Precioso color rojo rubí de ribetes atejados con algún destello anaranjado.

Nariz de media intensidad que se muestra desde el primer momento en todo su esplendor. Tremendamente fino y complejo, queda una ligera fruta roja en confitura, como caramelizada y unos ligeros toques anisados, pero destaca esa fabulosa serie de terciarios que sólo estos vinos adquieren con los años. Ligeros especiados, maderas finas, humedades, marroquinería fina.

En boca se describe con cuatro palabras: finura, elegancia, acidez y redondez. El paso es suave y placentero y sorprende por su acidez que le da una vivacidad increíble. El final es largo y deja recuerdos especiados en el posgusto. No decae en copa y se muestra en plena forma mientras nos dura la botella. Taninos sedosos y elegante redondez.

Cada vez que pruebo un gran Rioja con años me convenzo de que hay pocos tintos en el mundo que puedan envejecer con esta elegancia y solemnidad. Hacen que te plantees y te preguntes muchas cosas, pero sobre todo que disfrutes del momento como algo único. No puntúo porque con más de 40 años no hay grandes vinos sino grandes botellas. Y esta ha sido grande, muy grande. Mil gracias Andrés.

Color granate muy intenso, con ribete ocre atejado, acredtando en nariz excelentes sensaciones aromáticas, a la buena fruta negra, hay arándonos y ciruelas maduras, también moras silvestres, en conjución con otros aromas no menos agradables a cuero y trufa, algarrobas, también otras a café de gran calidad, y madera de caja de puro, así cedro viejo; su paso por boca es de superior factura, largo, carnoso, afrutado, con acidez, que a pesar de sus años mantiene viva este vino, con armonía y elegancia, un vino filo y aterciopelado, una pura orqueta todo al unísino, nada desequilibrado, todo redondo; concluye el recorrido dejando en el retronasal recuerdos a la fruta, que se pierde poco a poco, un enorme vino que como dice Bosos es para meditar, y como dice Bosco para recordarlo en los siglos por los siglos.

Rojo cereza de buena capa con pequeño ribete teja anaranjado, impresiona su color después de 50 años. Nariz algo cerrada al principio mostrándose compacta y plena. Hay aromas de tueste de fruta negra – roja con toques caramelizados, orejones, pastel horneándose, confitura amarga de naranja, flores marchitas, hojarasca, humus, corteza de árbol en descomposición, incluso lácticos afrutados, hierbas finas, hinojo evolucionado y en el final de nariz se percibe una magnifica sensación ensamblada con las anteriores de marroquinería y guadarnés. Hay mucha riqueza aromática que va a más con la aireación, muy unificada y el vino te va enseñando un sutil camino por donde seguir con tu incrédula nariz, que siempre acaba con un recuerdo de nardos blancos. En boca se nota la mano de la Casa, con una excelente acidez que acompaña al hollejo de fruta roja madura, toques carnosos afrutados ( y con esta edad ), evolución y posgusto con rasgos algo secantes, ligeros y tenues sensaciones de anisados por retronasal. Impresionante y con aguante en botella. Estos vinos te hacen meditar sobre muchas. ¡ Que cincuenta tacos tan bien cumplidos !.

Color teja de media capa.
En nariz aromas de buena intensidad y elegantes a frutos rojos,cueros, torrefacto, especias.
En boca tiene una entrada fina que va aumentando con suave cuerpo y buena acidez y taninos muy bien emsamblados y delicados con buena persistencia. Muy bueno