Parece café, color caoba con ribete atejado, capa media

Intensidad media alta, muy frutal, fruta roja, cereza, ciruela roja, bastante fresco, recuerdos lácticos y especiados, algo de torrefacto, canela, leche merengada, muy tempranillo en nariz. Regaliz rojo, leve aceituna, juvenil  juvenil, plantas aromáticas, lavandas.

Al mover sale más la zona, nariz perfecta!!!!.

Boca suave y viva, equilibrio perfecto entre la acidez el cuerpo y el final aromático, vino con volumen y vertical, tanino maduro y algo marcado todavía, muy sedoso y amplio, final de aromas terciarios y recuerdos licorosos leves, sabroso, boca grande y fresca.!!!.

Volvemos sobre este vino que catamos en Octubre del año pasado y que tan buenas sensaciones nos produjo. Aprovecho esta valoración para festejar mi cata de vinos número 300 en Verema. Parece que fue ayer cuando empecé en este maravilloso foro que tantos buenos momentos me hace pasar y me ayuda a desconectar (cosa que agradezco infinitamente). Pero vamos al lío. Abrimos la botella tres horas antes de su cata. El tapón salió en perfecto estado, compacto, tintado en un 90% e íntegro. Servimos a 17°C:

VISUAL: Botella con un aspecto impecable, nivel de líquido al principio del cuello y etiqueta en buen estado. Su color es impactante. Rojo picota con un ribete muy amplio un tanto atejado. De lágrima escasa, lenta, densa y transparente. De capa media-alta (91).

OLFATIVA: A copa parada maravilloso, potente, de intensidad alta desprendiendo aromas de fruta negra, ciruelas pasas y mermelada de higos. Lo ponemos en movimiento y se destapa sin tapujos: finos tostados de la madera, herbáceos de ajedrea y estragón, balsámicos de eucalipto y amables especiados de pimienta negra, fenogreco y clavo. Es una delicia apreciar como a cada sorbo aporta nuevos matices, notas viejunas a flores marchitas y armario cerrado, apuntes de regaliz, algarrobas y unos exquisitos terciarios: caja de puros, cacao, cuero curtido y café recién molido. Al final volvemos a intuir ese lado mineral pizarroso que lo magnifica enormemente. Un bouquet para alucinar de complejidad realmente asombrosa (96).

GUSTATIVA: En boca es un vinazo con todas las de la ley, "un cuasi Único del 88", no hay duda… Presenta un ataque demoledor, amplio, vigoroso, con mucho cuerpo. El paso por boca sedoso, suave y lácteo, delicioso, al más puro estilo Valbuena. Su acidez brutal, vertebradora de una estructura regia y señorial. Los taninos bastante dulcificados y juguetones, apareciendo y desapareciendo, como las Lagunas de Ruidera. Cero aristas, redondo no, lo siguiente. Esfericidad al cubo en donde encontramos un ensamblaje perfecto, pura armonía entre la madera y la fruta. "Vals vallisoletano", música celestial para los sentidos con un exquisito retronasal afrutado y mineral en donde el roble deja su impronta. La persistencia muuuuuy larga, casi cuatro minutos, de escándalo. Se me acaban los adjetivos para este vinazo. Una botella que roza la perfección en boca y sobre la cual podría estar hablando durante horas. Me ha parecido superior a la de hace un año, sobre todo en boca, ha llegado a su clímax. Que delicia amigos, los Valbuenas son mi debilidad, me consiguen emocionar de verdad elevándome a otro nivel sensorial. De esos vinos que no quieres que se acaben nunca. Parecen de otro mundo o de otra era, son algo más que un vino. Buuuufffff!!(99).

La RCP fue excelente. Conseguimos comprar un buen lote por 45 euros la botella en Agosto 2015, algo inaudito.

