Vino encerrado en una botella bordelesa que está vestida con una etiqueta de diseño moderno y que se ha hecho propia de la casa. Correcto el corcho que la cierra que está impregnado de vino en la cara en contacto con el mismo.
A la vista un color rojo picota de capa media alta. Limpio y brillante. Fina y lenta lágrima que se desplaza por el cáliz de la copa con pereza y al que de momento tinta. Ribete granatoso.
En nariz frutas rojas y negras del bosque en sazón. Ligeros ahumados de su contacto con la madera de su crianza.
En boca está elegante, sabroso, equilibrado, con volumen, carnosidad y abundante fruta. Con la elegante madera de su crianza sin tapar su buena fruta. Notas de mineralidad y pimienta negra. Con los taninos domándose. Mantiene una fresca acidez que invita a beber y que le otorgará años de vida. Muy grato, potente y elegante paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,15 minutos.
Color intenso con borde morado, lágrima abundante y densa que tiñe la copa, capa alta.
En nariz es frutal, incluso algo perfumado, mineral, tierra, ceniza, ahumados, especias dulces, pimienta, algún toque vegetal, tinta, una nariz con muchos matices.
En boca tiene una entrada densa y gruesa, buen cuerpo, amplio, envolvente, equilibrado, taninos presentes, buena acidez, con un post gusto largo.
Yo lo veo como la evolución del Emilio Moro, igual de bueno pero con mas estructura y cuerpo.
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