener mucho nervio y una frescura que sorprende en contraposición de la madurez percibida en nariz. Cabalga sobre una acidez fina y penetrante que vertebra un recorrido largo y persistente, inundando la boca con modales finos y elegantes. Taninos afilados y muy vivos que le confieren buena estructura. Paso de boca redondo y equilibrado, de tacto aterciopelado y agradable, en el que la fruta recupera protagonismo mostrándose más tersa y crujiente, en una sucesión de frutos silvestres, guindas escarchadas, cascarillas de naranja y notas alicoradas. Los terciarios no son tan contundentes, aunque siguen marcando el carácter más clásico, con especias, tabaco y cueros, conduciéndonos a un postgusto intenso y persistente que nos deja buenas sensaciones.

Primera añada que incorpora la garnacha, marcando un estilo más fresco, sobre todo en boca. Particularmente me quedo con el estilo de antaño, aunque sin duda, sigue siendo una referencia indiscutible.

Color rojo granate de ribete algo anaranjado, capa media.

Intensidad media, estado juvenil y fresco, predomina al inicio el torrefacto y café, fruta fresca negra, ciruela, mora. Más especiado que láctico. Mucha fruta en nariz con el tiempo. Domina el fruto rojo fresco con el tiempo, cocos leves. Madera muy bien puesta.

Boca con acidez equilibrada, cuerpo medio, vino de paso fluido, tanino maduro y menos marcado que el 2009, final persistente, ciertas notas licorosas finales y algo de volátil que le hace muy placentero en boca. Muy disfrutable. Más vertical que horizontal. Buen volumen.

Hay otro perfil que no cambio de estilo en este vino. Es profundo y sereno pide tiempo y espacio. Surgen en la copa unas notas procedentes del tostado de la barrica, ricas e inteligentes. Se aprecia la Garnacha le da un punto de fruta roja pizpireta, muy alegre y viva. Ricas especias de fondo, casi un manto de flores de hierbas medicinales y monte bajo, balsámico y profundo. 

En boca se muestra grande y amplio, con garra, tanto del tanino como de la acidez y de una sabrosa fruta, todas ellas pensadas para la madurez y para la evolución, crecerá en la botella aunque ahora se deja disfrutar.

Varietal, con estilo Rioja Alta, jugoso, frutal, especiado, mineral...

Un tinto con mayúsculas que siempre da lo mejor de sí mismo, que envejece bien, pero que desde el momento que sale al mercado muestra equilibrio. Sin excesos ni sobreextracciones, manteniéndose fiel a lo que fue y a lo que afortunadamente sigue siendo. esas relaciones calidad/precio sobresalientes.  

Color cereza, derivando claramente a un color atejado propio de su edad, limpio, lágrimas gruesas bañan la copa en su lenta caída.
El tapón de corcho se parte por la mitad al abrir la botella, quiero pensar que a lo mejor su conservación en la gran superficie en la que lo compré no ha sido la más adecuada, jamás un tapón de ésta casa me falló.
En nariz aromas a fruta madura, moras, ciruelas, arándanos, incluso un fondo de fruta pasificada, alguna nota cárnica, vainilla, aparecen notas especiadas como la pimienta, el clavo. Con el paso de los minutos y la aireación aparecen notas de tabaco, frutas en licor, nueces, una nariz muy expresiva.
En boca es un vino goloso, elegante, equilibrado, acidez viva que te hace repetir copa sin dudarlo, taninos pulidos, la madera bien integrada junto a una fruta fresca y de calidad, persistencia media /alta.
Beber Viña Ardanza es competir a caballo ganador, buena fruta, adecuada crianza y precio razonable, eso sí, éste vino me dio alguna señal de cansancio, de indicarnos que su plenitud ya está aquí y ahora y que no esperemos más para disfrutar de él.

Un extraordinario riojano con gran regularidad en una muy buena añada. Rojo picota, buena capa y mantienen tonos violáceos de juventud. Nariz que se muestra con intensidad desde el inicio, aunque se abre aún más con la aireación. Conjunto complejo y elegante, clásico de Rioja con algo más peso de fruta ,fruta madura, junto a especias como el clavo,canela, vainilla,pimienta blanca, regaliz negro, café, finos cueros, ebanistería, tabaco y un sutil fondo mineral.

En boca es también elegante y equilibrado, fresco por la Garnacha probablemente, buena acidez que le augura larga vida, tanino que tiene capacidad de mejora, en un conjunto frutal y especiado en el que retorna lo ya percibido en nariz, con toques amargos que lo hacen muy bebible.

Todo un clásico renovado a caballo entre los nuevos y viejos Riojas.

  Color rojo cereza con ribete grana tirando a atejado con apariencia de algo cansado.

  Nariz algo clásica con intensidad, muy especiado con recuerdos de pimienta negra y clavo. Fruta licorosa (cerezas, moras). La crianza presente con sensaciones de tabaco negro, cuero, cacao.

  En boca es fresco (se supone que la garnacha algo tendrá que ver), con buena acidez, otra vez la fruta licorosa como en nariz. Taninos pulidos y golosos, marcados especiados y balsámicos. Final largo y sabroso.

Es que este vino es un segurín. Me encanta y tiene una regularidada y calidad tremenda, con un toque a caballo entre lo clásico y lo moderno.

La nariz es fresca, a pesar de tener ese espíritu clásico. Fruta roja compotada, con toques de cuero, tabaco, maderas finas y guinda en licor. Surgen las especias dulces y picantes, con pimienta negra, clavo, vainilla, nuez moscada... Aromas ligeramente cárnicos, café, mineralidad y tierra húmeda, lácteos muy sutiles, flores y unas notas vegetales refrescantes.

En boca tiene una buena entrada con esa fruta y las notas de tabaco y gunda en licor. Muy buenos amargores, acidez muy refrescante, con esas abanico de especias dulces y picantes (clavo, nuez moscada, pimienta roja y negra, clavo...). Los tostados salen a la palestra con notas de café, suaves lácteos, flores, mineralidad, ahumados, sutiles notas de cuero... Muy complejo y con vida aún. Tiene esqueleto y estructura para aguantar unos cuantos años, aunque ahora está tremendo, con ese tanino meloso que tiene. Postgusto largo con notas de tabaco y balsámicos.

Un vino muy grande que evolucionará de maravilla y al que esa garnacha de La Pedriza de Tudelilla le ha dado un toque más freco.

Atractivo color rojo picota con bastante capa, brillante, limpio y con ribete violáceo. Muy en la nueva línea de este vino iniciada con la añada 2001, en nariz se muestra con una buena intensidad aromática, con las notas primarias muy presentes de frutas maduras -cereza negra, moras, grosella- y frutas en licor, todas ellas aderezadas por los aromas especiados -pimienta negra, canela, nuez moscada, vainilla-, de caja de tabaco, ebanistería fina, de caramelo solano y notas balsámicas, provinientes de la controlada crianza en roble americano. En boca tiene una entrada bastante delicada y sutil, con los taninos ya bastante pulidos, pero se va haciendo grande y ganando peso en el paso por boca mostrando una buena estructura y un final batante largo, fresco y persistente. El regrogusto es bastante complejo y dulcemente especiado. Una muy buena añada que dignifica el 75º Aniversario de este gran vino.

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