Hoy me plazco en colgar mi valoración n° 700. Se trata de este Bodegas Bilbaínas Vieja reserva de 1955, uno de esos vinos que se hacían antaño en la Rioja, diez años de crianza en barricas y otros tantos en botella en los calados de la bodega, algo desgraciadamente impensable en la actualidad. La botella presenta un buen nivel de líquido justo en el inicio del cuello, mucho mejor que la catada hace tres años. Tuvimos la fortuna de poder abrirla con el abridor estándar de tijeras y sacar el tapón íntegro (para flipar...), compacto y tintado en 3/4 de su longitud. Dejamos respirar el vino por espacio de dos horas y media y procedimos a su valoración a 17.5°C.

VISUAL: Muestra un impactante color rojo cereza de capa media-alta (ojo que es un 55!!) con el ribete amplio y de tonalidad ocre-atejada. Sin presencia de lágrima (94).

OLFATIVA: A copa parada te apabulla con intensas fragancias fúngicas de trufa negra y otras más frutales (higos secos). Al agitar el líquido es donde nos enamora transportándonos a una casa abandonada en medio de un bosque otoñal al amanecer, con aromas a hojarasca húmeda, flor marchita, desván y naftalina, fondo de armario, polvorilla, con unos finos especiados de pimienta de Jamaica y clavo. Seguimos olfateando y aparecen herbáceos de laurel, té negro y montebajo, apuntes animales (crin de caballo, sanguíneos) y una extensa pátina más terciaria: Chocolate negro, duelas envinadas, café tostado, cuero viejo, tabaco de pipa y un fondo amaderado de mucha calidad en donde el roble se muestra majestuosamente. Por Dios, qué exquisitez de nariz, acojonante en complejidad y de intensidad media-alta lo cual nunca dejará de sorprendernos en vinos de 64 años. Bárbaro!! (97).

GUSTATIVA: Algo excepcional al paladar, tremendo ataque, alta acidez y descomunal amplitud. Suave y aterciopelado donde los haya, cremosito e hiperamable. Paso por boca sedoso, con unos taninos finísimos que el tiempo ha moldeado y que le confieren una elegancia extrema y nos proporcionan un disfrute inusitado en boca. Retronasal que devuelve aromas a pan de higo y ciruelas pasas así como sutiles y deliciosas notas amaderadas muy dulcificadas. En el post-gusto es donde te embelesa con su delicadeza y con esas notas viejunas a desván y humedad aderezadas con un toque trufado excepcional. Por si fuera poco persiste en boca durante tres minutos y veinte segundos de puro deleite. Una vez más se ha obrado el milagro y tras una excepcional cosecha y 20 años de mimos y exquisitos cuidados, la uva y la madera se han ensamblado en un celestial equilibrio, formando un solo ente, una sola alma. Menuda joya de vino amigos, excepcional añada la del 55, demostrado inexorablemente con ejemplos como éste. Alucinante lo que fueron capaces de crear nuestros queridos maestros riojanos en aquellos maravillosos 50. Viejuno eterno, sin fecha de caducidad, un maravilloso enterrador... (97).

La RCP fue sin duda excepcional. Esta botella nos costó en Noviembre de 2016 27 euritos. Increíble, pero a veces estas cosas pasan ):

MARIDAJE: Lo disfrutamos en tres ocasiones: con un chuletón de 700 grs de ternera local al romero, con nuestro surtido de ibéricos y finalmente con unos entrecottes a la salvia. Brutal con el chuletón pues los apuntes animales empatizaron maravillosamente en ambos sentidos. Con el jamón ibérico, los embutidos y con el queso curado de oveja fue una vez más algo soberbio pues tuvimos alucinaciones celestiales, no digo más... Y por último, el maridaje con esos jugosos entrecottes a la salvia, tremendo!. Notas cárnicas y herbáceas en total armonía con las fragancias fúngicas y amaderadas de nuestra joyita viejuna. Uno de esos vinos que se disfruta por partida doble pues aparte de su increíble "maridabilidad", sabes que a cada sorbo estás saboreando algo único, una obra de arte sensorial. Por eso lo he elegido para celebrar mi valoración 700 de vinos, está a la altura. Tremenda la ilusión que me hace ir acercándome al número 1.000... todo llegará ):

Larga vida a los Viejunos !!

