Tenemos ante nosotros una botella de esas que son parte de la historia de la Rioja, 65 años a cuestas, cuando los vinos se dejaban por 17 años en barricas, algo inaudito en la actualidad por desgracia. Una lástima porque se obtenían auténticas obras de arte. Decir que tanto las viníferas como el proceso de elaboración lo he sacado de la página web de nuestros amigos "Els 12 golafres", extrapolando los datos del Murrieta reserva de 1954. No creo que hayan muchas diferencias entre la añada del 54 y la del 50 en cuanto a elaboración y "coupage". (http://vinosclasicos.blogspot.com/2013/05/marques-de-murrieta-1954-reserva.html).

Se me ha ocurrido que a partir ahora quiero dejar en mis catas la puntuación que le otorgo a cada fase de la cata para obtener mi valoración final (10% visual - 40% nariz - 50% boca).

Abrimos la botella (que presentaba un nivel de líquido muy aceptable) con el abridor de lamas e increíblemente sacamos el tapón de una pieza. Dejamos reposar por tres horas antes de la cata. Servido a 18°C.

VISUAL: De color rojo cereza virando a teja de capa media-alta sin diferencias con el el ribete. Presenta reflejos burdeos y anaranjados, muy cristalino. De lágrima gruesa, lenta y transparente.(91)

OLFATIVA: A copa parada asoman claras notas de rosas marchitas y fruta roja en sazón. De una intensidad alta, magnífica. Al agitar surgen herbáceos de estragón y anis estrellado con toques balsámicos muy agradables de eucalipto. Los aromas siguen surgiendo sin cesar, cuero curtido, sangre cuajada y un delicioso toque mineral térreo, como a pedernal y arcilla mojada. Es de una complejidad maravillosa con notas especiadas de vainilla, pimienta rosa y fenogreco. Al final nos muestra las aportaciones de la madera, como no, tras su larga crianza de casi 18 años: ahumados, roble, cuero ruso, regaliz, tabaco de pipa, cacao y fúngicos de trufa negra. Dios mío, qué complejidad, qué exquisitez. Una nariz estratosférica, casi perfecta, para recordar mucho tiempo. Por si fuera poco, el vino a las 24 horas seguía igual, impertérrito y con alta intensidad. Qué barbaridad!! (99).

GUSTATIVA: En boca no se queda atrás, es una bomba, un animal, una explosión de fruta roja en compota que inunda la estancia, con una acidez descomunal y los taninos perfectamente pulidos. Fruta y madera se han ensamblado a la perfección, todo está en su sitio. Da la sensación de que el tiempo ha conseguido la unión perfecta de aromas, sabores y texturas. Es lácteo, sedoso, amable pero opulento, un titán, con un toque mineral maravilloso. Realmente se ha redondeado de un modo perfecto, eterno diría yo. En retronasal nos muestra notas de duelas envinadas y esos balsámicos de eucalipto. También se aprecian recuerdos dulzones como de vainilla y leche de coco, muy goloso. De persistencia media, de unos 2 minutos. Un vino mágico, eterno, no se sabe cuál será su techo. Guardaremos con cariño las otras botellas. Largas crianzas capaces de redondear a la perfección estos vinos. Obras de arte sin duda. Una boca que embelesa, de una sedosidad inimaginable.(98)

La RCP, pese a conseguir algunas botellas por 59 euros cada una, la considero excelente. Estos vinos con esas bestiales crianzas costarían en la actualidad como poco entre 100 y 200 euros.

Lo maridamos con un suculento entrecotte poco hecho al foie de cannard. Una gran elección de maridaje, todo suavidad, la carne argentina, el foie y un vino aterciopelado. La parte grasa perfectamente domada con la acidez de nuestra bestia. Delicioso señores. Qué experiencia, ¿cómo no nos vamos a enamorar de estos enormes vinos? Grande Rioja!! (una vez más). Adjunto algunas fotos.