Y con enorme ilusión vamos con esta botella, la primera de tres que nos hemos podido agenciar. Hace un añito pudimos degustar la añada 1952 y fue algo maravilloso. Éste es un vino con unos 8 añitos de crianza en barricas más cinco en botella en los calados de la bodega antes de salir al mercado. Nivel de líquido excelente, apenas un cm por debajo del corcho. La abrimos con el abridor de lamas y el tapón salió impecable, tintado al 100% de su longitud pero muy compacto. Esperamos dos horas y 45 minutos antes de proceder con su valoración a 18°C. Todo buenos presagios...

VISUAL: Color rojo picota de capa alta, con un ribete atejado en tonalidades ocres y cobrizas. En este caso no apreciamos lágrima, algo más o menos normal en vinos tan antiguos. No obstante, colorazo para su edad (97).

OLFATIVA: Es increíble, pero tras 68 años aún transmite de entrada aromas de fruta en compota y pasificada, a mermelada de arándano negro y uvas pasas. Agitamos y desenvuelve toda una pátina terciaria, con fúngicos de níscalo, flor marchita, hojarasca húmeda, musgo, armario cerrado y desván, fragancia eminentemente viejunas. Ahora nos viene un pelotazo dulzón, con recuerdos avainillados, con algo de coco y con un puntito de mermelada de cereza. Qué complejidad por Dios, ¡qué pasada!. También encontramos notas de chocolate negro, de tabaco inglés y por supuesto de la madera, una ebanistería fina elegante y sutil, aderezada por apuntes herbáceos de té negro, con un toquecito de caramelo tofee y aportando unos increíbles tostados y ahumados de fondo. Fabuloso en nariz, de intensidad media alta y con los descriptores perfectamente definidos (98).

GUSTATIVA: ¡¡Madre de Dios!!, qué pegada que tiene este vinazo. Fantástico, con una acidez controlada y una carnosidad brutal. El aspecto y el colorazo que tiene se traslada a la fase gustativa sin duda. Opulento, amplio y bastante licoroso, menuda entrada amigos. Qué maravilla, espléndido, con un tanino dulce y comedido, potente, corpulento y a la vez aterciopelado en su paso por boca. Además frutoso a más no poder, escoltado por esos exquisitos tostaditos...uhmmm... ¡Qué joya!, no sé como explicarlo, es un vino tan equilibrado, está tan bien hecho... que vamos, le voy a otorgar la máxima nota definitivamente. En retronasal asoman fragancias de flor marchita junto con exóticos especiados de fenogreco y nuez moscada. Y el post-gusto apoteósico, de gran frutosidad, con el arándano negro intenso, moras, uvas pasas, todo aderezado con los recuerdos de guindas en licor, de duelas envinadas y con la madera omnipresente... A cada sorbo me doy cuenta que he encontrado por fin un vino perfecto en boca, algo estratosférico. La amabilidad, el equilibrio y la armonía entre la fruta y la madera es perfecta. Hemos comprado tres, esperemos que las otras dos estén igual. Vinazo de una añada excelente en la Rioja, con una persistencia de 3 minutos, una auténtica obra de arte, transmitiendo muchísimo placer, lo vamos a disfrutar como enanos. Un 100 en boca porque se lo merece, un auténtico portento, en el podio de los mejores vinos disfrutados hasta el momento (100).

La RCP visto lo visto, un vino perfecto en boca... ¡excelente! (pagamos unos 51,5 euros por cada botella con transporte incluido).

MARIDAJE: Abrimos la botella con unos lomitos de cerdo al tomillo en salsa de piña. Otro día acompañó unas deliciosas lentejas con costilla, y nos lo terminamos con nuestro recurrente y tremendo Porterhouse steak de 1 Kg con unas alcachofitas. Fabuloso con todos los platos, pero el maridaje del primer día me pareció fantástico. Las notas cárnicas, herbáceas y tropicales armonizaron exquisitamente con los apuntes frutosos y licorosos de nuestro vinazo. Inolvidable experiencia, inolvidable botella, ¡¡un 100!!.

VIDEOCATA:  https://youtu.be/t29PCTPYowU

Salud-os!!