Salud-os!!

Ésta va a ser la primera de tres catas de viejunos que nos tomamos en una paella entre buenos amigos. Abrimos un Bodegas Bilbainas Vieja Reserva de 1955, un Contino Reserva de 1981 y un Rioja Alta 904 Gran reserva de 1995. Este Vieja Reserva (con un nivel de líquido apenas un centímetro por debajo del cuello) lo dejamos respirar por dos horas antes de su cata a 18°C. El tapón lo conseguimos sacar con mucho esfuerzo con la ayuda del abridor de lamas aunque algo nos cayó en el líquido. Veamos:

VISUAL: Nos enseña su color rojo atejado, brillante y cristalino, sin turbidez y de capa media-baja. El ribete es de un tono ocre rojizo muy integrado en el resto, sin apenas diferencias. Muy buena presencia para su edad (92).

OLFATIVA: A copa parada resulta balsámico y un tanto frutal. A agitar la copa…buffff!!... Qué pegada!! Muestra apuntes licorosos y todo un desfile aromático del cual disfrutan nuestras pituitarias: especiados de clavo, fenogreco y pimienta negra, herbáceos de eucalipto y hierbabuena, notas frutales a ciruelas pasas e higos secos, apuntes fúngicos de trufa negra, cítricos de piel de naranja y cómo no, los apuntes terciarios. Finísimos tostados, chocolate, caja de puros y cuero curtido. Complejidad brutal, armonioso por definición y de intensidad media-alta!. Bárbaro en nariz, como si el tiempo se hubiese detenido (97).

GUSTATIVA: En boca se antoja acariciante, fresco y con una acidez envidiable. Está libre de pecado, sin aristas, bendecido por el buen saber hacer de esta maravillosa bodega, con unos taninos que se asoman tímidamente, mágicos, invisibles pero asombrosos. El paso por boca es pura seda, mullido, más esférico que redondo, tridimensional. En retronasal nos recuerda su edad y su añada, 61 años desde esa excepcional cosecha del 55 y con sus diez años de crianza en barrica, ¿cómo no va a salir un vinazo?. Encontramos notas de flores marchitas, duelas envinadas, algo de chocolate y un toque fúngico trufado. De persistencia media-alta, unos dos minutos y medio. No se sabe hasta cuando permanecerá en este excelente estado, pero creo que nos puede enterrar a todos sin despeinarse. Vinazo de los de verdad, pura armonía, increíble pero cierto, que gran disfrute compañeros (96).

La RCP fue muy buena aunque pagamos por esta reliquia 44 euros en una subasta. Valió la pena.

El maridaje fue nuestra socorrida paella de pato y costilla con caracoles al fuego de leña. Debo confesar que esta botella cayó antes de acabar la paella, nos la ventilamos sola con un gran disfrute del vino por parte de todos los comensales. Qué maravilla de Rioja y qué estupenda añada!!

De nuevo alguien que sabe compartir saca de la chistera otro pedacito de la historia del vino español. Más viejo que un servidor -lo que comienza a ser bastante- aparece vestido de color rubí, con media capa y abundantes destellos teja. La nariz tiene un claro y definido perfil clásico, con toques de cueros viejos, algo de trufa, flores ajadas... el frecuente bouquet que presentan los vinos de la zona. La fruta es tenue, algo licorosa, roja y mantiene cierta frescura. En boca entra bien, sigue manteniendo cierta materia, si bien el paso es fluido, acidez media, suaves amargos, largo y con carácter.