Extraordinario vino de Montilla Moriles hecho con Pedro Ximénez, macerado con la piel de la uva, fermentado con levaduras autóctonas y criado ocho meses bajo velo de flor en tinajas de hormigón.
El resultado es un vino de color dorado y con una impresionante nariz intensamente mineral, albariza, tiza, cítricos, algo de fruta de hueso y unos frutos secos muy marcados.
En boca es afilado, sostenida acidez, pura mineralidad bañada por cítricos en un conjunto tremendamente original y elegante. Siento decirlo con estas palabras pero es como chupar un canto rodado tras frotarlo con limón, tremendo. Gran trabajo de Alvear y Envinate, aunque no apto para todos los públicos.
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