MARIDAJE: Para maridar semejante néctar optamos por un entrante consistente en un plato combinado de embutidos ibéricos, jamón de bellota y queso curado, acompañando unas tostas de foie de Canard con cebolla caramelizada. De segundo un arroz caldoso de costilla de cerdo y butifarra cuencana. Vamos por partes: Con el jamón de bellota fue algo exquisito, pero con el foie y la cebolla caramelizada pudimos subir al Cielo y ver a los ángeles y querubines. Qué maravilla de maridaje por Dios, untuosidad y cremosidad por todas partes. Por último llegó el turno al arrocito de costilla... otro espectáculo: los potentes apuntes cárnicos del caldoso se veían suavizados y perfectamente desgrasados con la imponente acidez de nuestro bendito caldo. De nuevo una apoteósica jornada gastronómica acompañados de un vino que raya lo sobrenatural. Para recordar. Salud-os!!

Botella con magnífica presencia y en perfecto estado de conservación. Mantenida de pie en vinoteca las 48 h. previas a su apertura. Abierta 1 hora antes y consumida a lo largo de dos horas. Sin decantar.

Corcho totalmente tintado. A pesar de ello su apertura no presentó problemas, pudiendo extraerse el corcho entero con el sacacorchos de dos pasos.

Vista: Rojo marronaceo, con ribete anaranjado, el cual marca una leve diferencia con el menisco, de color cobrizo. Limpísimo, brillante y sin sedimentos. Capa ½ alta. Prácticamente sin lagrima, de fino color trasparente.

Nariz: Muy limpia y sin notas reductivas, dejando desde el inicio aromas de enorme intensidad, los cuales se van desplegando, en toda su amplitud, con el tiempo y a medida que se incrementa un poco la temperatura de la botella.

Fruta roja muy presente, fresca, denotando aún la juventud del vino. Notas de anís y de comino, pimienta, regaliz, café y aceitunas negra. Intenso y complejísimo. En las sucesivas copas se desgranan unos suaves y elegantísimas notas terciarias de tierra, humedad, sotobosque, castañas, fúngicos, cueros. Nítido y directo; cada inhalación explota en las fosas nasales desplegando una paleta aromática más propio de un auténtico VS Único, el cual, como bien se ha indicado en anteriores comentarios, no se elaboró en el presente año. Y vaya si se nota.

Boca: Entrada suave y modulada. Con una elegancia descomunal. Paso por boca caracterizado por la tersura acompañado de una potencia controlada, que da idea de que el vino no ha tocado aún su techo. Taninos finos y dulces, acompañados de una excelente acidez. Bien ensamblado, compacto, equilibrado, con la madera perfectamente integrada. Fruta roja, patina licorosa acompañado de trufados, cuero, notas cremosas, pimienta negra, mina de lápiz, trazas vegetales … Final de enorme persistencia con retronasal en la que vuelve la fruta en licor y las notas de vainilla y canela.

Un pedazo de vino que se enmarca en la línea de otras añadas (01, 93) en las que la Casa no ha tenido ha bien -para alegría del bolsillo del consumidor- sacar a la calle el VS Único. Si lo encuentran, y el precio no se dispara, no lo duden: háganse con él.

Formidable.

60 euros.

Como despedida de las vacaciones de Septiembre, vamos a catar uno de mis vinos preferidos, un Valbuena, en este caso de la añada del 88, de la cual sólo leo maravillas. Abrimos la botella dos horas antes de la cata y servimos el vino a 18°C. El tapón salió con el abridor de tijeras sin problemas, tintado en su base pero de una pieza, muy largo y compacto.

VISUAL: La botella presenta un nivel algo bajo, medio centímetro por debajo de los hombros. De color rojo picota de capa media con un ribete entre rubi y teja. De escasa lágrima, muy densa y transparente.

OLFATIVA: A copa parada se muestra un tanto recatado, vergonzoso, mostrando eso sí notas de fruta negra, compota de ciruelas. Al agitar es otra cosa, como ave fénix, resurge un Valbuena en estado puro con una intensidad abrumadora y un sin fin de matices. Posee un marcado tono especiado, pimienta negra, nuez moscada y clavo acompañadas de un toque herbáceo de eneldo y hierbabuena. A continuación aparecen notas de frutos secos, a avellanas tostadas en concreto, con un exquisito fondo mineral, pizarroso. Por supuesto nos muestra una pátina de terciarios fabulosos con notas de café torrefacto, cacao, cueros y un sutil recuerdo ahumado de la madera que tan bien se ha ensamblado en este vino. Estamos ante un vino grande, una nariz que sobrecoge al más pintado. Exquisita.

