Alvear en Montilla
Alvear
Localidad:
Montilla - Córdoba
Cód. Postal:
14550
País:
España
Teléfono:
957650100
Dirección técnica:
Bernardo Lucena
Año de fundación:
1729
Logo Alvear
Crianza biológica
Secado de la uva
Prensado de la uva
Crianza en tinaja
Crianza
Tinajas
Cata directamente de la tinaja
Paseras
Fino Alvear CB
PX 1927
VINOS EN VEREMA - 80
VER MÁS
INFORMACIÓN DE LA BODEGA

La bodega más antigua de Andalucía

Alvear, fundada en 1729, tiene casi tres siglos de historia que contemplan a esta compañía familiar que también es la segunda bodega con más historia de España y su marca, la quinta con más edad. El paso del tiempo no ha modificado el carácter artesano y familiar de la empresa montillana, que ha ido creciendo con coherencia y sin perder de vista su filosofía. Ahora es la octava generación de la familia, con Fernando a la cabeza y María y Luis en su equipo, quienes se encargan de preservar el conocimiento adquirido y los valores de la bodega. Alvear sigue avanzando en la elaboración de vinos generosos de Montilla con visión de futuro, explorando las raíces y las particularidades del viñedo montillano con colaboraciones como las de Envínate, elaboradores del siglo XXI, que contribuyen a dinamizar la visión clásica del vino en la región, aportando nuevas ideas y rescatando otras que jamás debieron olvidarse.

Son casi 300 años creyendo y apostando por los vinos de Montilla, sin dejar de elaborar en ningún momento pese a las crisis, almacenando viejas soleras con estos néctares, verdaderas joyas enológicas españolas, y de preservar el patrimonio de botas y soleras de los antepasados, que guardan tesoros líquidos reposando en la tranquilidad de sus naves, algunos de ellos con más de 200 años de vida; algunos prefiloxéricos, pues si bien Montilla no conserva viña anterior a la plaga, sí han pervivido los vinos que se elaboraron antes de la invasión del insecto. Desde que Diego de Alvear y Escalera llegó a Montilla con su hijo Santiago para fundar Alvear, la bodega se ha ido convirtiendo en una de las más importantes de Andalucía tanto en su faceta elaboradora como exportadora, pues sus vinos se venden en más de 25 países.

En la Montilla del siglo XVIII el cultivo de viña no era el más destacado (es una tierra poblada de olivares) y se contaba con apenas 400 hectáreas de viñedo, pero sí se practicaba una incipiente actividad vitícola y vinícola en lagares de la región, sobre todo, por los propios cosecheros. Fue Alvear pionera en vender vino no solo por arrobas, que se anotaban cuidadosamente a mano en los cuadernos de bodega de la familia, sino embotellado, a partir del último cuarto del siglo XIX, cuando, según el historiador Fernando Fuentes, se compró en la bodega una máquina de embotellado. 

El viñedo que posee Alvear, y el que controla mediante acuerdos de largo plazo con viticultores de la zona, es su principal patrimonio, el secreto a voces que da lugar a sus excepcionales vinos y con el que la bodega salvaguarda la calidad en cada cosecha.

La mayor parte del viñedo en propiedad de Alvear se encuentra en la mejor zona de la región, la Sierra de Montilla, en el sur de la provincia. En esta zona, con menos de 2.000 hectáreas de viñedo, más de 1.000 son calificadas por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Montilla-Moriles como Calidad Superior: el grandcru del viñedo montillano. En este terreno se encuentra uno de los mejores pagos vitícolas de Montilla, el Pago de Riofrío, donde Alvear tenía sus principales pagos. Lo que hace especial al viñedo de esta región son los suelos de albariza, un material capaz de retener el agua en una zona donde llueve entre 550 y 600 litros por año, salvo en algunos pagos, y su poder drenante, que impide que se acumulen agua y sales en exceso. Suelos pobres con un componente alto de cal, similares a los que se dan en algunas zonas vitícolas prestigiosas en el mundo, como la Champagne. Sobre este terreno, con un clima continental donde los veranos son duros por el intenso calor, no puede sobrevivir cualquier variedad. Desde hace siglos los Alvear apostaron por la Pedro Ximénez, la que se ha convertido en el mejor patrimonio de Montilla.

La Pedro Ximénez se ha revelado idónea para adaptarse al suelo y el clima de Montilla, a sobrevivir allí donde otras habrían fracasado. Su piel fina hace de ella una variedad muy permeable al agua y capaz de perder esa hidratación con facilidad, un equilibrio perfecto si se cultiva en una zona cálida como la Sierra de Montilla. Al mismo tiempo, la Pedro Ximénez es sensible a enfermedades de la piel, pero es magnífica para el asoleo, como materia prima de vinos dulces como los que se elaboran en la región.

