Día muy especial. Para mi 58 cumpleaños me "auto-regalo" este Castillo Ygay 1.995, además mi primer Ygay gran reserva especial. Botella en óptimo estado, nivel de líquido perfecto, comprada en subasta en 2018, las ganas que le tenía amigos, el top de mi bodega favorita, Marqués de Murrieta, todo un mito, rematado con el premio Mejor vino del mundo 2020 según Wine Spectator (de la cual guardamos dos botellitas y otras dos de la añada 2011). Ojo, siempre fue un mito, en especial la añada 1.925 y la 1.942, de las que he leído en este foro auténticas maravillas. En este caso, con cuatro añitos de crianza en roble americano y tres añitos más en los calados de la bodega. La abrimos y esperamos 90 minutos antes de proceder con su valoración a 17°C. Pequeña odisea con el corcho que se nos partió en dos, pero al final y con paciencia, todo arreglado. Cosas que suelen pasar con estos viejunos.
VISUAL: Color rojo cereza de capa media-alta, con un amplio ribete en tonalidades ocre y teja, con un borde anaranjado. De lágrima escasa, gruesa y transparente (92).
OLFATIVA: A copa parada es pura fruta en compota, incluso percibo notas de uvas pasas, de mermelada de ciruela negra y de fruta escarchada. Al agitar nos encontramos con un viejunazo con aromas de flor marchita, fúngicos de champiñón, recuerdos como de tierra mojada y un puntito de armario cerrado y desván. Al rato nos vienen tostaditos de café torrefacto, recuerdos de regaliz de palo, medio balsámicos, y por supuesto unas notas intensas de roble de las barricas de roble americao, junto con el toquecito licoroso de duelas envinadas tan típico de estos riojitas. Ahora con matices de chocolate negro y ebanistería fina, fantástico, con ese fondo amaderado de fondo y con la fruta muy presente de inicio, parece mentira que tenga casi 30 años. De alta intensidad, complejo y con los descriptores perfectamente definidos (96).
GUSTATIVA: Amigos, qué entrada que tiene este vino. Alta acidez, muy opulento y voluptuoso, "in crescendo" en boca con esa acidez pasmosa y bastante licoroso pese a su escaso 13%, percibiendo guindas en licor y fruta roja, cereza, fresa y frambuesa muy marcadas. En el siguiente sorbo nos encontramos con un paso por boca aterciopelado, con un tanino dulcecito, muy cerca de su clímax, si no lo está ya. En retronasal nos viene la flor marchita y la regaliz mientras que en el post-gusto se muestra de nuevo muy frutoso, encuentro una vez más ciruela negra, arándanos, fresas y frambuesas y algo de uvas pasas. El tanino va asomando poco a poco, del tipo ave fénix, dejando paso a los matices amaderados de roble y a unos elegantes tostados. Está en su clímax, pero aguantará otros 20 años sin pestañear. Verdadera joya que disfrutamos como niños, cálido, frutoso, licoroso y con una madera de gran calidad perfectamente integrada y en armonía absoluta con la frutosidad y la licorosidad de esta joyita. Tremenda añada y tremendo vinazo. Con 29 años a sus espaldas (la mitad que yo) pero hecho un chaval, como yo también ):(96).
La RCP la dejaremos en buena. Nos costó en Noviembre de 2018, 83 eurazos. Ojo que ahora ya están de 180 para arriba...
MARIDAJE: Lo abrimos con un exquisito rabo de toro a la cordobesa. Otro día acompañó nuestro surtido de queso curado de oveja, embutidos y jamón ibéricos, y nos lo terminamos con un colosal Cowboy steak de 900 grs al tomillo, con pimientos, papas y all-i-oli. No sé con qué ágape lo disfrutamos más la verdad, pero con el rabo de toro, quizás por ser el estreno, alucinamos en colores, recordaré ese maridaje toda mi vida seguro. La vida tiene esos momentos que nos hacen sentir vivos y entusiasmados por estar ahí... ¡¡y que dure!!.
