De color amarillo dorado, reflejos dorados, límpido, glicérico, lagrima densa de caída lenta.

Elegante nariz de intensidad media-alta, notas de evolución, bastante ajerezado, seco, notas salinas, ebanistería/madera nueva, fruta de hueso madura de fondo, con un toque dulce de orejones, un poco amielado, frutos secos, un poco anisado, toques de flores blancas y mineral.

En boca tiene una entrada amable, es glicérico, graso y cremoso, con volumen, una acidez muy equilibrada, seco, notas de frutos secos, fruta de hueso madura y algo licorosa y tostados finos, con un punto salino y mineral, cítrico compotado, final ligeramente amargoso y tostado y postgusto medio-largo.

Color amarillo dorado con reflejos dorados, aspecto brillante. 

Nariz elegante de intensidad media, con presencia de notas cítricas de pomelo, fruta de hueso madura, melocotón y orejones, carne de membrillo, suaves notas de ebanistería. 

En boca se muestra con buena acidez, notas florales acompañando a la fruta de hueso madura, fina, cremoso, con un cuerpo medio, de final suavemente amargoso con recuerdos de madera de buena persistencia. 

Pocos vinos dan tanto placer por el precio que cuesta como este blanco riojano.

Color amarillo dorado de media intensidad.

En nariz lógicamente tiene evolución, pero gusta esa evolución, notas salinas marcadas, fruta amarilla madura (ciruela), toque cítrico, flores blancas, la crianza elegante con notas especiadas, fondo mineral.

En boca es seco, graso, la acidez es excelente y aguanta la estructura del vino, notas de frutos secos tostados, flores blancas secas, fruta blanca y amarilla, especias, salino y mineral, final largo.

Claro, compararlo con el 91 que tomamos es injusto pero...es así. Tremendo, jerez pleno en nariz, seco, almendrado, membrillo acido en boca, pomelo, florecitas blancas, algo salino, mineral, regaliz, que acidez¡¡¡ años de vida, viura estilo clásico, grandes blancos de guarda

Está pletórico ahora. Poderoso y potente en nariz. Destacan toques amontillados marcados, también en boca, puros, al principio muestra matices más golosos, rosas, fragancia y perfume, pero luego tiende a ceder hacia los terciarios, tabaco y frutos secos. Tiene un peculiar aroma de fruta amarilla difícil de describrir, en sazón, distinto. En boca tiene volumen, estimula, sin fisuras, equilibrada evolución bucal, largo, final tostado, me gustó más que 2001

Poco que añadir a la nota de cata de Limonero, es precisa y describe magníficamente el vino. Sólo sumar un voto más para este vino maravilloso que promete muchísimas cosas, pero que ahora ya es alucinante. Cada vez me fascina más la Viura y lo que algunos viticultores y bodegueros son capaces de hacer con ella en Rioja, para mi es la "Gran Blanca" española y sé que hay otras muy grandes en este país. Increíble la acidez que tiene este vino, qué longitud en boca, cómo engancha.. Lo despacio que "pasan" otras botellas y lo rápido que desaparece ésta. Una delicia.

De color amarillo dorado, intenso, limpio. Reflejos cobrizos y anaranjados, vivos, mucho brillo. Hay la habitual sensación glicérica, cantidad de lágrima, fina, permanente.

Complejo, muy exigente en sus inicios. Viene marcado por un apunte reducido a moho, trasiegas, duelas envinadas, que puede dar a pensar que hay problemas de tca. Para nada!! El vino mantiene esa austeridad original de la bodega basada en una finísima nota amaderada, sobre la que se asientan la cúrcuma, flores blancas y un apunte de fruta madura de fondo (orejones). Delicado, sutil, puro pero esquivo, con una gran capacidad sugestiva. Se intuye más de lo que se percibe: salmuera de limón, pomelo, césped recién cortado, hiedra, cabello de ángel, membrillo confitado, almendras amargas, anises estrellados... Está embutido de descriptores que se resisten a hacer acto de presencia. Da la sensación de estar ante un vino comercializado de forma prematura.

En boca se presenta con un chispazo de acidez, crujiente, matizado por una textura untuosa. Tenso, vibrante, ligeramente amargoso, marcado todavía por su crianza en barrica que se deja notar en un apunte tostado y cremoso de fondo. No es un vino perfecto; aún no lo es. Está crudo, por hacer, pero brilla por sí mismo. Se queda enganchado al paladar con un final larguísimo y un retronasal en el que bascula entre el dulzor de la fruta y el aporte cítrico y ácido. Vinazo!!!

Sin novedad, y es que de nuevo tenemos que hablar de una grandísima añada. Pero cómo explicar lo que la bodega está consiguiendo cosecha tras cosecha, engarzando una perla tras otra para labrar la que es por derecho propio la gran obra de orfebrería en blancos de Rioja. Estos vinos merecen ser considerados como históricos desde el mismo momento en que han sido comercializados. Son incomparables en su estilo, imbatibles en precio y desafían el sentido común al compararlos con cualquier otro asunto que tengamos entre manos como inversión de futuro. Las diferencias de calidad entre el blanco reserva y el gran reserva se ha ido estrechando cada vez más.

Muchas veces se habla de tal o cual añada histórica, del 42, del 59, del 64, y no nos damos cuenta que a pocos metros de casa podemos hacernos con un vino a la altura de cualquier mito pasado. Más que vino de guarda se trata de vino de almacenaje. Reservar unas cajas de algo con este nivel como mínimo tiene que alargar nuestra esperanza de vida. Es pronto para hacer un valoración más amplia pero hay que sentirse afortunado de poder disfrutar de algo así. El Tondonia blanco es uno de los granes vinos del mundo.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2015/12/vina-tondonia-2002-blanco-reserva.html