Limpio, amarillo pajizo, brillante. En nariz es muy sutil pero muy intenso, destaca un fuerte olor a dulce, como a caña, y a la vez tiene toques herbáceos. En boca se siente intenso inicialmente con olores fuertes y bastante sedoso, al final resaltan las persepciones como a frutos secos, bastante sensibles en el postgusto.
Es equilibrado y amplio en boca.

Botella sobria, color pálido con tonos verdosos, y aroma a almendras, con algo de manzana amarga y aceitunas chafadas. Y en boca amargo que dura pero que con el tiempo se hace familiar, sabor a manzana verde y aceituna chafada.
Al repetir en boca, la amargura se suaviza y se hace más familiar

Color dorado y tonos pajizos, con matices verdosos; en nariz no hay ninguna agresividad ya que ataca con punzantes sensaciones, pero suaves al mismo tiempo, de rica fragancia, desarrollando aromas a hierbas del monte (tomillo y romero) almendras (marconas revenidas) y levadura de flor, todo en conjunción; en boca pasa poquito a poco, con sensación e impronta amplia, con sabor, ahora, a melón (de Benamejí de los buenos) y a caqui, membrillo, chirimoya y granada (todos enteros, verdes, o sea de los frutos tempranos de la temporada), concluye el viaje envolviendo el paladar con plenitud, y buscando el retronasal con un amargor seco, equilibrado, con persistente frescura y convenciéndonos de que tiene y acredita hechuras importantes, la de ser un vino grande entre los de su clase. Me ha hecho recordar los blancos blancos, de los bebido en La Mar Chica, malagueña, con “chanquetes”, vino de los de toda la vida, de los de un oir “vino blanco es el que bebo por culpa de una mujer..” camino, de Triana, del Barrio de la Judería o el del Gran Capitán de la mismísima Montilla o del mismo cielo. El catado corresponde: botella número 4.034 de la Saca 1ª del año 2004

Muy fresco y brillante. Muy oloroso principalmente a aceitunas y hierbas. Con el aumento de temperatura se nota mucho más el alcohol. Al final deja un amargor durante bastante tiempo. Con jamón y bastante frio mucho mejor.

Limpio, brillante, bonito color amarillo pálido. En nariz se perciben delicados aromas herbáceos, frutos secos con un trasfondo torrefacto. En boca picante, alegre, no se nota demasiado el alcohol, bastante ligero con un punto amargo.

Pajizo pálido y brillante. Con ese toque punzante característico y esos recuerdos a aceitunas picadas. En boca es muy seco, con buena acidez y notable amargosidad. Combina como un guante con un buen jamón. Servirlo en torno a los 7º en copa tipo catavinos.