VIDEOCATA: https://youtu.be/nL-rN-Wv1Dc
Salud-os!!
Color rojizo algo atejado, de capa media baja, limpio y brillante, lágrima fina y glicérica. Comienza a notarsele el paso del tiempo a pesar de que el tiempo de consumo recomendado acaba de empezar.
En nariz hay una correcta intensidad de aromas con un fondo frutal de intensidad medio baja pero se aprecian especias, maderas viejas, cueros, algo mineral. Todo ello con buena complejidad y estructura peor ya en un tono menor.
En boca tiene cuerpo medio, hay fruta, hay taninos dulces, hay especias, sobre todo destaca que mantiene una alta acidez que parece ser lo que mejor ha resistido. Es elegante, estructurado pero algo decadente con esa sendación de vino ya viejuno aunque más tardíamente hay un remontado leve. Persistencia media.
Creo que esta botella no ha sido la mejor en evolucionar porque es un vino destinado a vivir como los grandes y clásicos Riojas: más de 25-30 años.
Rojo cereza de capa media-alta, sin signos de evolución. Limpio y brillante. Se decantó con anterioridad pero no había nada de poso ni de precipitado.
Intensidad aromática media. Poca fruta pero no importa. Nariz fina, elegante, terciarios dominando, cuero fino, nota terrosa, especiado, nota ahumada.
En boca se muestra inmenso, elegante, carnoso, equilibrado, con muchos matices, tanino fino, como si no tuviera 18 años, o quizás por esa razón, recuerdo medio. Para repetir y tomarlo sin prisas.
Uno de mis vinos favoritos, con uno como este me enamoré yo de este mundo. Gracias Castillo de Ygay.
Precio sobre los 35 €.
De color cereza rojizo, casi rubí, de capa media-alta. Bastante extracción en comparación con las siguientes añadas. Reflejos granatosos y anaranjados, brillante, limpio. Borde anaranjado, amplio, con grandes diferencias con el menisco.
Todavía algo cerrado y necesitado de unos años de botella. Clásico e introvertido, tímido, con apuntes de especias blancas, vainilla, tostados cremosos, pieles curtidas y algo de fruta roja muy reducida de fondo. Sutil, cambiante, algo frágil. Va ganando en perfume, pétalos marchitos, flores secas y un deje de maderas envinadas y marquetería. No acaba de desplegarse completamente.
En boca es carnoso, concentrado, dejando una sensación de vino crudo, por hacer... Taninos finos, fruta roja madura, reducida, cierta dulcedumbre, sabroso, tostados y vainillas, buena acidez. Todo lo que deberíamos esperar de un Castillo Ygay, en teoría...
Un tinto que precisa atención, a medio camino entre los Rioja modernos y el estilo más clásico de la zona. Se disfruta pero deja una sensación de poder mejorar si lo esperamos unos años más. Debería ir ganando en profundidad y en detalles pero a día de hoy es una incógnita!!! De lo mejorcito que se produce actualmente, en la línea de vinos clásicos riojanos, aunque a años luz de esos viejos Castillo Ygay GR que dieron fama a los vinos a Rioja en todo el mundo. En este momento apunta más posiblidades de guarda que el sobrevalorado 2001. Nos ha gustado!!
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/08/castillo-ygay-1995-gran-reserva-especial.html
Rojo cereja, borde atejado. Capa media-alta.
Nariz de fruta roja madura, especiada (canela), cuero de bota, madera envinada, vainilla, caramelo y tostados muy finos de la madera.
En boca tiene fruta madura, taninos integrados y sedosos. Paso muy redondo, suave y amable pero con cierta presencia, y cuerpo medio. Final amargoso, con recuerdos de las especias de la nariz, largo.
Excelente vino.
Atejado, muy atejado. Nariz fina, pero de poca intensidad. En boca, recuedos de tiempos pasados, de vinos que antes nos gustaban y que ahora poco nos aportan. El vino está muy cansado, muy ácido, muy ligero. Más allá de un ejercicio de nostalgia, pocas cosas hay en esta copa que valgan la pena.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Personalizar”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.