La Pedro Ximénez llegó a Andalucía antes de que en Montilla existiera bodega alguna, en torno al siglo XVI, pero fue Sabina de Alvear quien apostó por ella, dándole más valor y pagando mejores precios por ella que por el resto de variedades de la zona. Hoy la Pedro Ximénez es la mejor embajadora de los vinos de Alvear, desde los magníficos finos a los dulces de solera, pasando por los interesantísimos amontillados, palos cortados o creams.

La elaboración de finos y amontillados en Alvear y en el marco de Montilla-Moriles es particular y dota a los vinos de un carácter propio, ligado a la tierra y al suelo. La Pedro Ximénez alcanza una graduación natural cercana a los 15 grados de alcohol necesarios para elaborar finos y amontillados sin necesidad de encabezar, lo que significa que no precisan de alcoholes vínicos añadidos para poder desarrollar su particular velo de flor. El velo está provocado por la proliferación de la Saccharomycescordubensis, autóctona de la región, y se desarrolla de forma natural y en un entorno amigable, el de un mosto puro que no ha sufrido encabezado antes de la fermentación alcohólica y que, naturalmente, alcanza una graduación ideal para que la levadura pueda sobrevivir y alimentarse. Es en esas criaderas, rellenas hasta sus cuatro quintas partes de capacidad comienza el reposo. El paso del tiempo y el sistema de crianza mediante criaderas y soleras mantendrá con vida la flor, que se alimenta de los nutrientes del vino y convertirá al vino en un fino natural, puro, con multitud de matices aromáticos (almendra, pan, tonos tostados), seco, punzante, sabroso único. Alvear explora el universo del fino montillano con varios de sus vinos, desde el emblemático C.B., una de las banderas de la casa, hasta el excepcional Capataz, el fino más viejo de la bodega, o el insólito Criadera /A, una joya que cabalga entre el fino y el amontillado.

Los amontillados de Alvear son otra de las muestras de los generosos de terroir que expresan el lugar de donde vienen. Cuando la flor muere, comienza la crianza oxidativa y el efecto del oxígeno añade nuevos matices de aromas y sabores a frutos secos ligeramente tostados que se conjugan con notas punzantes y que recuerdan a su pasado bajo el velo de flor con una boca amplia, generosa, intensa, seca y sabrosa.

Recientemente, Alvear ha unido el talento de su enólogo, Bernardo Lucena, veterano, gran conocedor de los vinos de Montilla -quien lleva casi 30 años siendo el responsable técnico de Alvear-, y el empuje, creatividad y la investigación de un grupo de jóvenes enólogos-viticultores que se han quedado deslumbrados con el terruño montillano: Roberto, Alfonso, José y Laura; conocidos como Envínate. Son buscadores de variedades en extinción y rescatadores de viñedos especiales y únicos. Envínate reclama el viñedo montillano de Calidad Superior, y emprende labores investigadoras para esclarecer la importancia del suelo a la hora de marcar el carácter de las viñas y los vinos. Esta sinergia dará a luz vinos singulares, la colección 3Miradas, donde las parcelas, los suelos y las altitudes toman protagonismo.

 

Un recorido por la diversidad de la PX

La gama de vinos de Alvear es una auténtica clase magistral sobre la versatilidad de la Pedro Ximénez, desde su vino joven, Marqués de la Sierra, siguiendo por el Fino CB y el PX 1927, vinos emblemáticos de la bodega, hasta llegar a los vinos llamados míticos y de soleras centenarias, testigos silenciosos del paso del tiempo que disfrutan los paladares más privilegiados.

Marqués de la Sierra 2016. Este joven de PX es un vino seco procedente de la parcela Casilla del Hospital, un blanco floral y silvestre, con notas de hinojo y hierbas del campo y una boca fluida, fresca y seca, atractiva, sabrosa y con carácter.

3 Miradas, Vino de Pueblo. Elaborado con uva de la variedad Pedro Ximénez procedente de cepas viejas cultivadas en vaso, de parcelas vinificadas por separado, de los parajes de Riofrío Alto y Cerro Macho.En cada parcela se han utilizado, bien las uvas prensadas directamente y el mosto fermentado en tinajas de 150@ y 300@, o alternativamente, pisadas previamente y fermentadas en cubos abiertos.En todos los casos, con reposado posterior en tinajas bajo velo de flor durante 8 meses. 

Los finos, el alma de Alvear

En los finos, esos vinos de crianza biológica y grado natural, procedente de la propia maduración de la uva, se puede percibir la esencia de Alvear en el siglo XXI, unos vinos precisos y sinceros, capaces de seducir hasta el extremo con sus notas punzantes y su complejidad sin límites.

