Botella degollada en el Encuentro Verema tras 224 meses de crianza (18 años y 8 meses).

Dorado intenso brillante, burbuja pequeña y escasa.
La nariz es medianamente intensa y muestra una mayor evolución que otras añadas, pero es una evolución deliciosa. Las notas de la crianza se hacen más patentes, especias, hongos, tierra mojada, bollería, crema pastelera. Con al aire van surgiendo los recuerdos minerales, de flor seca y fruta madura, además de unos ligeros ahumados. Complejo y sutil.
En boca sorprende de nuevo por su finura, acidez y perfecto desarrollo, se van notando los años pero se notan para bien. Cremoso y directo, con un final elegante y duradero quedando recuerdos ahumados y minerales. Frutos secos amargos en posgusto. Carbónico maravillosamente integrado.
Este 93 va denotando poco a poco el tiempo, pero lo hace con una grandeza superlativa, dejando entrever las notas de la crianza pero con la máxima sutilidad, muy poco a poco. Solamente con decir que nos recordó al Louis Roederer Cristal de la misma añada está dicho todo. Un vinazo lleno de finuras y grandeza.