Blog de Eugenio Saenz

Quince vinos de 2010, quince momentos para el recuerdo

En los ya casi cuatro años de vida de este espacio hemos mantenido la costumbre de echar un vistazo hacia atrás en la primera entrada de cada año recordando alguno de los mejores vinos que hemos disfrutado durante la anualidad recién finalizada y así pues, y como siempre nos gusta recordar los buenos momentos vividos, aquí tienen quince vinos, quince grandes momentos del año que completa la primera década del siglo XXI. Igual no fueron todos los mejores en términos puramente cualitativos, pero si lo fueron por el momento y el lugar en que se cataron, siempre afirmamos que los grandes vinos se recuerdan sobre todo por el momento en el que fueron degustados y por eso nos agrada volver a revivirlos en los siguientes renglones.

La Grande Dame Rosé 1998

Dom Perignon Rosé 2000

Como bien sabrán quienes nos conocen e igualmente los pacientes lectores de este blog, el champagne es nuestro vino preferido y el que más veces bebemos a lo largo del año. Y si bien casi siempre bebemos botellas de esos fantásticos pequeños productores que pueblan la champaña y realizan en muchas ocasiones productos originales y de una gran calidad, lo cierto es que cuando existe la posibilidad de catar alguna grande cuvée entonces nos damos cuenta de la dimensión y de la categoría que puede llegar a alcanzar este vino que tanto apreciamos. Y eso ocurrió a mitades de noviembre en una de las mejores catas del año, en la que comparecieron ni más ni menos que 8 de los grandes champagnes del grupo LVMH. Nos quedamos con todos lo vinos que aquella cata, pero si hay que destacar dos, esos fueron estos fantásticos rosados que además suponen un tremendo salto de calidad sobre la versión "normal" de la cuvée.

La Grande Dame es un vino misterioso, de corte oxidativo, con una nariz brutalmente compleja, cambiante, profunda, digna de recrearse en ella, con un paso por boca directo, con peso, estructurado y muy vínico, que deja una huella persistente y duradera, quizá el mejor champagne rosado que hayamos podido catar junto al Dom Ruinart Rosé de 1990. Dom Perignon Rosé es otra historia, es un vino más directo, más evidente, más frutal y mineral, más sabroso, más contundente. Pero en esos registros tan distintos nos presenta un resultado parecido, ya que se trata de un soberbio vino, una delicia que prácticamente te obliga a exprimir la copa cuando se termina. Dom Perignon rosé es algo único y en esta añada no hace sino demostrarlo.

Michel Niellon Chevalier Montrachet 2008

Otra cata que recordamos de este pasado año fue la de los vinos de Michel Niellon, uno de los magos de Chassagne-Montrachet, que se encuentra entre nuestras zonas preferidas en vinos blancos a nivel mundial. En aquella ocasión, todavía en verano, nos reunimos unos cuantos amigos en un pequeño restaurante de Madrid alrededor de 8 vinos del productor y de la mano de su importador, con la curiosidad de poder catar juntos sus 6 premier cru, un ejercicio realmente instructivo además por supuesto de su gran vino, este Chevalier-Montrachet, que se mostró en todo su esplendor a pesar de su innegable juventud.

El Chevalier de Niellon es uno de los mejores vinos de la Borgoña blanca, lo cual es lo mismo que decir uno de los mejores vinos blancos del mundo. Con un equilibrio casi perfecto entre elegancia y opulencia, entre frescura y prestancia, es un vino de esos que llamamos tridimensionales en su paso por boca, una delicia que no hará más que ir mejorando año tras año y que muestra a las claras lo que resulta de un matrimonio perfecto entre la categoría de un productor que respeta el terruño por encima de todo y de un viñedo que se encuentra entre los elegidos. Un grandísimo vino.

Hermann Dönnhoff Hermanshöhle GG 2004

Un viernes, llegando el verano, visitamos con un buen amigo uno de los restaurantes que más ganas teníamos de conocer, El Bohío de Illescas, restaurante que por cierto colmó todas nuestras expectativas. Debido a que nuestro acompañante es un amigo de la casa nos dejaron aportar nuestros vinos, siempre hilando fino ya que tienen una excelente carta. Y este Dönnhoff fue uno de los elegidos. Hace un par de años en una antológica vertical, este de la añada 2004 fue uno de nuestros preferidos, algo que no hizo sino confirmarse aquel día.

Con este vino podemos aplicar las mismas premisas que con el anterior, hablamos de la conjunción perfecta entre un productor y un viñedo. En nuestra humilde opinión, Helmut Dönnhoff es el mejor productor de vinos blancos del mundo, algo que demuestra desde su Riesling trocken hasta sus Eisweins de Brücke, siempre imprimiendo su estilo, vinos delineados, transparentes, redondos, con capacidad de envejecer. El viñedo Hermanshöhle es la joya de la corona, tanto por su orientación como por su composición edafológica aunque en categorías secas y semisecas, en las más dulces Brücke impone su sello. Y si bien la añada 2004 es algo irregular en Alemania en general, esta es una gloriosa excepción y uno de los mejores vinos de la añada, una auténtica quintaesencia de lo que debe ser el riesling seco, un vino donde la acidez, la mineralidad y la profundidad van unidas de la mano. Indiscutiblemente, un vinazo.

Ganevat Vin Jaune 2002

Todos los años nos ponemos como imprescindible al menos una visita a uno de nuestros templos vinícolas preferidos, la Bodega Cigaleña de Santander. Dentro de sus vetustas paredes forradas de botellas históricas hemos disfrutado de algunos de nuestros mejores momentos como aficionados al vino. Cada vez que vamos, Andrés siempre tiene algún vino nuevo que ofrecernos, vinos diferentes, de gran interés, que casi siempre terminan por convencernos. Y últimamente está profundizando en los vinos del Jura y Saboya, dos zonas francesas poco conocidas y que tienen mucho y muy bueno por descubrir.

Ganevat es uno de los mejores productores del Jura y sus pocas botellas son muy apreciadas por sus conocedores, ya que son vinos de gran calidad, muy originales y accesibles por su precio. El vin jaune es uno de sus vinos más escasos y exclusivos, se trata de una elaboración a partir de uva savagnin, criado de forma estática durante algo más de 6 años y bajo velo de flor, embotellado en las curiosas botellas "clavelin" de 0,62l. Son vinos con una capacidad de envejecimiento legendaria, pero que también pueden ser disfrutados de jóvenes como es el caso. Un vino apabullante, lleno de intensidad aromática, de fuerza vital, de acidez, con una larga persistencia final, uno de esos vinos sobrados de carácter y personalidad que puede recordarnos un poco a los más profundos finos y manzanillas, pero siempre con su propio estilo y su propia identidad, sin duda uno de los vinos que más nos impresionaron del pasado año.

Giacomo Borgogno Barolo Riserva 1989

Otra cata que recordamos como fantástica fue la de los vinos de Giacomo Borgoño en la Enoteca Barolo. Borgogno es un productor clásico y tradicional como pocos, con una larga y dilatada trayectoria de grandes vinos a lo largo de su historia. Y además cuenta con el atractivo de poner a la venta sus "riservas", vinos de añadas viejas que con un correspondiente nuevo etiquetado y encorchado salen al mercado con una cierta garantía de consumo, aunque sea una práctica criticada por los más puristas.

Aquel día hubo dos riservas que nos encantaron y fueron el 89 y el 82, pero de ambos nos quedamos con el 89. Siempre nos decía Juancho Asenjo que es la mejor añada los últimos 25 años y lo cierto es que lo poco que hemos probado no hace más que darle la razón, este 89 se reveló como un vino delicioso, maduro pero joven, de encantador clasicismo, marcada acidez y tanino vivo y la vez fundido, un vino que nos muestra a las claras lo que es y debe ser un Barolo tradicional de manual.

Château Mouton-Rothschild 1995

De vez en cuando (menos de lo que nos gustaría), solemos reunirnos en casa con buenos amigos y amantes de la cocina y del vino para preparar unos platos y degustarlos con grandes vinos en interesantísimos ejercicios de armonías que terminan por convertirse en verdaderas fiestas enológicas. La mejor del año fue un sábado primaveral en la que abrimos una serie de vinos antológicos, dos de los cuales son parte de este resumen de lo mejor del año, el primero este Mouton-Rothschild, un tinto realmente apabullante.

Lo abrimos antes de comenzar el ágape decantándolo convenientemente y  lo cierto es que ese aire le sentó a las mil maravillas, resultando en un portento lleno de poder pero perfectamente equilibrado, esa potencia medida que tienen estos grandes Pauillacs. Quizá Mouton pueda ser el château menos regular entre los premiers, pero lo cierto es que en esta añada 1995 está espectacular, todavía en plena formación, lejos del cénit de  su curva ideal de consumo pero ya comenzando a formar parte de ella. Aquel tinto culminó una tanda de tres sublime, con el Barolo anterior formando parte de ella pues encargamos una botella el mismo día de la cata. A ver si en breve volvemos a hacer otra, reuniones como esta son de las ocasiones que quedan grabadas y que merecen la pena.

Elio Grasso Barolo Ginestra Casa Maté 1989

El sueño de una noche de verano. Así es como podemos definir a este vino. Una noche de agosto, en la terraza de un magnífico restaurante en una tranquila localidad de la costa granadina. Nuestro compañero en la cena, buen amante de los Barolos, aportó este tremendo vino. Elio Grasso es un productor clásico de la comuna de Monforte y destacan dos viñedos por encima de todos que son Gavarini Vigna Chiniera y Ginestra Casa Mate. Son dos vinos de encantador clasicismo y más que probada capacidad de envejecimiento, tal y como nos demostró este 89.

Comenzó algo tímido, pero fue de esos vinos que poco a poco y sin ninguna pausa iba creciendo y creciendo en copa, mostrando ese perfume de los auténticos Barolos que tanto y tanto nos gusta. Y en boca era un vino joven, pétreo, estructurado, deliciosamente tánico, largo y persistente, una verdadera gozada, un vino que comenzaba a estar disfrutable, que quizá uno o dos años antes todavía no hubiera estado listo. Uno de los mejores Barolos que hemos probado y uno de esos vinos que se queda en el recuerdo. De hecho, el amigo Antonio Galloni, el hombre de Parker en Italia, le otorgó 98 puntos en una cata de Barolos del 89, una de las grandes añadas de la historia, quedando entre los más destacados. No nos extraña nada.

Imperial Gran Reserva 1968

Aquel fin de semana de mayo que anduvimos por nuestras queridas tierras cántabras, además de la correspondiente y obligatoria visita a La Cigaleña, quedamos al día siguiente en Las Piscinas, el restaurante de nuestro querido amigo Fonso, con lo más granado de la Verema cántabra y abrimos unas botellas que tuvimos la responsabilidad de seleccionar. Todas salieron fantásticas, pero nos quedamos con este Imperial de 1968, botella que obviamente salió del templo del vino Santanderino.

Se trata de una de las mejores añadas históricas de este vino y lo cierto es que se encontraba en un momento inmejorable de consumo, con un equilibrio especialmente en boca soberbio. Vino complejo, con múltiples matices en nariz, con esos delicados terciarios intrínsecos de estos vinos, pero con una acidez y una viveza en boca que sorprenden y maravillan. Largo, redondo, estructurado, todo un auténtico recital de lo que esperamos de un Rioja de época, una de las mejores botellas de Imperial que hayamos probado. Como curiosidad destacar que en una antológica vertical de este vino que realizaron los colegas del “mundovino”, este 68 quedó en segundo lugar tras el 47, que por lo visto rozó la perfección. Y no hace sino conformar la calidad legendaria de esta referencia de CVNE, que con Viña Real forma un tándem histórico no solo del vino riojano, sino español y mundial. Enorme vino.

Castillo Ygay Gran Reserva Especial 1959

Continuando con una espectacular tanda riojana, es justo reseñar como una de las catas del año la de Marqués de Murrieta. Con la presencia de su enóloga María Vargas consistió en un repaso a la actualidad de la bodega a través de sus vinos y una minivertical de su más emblemático producto, el Castillo Ygay Gran Reserva Especial. El 78 nos pareció joven, complejo y misterioso, el 68 una verdadera fuente de placer y finura y el 59…pues el 59 es probablemente el mejor vino tinto español que hayamos probado hasta el momento.

Comenzó algo tímido, estos Ygay viejos necesitan mucho aire para ir mostrando todo lo que llevan dentro, pero lo cierto es que poco a poco se iba revelando su impresionante complejidad aromática muy diferente en estilo al Imperial de arriba, quizá más animal, más profundo, menos identificable como un clásico Rioja, pero igualmente embaucador. Pero donde este vino nos dejó sin palabras fue en su paso por boca, ya que si bien uno espera de un vino con 50 años sedosidad, fineza y equilibrio, lo cierto es que este vino tenía de las tres, pero añadía una fuerza realmente apabullante, realmente salvaje. Acidez, estructura tánica, esqueleto para seguir evolucionando décadas, un final enérgico y una viveza que hace replantearse muchas cosas con respecto al vino. Siempre hemos mostrado nuestras preferencias por Imperial, Viña Real, Riscal, Monte Real, Viña Albina o Murrieta entre los clásicos riojanos pero Castillo Ygay es otra cosa, otra dimensión, otra forma de envejecer. Y este 59 es uno de los grandes de verdad.

Grand vin de Château Latour 1989

No podíamos olvidarnos en este resumen de la última reunión vinícola retratada en la entrada anterior del blog, así que tampoco nos repetiremos mucho en este caso. Si bien es cierto que los vinos de aquel día no llegaron en algunos caos a la calidad esperada, lo cierto es que este Latour sí que merece figurar entre los destacados del año, ya que se mostró encantador, comenzando ese período de larga y lenta evolución que lleva estos grandes vinos a importantes proyecciones de longevidad, un vino elegante, redondo y ya en buen momento de consumo que por el propio vino y por la amena noche que pasamos consideramos justo hacer  figurar en este baúl de los recuerdos vinícolas.

La Bota de Manzanilla Pasada Nº 20

En la misma reunión en la que bebimos el Mouton-Rothschild 95 del que hemos hablado anteriormente comenzamos el soberbio ágape con la Bota Nº20. Del Equipo Navazos hemos hablado largo y tendido en este espacio en el que hemos ido analizando prácticamente todas la entregas. Y de todas esas entregas (tras 5 años de proyecto ya vamos por las 25) ha habido tres que nos han maravillado por encima del resto y fueron la Nº 5 (Amontillado NPI), la Nº 10 (Manzanilla pasada) y esta Nº 20, la misma manzanilla pasada que la anterior, solo que corresponde al embotellado de su bota punta como homenaje al capataz Rivas, auténtico padre de la criatura.

Si la Nº10 es una joya mundial y así lo seguimos confirmando tras haber podido disfrutar hace poco de una botella, este Nº20 sencillamente es el mismo cielo. Nunca hemos percibido esas sensaciones tan salinas y marinas en un vino, quizá solamente NPI nos ha transmitido esas inigualables sensaciones, y en el paso por boca nos deja anonadados por ese sublime equilibrio entre la frescura y el peso, entre ligereza y opulencia, con una persistencia kilométrica, esa que solamente los vinos más viejos es capaz de transmitirnos. En nuestra humilde opinión el vino revelación del año. Sirva comentar que aquel día abrimos a parte de la manzanilla un Diebolt-Vallois del 83, un Valbuena 3er año del 85, un Barolo Riserva de Borgogno del 89, el Mouton-Rotschild del 95 y un Müller Spätlese del 93: pues para todos los asistentes la manzanilla, la modesta manzanilla, fue el mejor vino de la velada.

González Byass Amontillado 4 Palmas

El 2010 como buen año par ha sido año Vinoble. Y esos 4 días de finales de mayo y primeros de junio en Jerez fueron los más intensos del año vinícola, con cientos de vinos catados, catas organizadas, presentaciones, galas, fiestas, vamos, una bendita locura que resumimos en tres largas partes en su momento.

Destacar un vino y un momento entre tantos y tantos vividos resulta realmente complicado, pero afortunadamente lo tenemos claro: la cata “del mosto al VORS” del González Byass, que dirigida por Antonio Flores y con la presencia de Don Mauricio González-Gordon, nos hizo viajar desde un mosto de palomino hasta el Amontillado 4 palmas a través de una serie de muestras de bota. Hubo algunas antológicas, como por ejemplo el Fino Tio Pepe, la solera de Viña AB o la inédita Solera Museo, pero la estrella fue indudablemente el Amontillado 4 palmas. Se trata de una de las más viejas soleras de la bodega, que data de 1871 y que no se comercializa, simplemente se embotella para ocasiones muy especiales como Vinoble. Es quizá la más perfecta definición de un amontillado que conocemos, ya que se trata de un fino, de un Tío Pepe con 50 años. Sus aromas y su base son realmente de fino, pero maravillosamente envejecido a través de la escala de soleras. Una joya que no sabemos si volveremos a catar, pero que ya figura por derecho propio entre lo mejor que hemos probado nunca.