Fino en Rama 2012. Uno de los vinos más sinceros de Alvear, que se envejece durante cuatro años mínimo mediante una crianza estática, bajo velo de flor, y se embotella sin filtrar ni estabilizar. Es casi como destapar una bota y beber de la venencia, un vino auténtico y con carácter, seco y denso, repleto de notas a frutos secos como las almendras, recuerdos de levaduras, ligeramente salino, con un atractivo amargor, muy fresco.

Fino Capataz. En Alvear la figura del capataz es respetada hasta el punto de que algunas de sus marcas le rinden homenaje. Como este fino, los más especiales y viejos de la casa, con hasta 12 años de crianza en botas, complejísimo en nariz, con recuerdos de crianza y levadura, seco,
punzante, mineral, intenso.

Criadera/A, en cuya etiqueta reza “Fino que va para amontillado”, que da una idea de lo que contiene la botella: un fino que apenas conserva la flor, con notas frutales y de crianza, minerales, salino, profundo, sorprendente. Es un vino que llega directamente al corazón, que seduce sin
miramientos.

Amontillados, de la flor al ámbar

Cuando muere la flor, el oxígeno entra en juego, pintando de colores ambarinos y ocres lo que en algún momento fueron finos. Los años y el silencio ejercen su influencia en estos néctares, para paladares sin prisas.

Amontillado Carlos VII. Con una crianza de más de 15 años en las botas, tiene notas de frutos secos, es amable, ligero, redondo, seco y equilibrado en la boda, placentero, muy largo.

Amontillado Solera Fundación. Más que un vino, es un privilegio, que solo sale de sus botas, las soleras primigenias de Alvear, en contadísimas ocasiones. Y huele a años, a ebanistería y barnices por los que ha pasado el tiempo, a polvo, a cal, a frutos secos (almendras y avellanas). El trago es intenso, salino y casi picante, con sabor a almendra amarga y textura vertical, no deja indiferente. 

Palo Cortado, excepcional

Palo Cortado Abuelo Diego. Un vino sorprendente y de encantadora rareza, intenso en aromas, con unas notas que podían pasar por las de un oloroso, frutos secos, madera...

PX, del oro viejo al chocolate

El encanto de la PX montillana se aprecia en esta gama de vinos, procedentes de uvas asoleadas, llenos de expresión y matices, embriagadores.

PX de Añada. Los Pedro Ximénez de añada son también una seña de identidad en Alvear, vinos que no mezclan cosechas y son la expresión de un año. Este envejece en tinajas durante 12 meses y tiene aromas melosos, de pasas, dátiles, higos y piel de cítricos. Es meloso en boca, sabroso, ligeramente especiado, de paso ágil, un excelente ejemplo de PX tal cual, al desnudo. La añada  2011 obtuvo 100 puntos a juicio del crítico estadounidense Robert Parker, quien lo describió como “El Pedro Ximénez más maravilloso que jamás he probado”.

PX solera1927. Junto al fino C.B., es el vino de bandera de Alvear, una buena muestra de la maestría que se practica entre sus paredes y sus maderas. Se elabora mezclando el vino de la solera con el de la primera criadera, y pasa al menos cinco años en botas de roble. Es potente, intenso, con notas dulces de dátiles y café, chocolates, untuoso, goloso, amplio. Robert Parker, quien consideró a este vino merecedor de 98 puntos en su rating, “Es un vino para disfrutar tranquilamente después de una comida”.

PX Solera 1910. Complejísimo de aromas, con notas de café y caramelo de café, regaliz, toffee y una textura densa, que se desplaza con elegante opulencia por la boca y deja sabores a chocolate y café, sabroso, amplio, larguísimo.

PX Solera 1830. Viejísimo, procede de la solera de Pedro Ximénez más antigua de la bodega, sometido a pequeños rocíos para compensar las mermas, es un testigo del tiempo, un guardián líquido de la tradición de Alvear. Es amplio y complejo y en la boca es goloso, dulce, con toques de fruta madura y tremendamente fresco a la vez, equilibrado, redondo… para disfrutarlo con una buena conversación, sin prisas.

VÍDEOS
  • Lote de vinos del Club Verema para junio de 2015

    En este vídeo encontrarás los 6 nuevos vinos del Club Verema para el mes de junio de 2015: Alvear Fino en Rama 2008, Lunares Blanco 2013, Spyro Premium 2014, Peique Rosado 2014, Gómez Cruzado Vendimia Seleccionada 2013, Latria 2012

Otros premios y menciones

  • PQ Ensamblaje 2009
    - Medalla de plata en el Challenge International Du Vin 2012
  • PX Añada 2008
    - Medalla de plata en el Concours Mondial Bruxelles 2012
    - Medalla de oro en el Challenge International Du Vin 2012
  • PQ Ensamblaje 2010
    - Medalla de oro en los Premios Mezquita 2012
    - Medalla de oro en el Concours Mondial Bruxelles 2012

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar