Curiosa aparición de un rosado del 2.000, no se donde se habrá conservado pero el vino está muy entero. Color rubí de poca capa y borde rosado. Aromas de intensidad media con notas de ligeras de pimiento asado, sandía y caramelo de ciruela más cierta evolución hacía notas terciarias. En boca es golosísimo, no del todo seco y con excelente acidez, muy fácil y goloso. Notablemente frutal, se bebe solo. Persistencia correcta. Otro mito que cae, ¡¡rosados que aguantan tres años!!
Un rosado muy interesante para los amantes de este tipo de vino. Excelentemente elaborado (¡bravo por el enólogo, Jesús Artajona!), con aromas afrutados, muy fresco y sabroso en boca, invita a beber y beber en una calurosa noche de verano...
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