GUSTATIVA: En boca... por Dios !!... Qué pegada señores. Impactante, corpulento, brioso, amplio, con un paso por boca espeluznante. De acidez marcada a fuego y con los taninos maravillosamente pulidos, sutilmente perceptibles. A cada sorbo nos embriaga su señorío, su sobriedad y al mismo tiempo esa redondez que nos deja atónitos. En retronasal nos aporta más apuntes de fruta madura así como un recuerdo mineral claramente apreciable, algo térreo. Por último la madera imprime su sello, el roble está mágicamente presente, ensamblándolo todo. De persistencia larga, de unos tres minutos. Si no está en su clímax muy poco le falta, pero aún así estoy seguro que puede aguantar otra década en óptimas condiciones. Un vinazo, una reliquia, como bien dicen abajo el "no Único del 88". Bestial.

La RCP es excelente pues conseguimos esta botella en una compra masiva a mi buen proveedor Rafa por 45 euros. Muchísimas gracias Rafa!!

Lo maridamos en una deliciosa cena con tres parejas de amigos. Compartió mesa con un Pruno 2012 y con un Viñas de Gaín crianza del 95. Todos grandes vinos, pero el Valbuena sobresalió por encima de todos descaradamente. La cena... pues de entrante un surtido de ibéricos y de plato principal un exquisito solomillo macerado en aceite de trufa negra durante un día acompañado de una rica salsa de piquillos. Solomillo y Valbuena...palabras mayores... Exquisita cena y mejor velada en excelente compañía.
Adjunto fotos.

De inicio, muestra fantásticamente el estilo Vega Sicilia genuino, con una nariz impresionante, muy vivo tanto en boca como a la vista, todavía de capa bastante alta para su edad.

Rojo rubí con reflejos incluso granates abriendo un poco en el ribete hacia tonos atejados, de capa media-alta, no deja ver su edad para nada.

Nariz de gran intensidad, muy fina, con mucha fruta nada dulzona dominando sobre un fantástico fondo especiado (pimienta negra, hierbas aromáticas, nuez moscada) y un punto mineral (pedernal), muy buena complejidad.

Boca potente, de gran sabrosidad y profundidad, opulento en su conjunto, muestra unos taninos firmes pero muy finos, donde vuelve a dominar la fruta roja sobre los especiados, puntas de hoja de tabaco y minerales, y remata con un larguísimo final fina y elegantemente especiado. Soberbio.

Quizá no llegue a la profundidad y elegancia de los grandes Únicos, esa nariz casi mística, pero estamos sin duda ante un grandísimo vino que aún desarrollará más sus ya grandes virtudes.

Rojo rubí, ribete rojizo, capa media-alta.

Nariz intensa y compleja, que comienza con esa preciosa reducción tan “Vega” y que pide aire a gritos. Con ese aire va desarrollando una profunda aromática de frutas rojas bien maduras, un complejo fondo especiado y mineral, trazas balsámicas y herbáceas, tonos animales, sangre, cueros, caza de pluma, maderas nobles, cedro, tabaco de pipa. Aromática compleja y elegante, de gran distinción.

En boca es un vino potente y compacto, joven todavía, da la sensación de ser uno de los Valbuena más longevos que existen, pleno de acidez y de raza, más poderoso que elegante pero sin perder la distinción de estos grandes vinos, deja un profundo final donde vuelve esa fruta y los tonos especiados, con un tanino recio y todavía por integrar pero lleno de nobleza.

