En esta ocasión el vino mejora. Sin perder elegancia y sobriedad, gana en expresividad frutal amarilla. Más integrado y franco en nariz que la primera cata.También mejora en boca, gana persistencia y equilibrio. Guardaré la botella que me queda para dentro de unos años. El 5% es Malvasía, claro..
Y es la segunda, tras la impresión del 2011. Le falta algo de intensidad en nariz y en boca. Muy cerrado al inicio, se abre pero con mucha timidez. Las sensaciones de fruta amarilla son tenues, su cremosidad y sensación láctea , también. Tiene integración y cierta elegancia. En boca vuelvo a sentirlo así, algo corto, sin resultar emocionante, aunque de nuevo ciertamente distinguido
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