Cereza de capa media, borde aún picota, vivo, limpio y brillante. En nariz se despliega una paleta de notas frutales y de crianza. Hojarasca, champiñón Portobello, cerezas en licor, carne de membrillo, mermelada de moras, naranja sanguina, ahumados, carne cruda, cuero repujado, coco, café y un fondo de barniz. En boca se produce una explosión de fruta, con cerezas en licor, cáscara de naranja escarchada, moras, cecina y todo en un conjunto envolvente, con gran acidez, muy elegante y complejo. Final muy largo, ligeramente dulce y con un deje salino. En su momento óptimo de consumo, con 24 añitos a cuestas, aún tiene mucha vida por delante.

Un vino que aún se compra en el mercado y que está muy vivo (y evolucionado), y con todo lo que se espera de un Rioja clásico: intensidad de fruta, muchas especias, buenas maderas, algo de café y regaliz, pero también algo cárnico, sangre, cuero; en boca tiene la presencia y elegancia del clásico tinto riojano con equilibrio de fruta, especias, taninos, acidez...

Un grande

Botella abierta y decantada con una hora de antelación.
De color rojo picota de capa media-alta, ribete en tonos granate y lagrima densa y transparente.
En nariz se muestra intenso, donde la fruta roja se muestra muy madura con ciertos toques pasificados, también aparecen maderas finas, tostados y torrefactos, cueros, especias dulces, tabaco de pipa...
En boca en cambio se muestra mas fresco de lo que indica la nariz, todavía posee una gran acidez y los taninos aún de dejan notar, postgusto muy, muy largo, especiado, amargoso y con recuerdos de fruta roja.
Creo que todavía aguantará unos cuantos años y el corcho solo estaba mojado un cuarto de su longitud.

Después de casi 20 años se disfruta enormemente (tal vez no como unos cuantos años atrás) de este Castillo de Ygay Gran Reserva Especial de 1994, una de las ocho añadas míticas de Rioja.
Color granate oscuro de capa media-alta cubierta, con ribete teja no demasiado brillante.
Aromas primarios no muy intensos pero agradables, con cierta complejidad bien ensamblada en la que las notas de pasas se entrelazan con algo de bollería y mantequilla. Los secundarios mantienen cierta dulzura de fondo sobre la que aparecen notas de monte bajo y carne roja especiada.
En boca sedoso con paso agradable y astringencia todavía marcada en encías. Algo ácido y retrogusto quizás con exceso de sensación alcohólica.
En definitiva, un gran clásico que todavía se mantiene en forma, por el que no debe doler pagar (se debe pensar también en la parte de historia del vino que se adquiere) los casi 80 euros por el que se vende en contados sitios.

Color rojo rubí, ribete atejado, capa media, correcta lágrima. En nariz con buena intensidad aromas a frutas rojas, especias como vainilla, suaves tostados. En boca con ataque correcto, es elegante, buena integración de fruta y acidez, madera justa (no como otras añadas) y buena persistencia final.
Después de tantos años en el mundo del vino, hay que hacerlo bien o hubieras caido por el camino.

Rojo rubí intenso, ribete tejam capa media, ligeramente turbio.

La nariz es ligeramente licorosa, compotas, toques especiados. Muy rico.

En boca... ¿cómo decirlo directamente? RICO. Buena entrada, mejor paso, mejor final.
Persistente, suave, elegante, manteniendo aún una acidez perfecta.
Sorprendente el cambio de la nariz dulzona a la acidez en boca.

Esperabamos mucho de este vino y aún así nos ha sorprendido positivamente. Una joya.