Botella bordelesa típica de Emilio Moro pero con etiquetas aparentemente modernizadas.
Cierre de corcho grueso y largo pero con apariencia aglomerada algo extraña (es posible sea un corcho con tratamiento antiTCA aunque no lo pone explícitamente). Por lo indicado, parece encorchado, para su salida al mercado, el 10/17 (octubre pasado, es decir, lleva poco más de 4 meses embotellado).
Visual
Picota de capa alta de alta intensidad, ribete granate-transparente con destellos entre rubí, morados y cereza, limpio, brillante y de buena y abundante lágrima de lenta caída. (9)
Nariz
De buena intensidad. Aromas a fruta roja pero, sobre todo, negra ligeramente madura (es decir, sin excesos y conservando frescor), flores violetas y azules, regaliz, algo de vainilla, clavo, especias varias, maderas de calidad en segundo plano, toffee, chocolate amargo, herbáceos y unos mentolado-balsámicos muy interesantes. Bien de complejidad aunque noto aún el vino demasiado joven (como es lógico pues lleva embotellado desde octubre de 2017). (8,7)
Boca
Ataque frutal, potente y sorprendentemente suave en la tanicidad, de notable acidez, sabroso, jugoso en boca, de buen volumen sin ser excesivo y de buena fluidez en el paso por boca; densidad media plus, buen cuerpo y estructura que se perciben ya en su juventud. Paso por boca vigoroso con un buen fondo de regaliz, especias, maderas finas y algo de chocolate amargo. El final es de buena longitud con fruta roja y negra no muy maduras, buen fondo de madera y vainilla que lo redondea estupendamente bien; en vía retronasal reaparecen notas balsámico-mentoladas así como clavo, laurel y algunos herbáceos que lo rematan excelentemente bien. (8,9)
Tomado en restaurante-asador el pasado domingo acompañando un excelente entrecot braseado (y a buen precio, 23€ la botella, en un vino que, PVP, ronda los 17-18€ tranquilamente en tienda).
Es muy joven aún, le falta evolucionar 1-2 años para estar en plenitud, pero la gracia es que es un Crianza Ribera que, con 2 años y medio, ya está bebible, con muy buena fruta, acidez y un tanino muy bien trabajado. Un vino que necesita botella pero al que, además, auguro un prometedor futuro en botella (pienso que mínimo 7-8 años puede, bien conservado, aguantar sin problemas estando aún bien para disfrutar). Buena RCP.
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