Quinta do Noval Vintage 1963

Un vino que por sí mismo es capaz de provocar una reunión de amigos es un vino que merece la pena destacar. Y este Noval nos hizo preparar un viaje rápido a Barcelona que aprovechamos prácticamente al milímetro y que tuvo como principal acto el descorche y por supuesto la cata de esta mítica botella. Y decimos mítica porque hablamos de la mejor casa de Oporto y de una de las mejores añadas (alguno señalan que la mejor) del siglo XX. Son pocas las ocasiones que tenemos de catar un Porto Vintage con más de 30 años y hay que aprovecharlas.

Y qué decir del vino. ¡Una maravilla! Complejísimo, lleno de múltiples matices, misterioso, pleno, joven, largo y encantador, ya con el alcohol en un perfecto punto de integración, algo que los Vintages solo logran con muchos años y que además solo logran los mejores. Además percibimos que allí había vino para rato y que su evolución podía seguir midiéndose por decenios. Y claro, después de catarlo todos pensamos en cómo debía estar el escalón superior, el mítico Noval Nacional, elaborado con uvas de una viña prefiloxérica, pero bueno, eso es otro cantar amigos lectores, nosotros quedamos agradecidos a quien aportó esta inolvidable botella y al resto de amigos que hicieron que pasáramos un gran fin de semana en la ciudad condal y que estos días hemos y vamos a tener de visita de vuelta por Madrid.

Reichsgraf von Kesslestatt Josephshöfer TBA 1976

Y si Vinoble fue sin ningún género de dudas el más importante acontecimiento vinícola del año para nosotros, lo cierto es que la presentación del Vins Alemanys en las Termes de Montbrió (Tarragona) fue otra auténtica fiesta dedicada a nuestra querida y amada diva, la riesling renana. Y de nuevo resulta complicado destacar un vino entre la casi una centena catada, máxima teniendo en cuenta que allí se daban cita productores de la talla de Bürklin-Wolf, Bassermann-Jordan, Georg Breuer, Hermann Dönnhoff, Fritz Haag, JJ Prüm o Egon Müller presentando los vinos de la añada 2008 y dando a catar igualmente vinos de otras añadas anteriores.

Pero si nos quedamos con un vino y un momento ese fue la noche anterior el evento, en la que se organizó una cena en el hotel con la presencia de todos los bodegueros y con una serie de magníficas botellas que pasaban de mesa en mesa. Y el final del todo, cabe destacar la presencia de media botella de este TBA, de un productor prolífico y de buena calidad, que destaca ante todo en las vinificaciones de dos viñedos, este Josephshöfer y el mítico Scharzhofberger. La añada 1976 fue muy cálida y de calidad legendaria para los vinos más dulces, que llegan ahora en un momento ideal de consumo, ya que se encuentran plenamente balanceados. Recordamos el vino como una pequeña maravilla plena de equilibrio, de balance y de longitud, demostrando lo que ya tenemos muy claro desde hace tiempo: los grandes vinos botrytizados alemanes son nuestros preferidos entre los de su especie, por encima de Sauternes, de Tokaji, del Burgenland austríaco o de los del Loira.

En fin, que estos son los 15 momentos del año recién finalizado que hemos querido destacar y compartir con todo ustedes, además de con nosotros mismos. Nos conformamos con poder estar de nuevo aquí dentro de un año contándoles otros momentos maravillosos en torno a buenos amigos y a grandes botellas de vino.

Un saludo,

Eugenio Sáenz de Miera Arnau

(EuSaenz)

  1. #1

    CarlosGonzalez

    Gracias a vosotros por acudir a mi llamada y no dudar en coger las maletas y plantaros en Barcelona. Lo que no se haga por amor... al vino o a la pareja.
    Saludos

  2. #2

    EuSaenz

    en respuesta a CarlosGonzalez
    Ver mensaje de CarlosGonzalez

    Jeje, por ese vino hubiese viajado al mismo infierno…

    Bueno, todo preparado por aquí, espero que lo pasemos bien este finde.

    Saludos,
    Eugenio.


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