Un tiempo después nos volvemos a encontrar con esta añada de Valbuena y lo cierto es que probablemente es nuestra preferida hasta el momento, es un Valbuena austero y joven, de largo recorrido, complejo, entero y poderoso, sigue por su gran camino y nos gustaría volver a verlo en 10 años. Excelente.

Ayer comprado y ayer abierto, nada, sin concesiones, el resultado, pues sencillamente el alucine de las 4 personas que lo probamos.
El corcho estaba ya bastante tocado, no presentaba derrames ni mojado en su parte superior, pero estaba muy embebido, tanto que presentaba la botella una merma de aproximadamente medio centímetro en el cuello.

El color del vino era rubí con ribete teja, bastante cubierto, muy limpio, nada de precipitados en la botella, una maravilla a la vista.

En nariz el vino era pura complejidad, expresión de la tierra, fruta, y notas terciarias muy pero que muy elegantes, seductor y a la vez algo barroco, conforme fue pasando la noche fue expresandose mejor, con más matices, en definitiva una MARAVILLA.

En boca fue impresionante, un señor, elegante, con volumen, peso, redondeado y pulido al máximo, acidez sensacional, persistencia media-alta, esférico y complementando a las mil maravillas la nariz.

Joyas como esta hay que probarlas y dejarte seducir, perder la sensación de que el tiempo existe y...

De color rubi con ribete atejado,en nariz es de media intensidad,destacando la madera,la fruta madura y un toque especiado,en boca es rotundo,sutil,taninos totalmente integrados,con cuerpo, cierta concentracion y mineralidad,ligermente glicerico,con un final fino y muy largo.(por fin he conseguido que a mi padre le guste de principio a fin y eso si que es dificil,feliz cumple).

Vino realmente excepcional de los que se beben pocas veces y de los que se recuerdan, como dice Eugenio es el Vega Sicilia del 88, y lo es con todas las de la ley.
Color picota de capa media con ribete muy cardenalicio y sin las típicas aguas de los Valbuenas, más jóvenes.
Aroma acariciante donde se conjuga sutilmente la poderosa fruta negra, fresca y de calidad con maderas suaves y equlibradas, recorriendo la gama que se desarrolla entre el puro roble y el delicado humo de puro habano. A ello hay que añadir un ligero apunte licoroso. Un toque vegetal representado por boletus y en consonancia notas evidentes de humus y hojarasca. También aromas propios de botella que son discretos.
La boca resulta estar a la altura de la nariz, es de una suavidad aterciopelada especial, cuerpo potente y con ello volumen, presencia y peso, además alta tensión. Por lo demás y como no podía ser menos la expresividad es alta ya que reproduce por vía retronasal los aromas de nariz con mucha fidelidad pareciendo más evidentes ahora la fruta y los minerales, y apareciendo chocolate a la piedra, quedando la madera en discreto segundo plano. Para concluir el final es largísimo y se caracteriza por fruta pimentada.
Vino serio y aristocrático

Rojo rubí menisco ligeramente atejado capa media-alta.

En nariz se muestra intenso, pleno, potente y complejo desde el primer momento sin ser necesaria una aireación especial. Se advierte una deliciosa fruta roja y negra de corte licoroso, ligeros especiados como pimienta negra y nuez moscada, notas de monte bajo y herbáceas y un extraordinario bouquet terciario de piel curtida, humedades, tabaco en pipa, caja de puros, maderas nobles, cedro. No para de dar y de crecer en copa. Una maravilla.

En boca es un vino casi perfecto, muy parecido a un gran “único”. Y lo es por su potente redondez. Por su excelente acidez. Por su profundidad. Por su final frutal y terciario. Por su gran persistencia. Los taninos están perfectamente integrados y contribuyen a un impresionante conjunto final donde todo es armonía. Un vino en plenitud que durará muchos años más.

Vega Sicilia decidió no elaborar Único en 1988. Bien, pues aquí lo tenemos. Esto es realmente un Único con todas las de la ley. Un vino de antología donde todo es integración, fuerza y equilibrio. Para soñar. Un mito. Le concedo el título de “Mejor segundo vino del mundo”. Para no dejar escapar.