Transcurrido casi un año y medio abro una segunda botella del Chirel. La nariz sigue intensa y expresiva, la fruta sigue arropada por matices especiados y ligeros tostados. No percibí más allá de en los primeros instantes los matices animales. En boca resulta intenso y musculado, aunque con finura y presencia, un vino con excelente definición, bien de acidez, largo, estructurado y con profundidad. La textura es boca es atractiva, compacta pero ligera.
Es un vino que muestra múltiples facetas desde que se abre hasta que se acaba y resulta, desde un principio, muy placentero.

Lo he servido junto a un 1999 que ya está en los limites del clasicismo con relacion a este 2005 mas profundo en divagaciones que traen maderas nobles y sus sabores en boca que recuerdan una sala de fumadores de pipa egipcia con mucho ahumado y da la sensacion que necesita todavia similar la madera, con higos en pastel, buena armonia, minerales como humo de silice, fruta negra y anis y el sabor de una buena uva. Mucha bulla veo yo aqui en este vino que aunque me gusta me resulta muy candy.

Aclarar primero que, según la bodega, la crianza de este vino ha sido un 66% en roble francés y un 33% americano. Será Chirel 2006 el primer 100% roble francés. Vino definitivo, pero aún no está en el mercado.

Rojo picota, ribetes amoratados, capa alta.
Nariz de gran intensidad, primaria, muy frutal. Frutas negras en sazón, balsámicos, tonos herbáceos, recuerdos minerales, finos tostados. Nariz muy poderosa y limpia, que denota una gran calidad de uva y vinificación.
En boca es sabroso, potente, con mucha acidez, largo. Final profundo con sensaciones frutales y minerales, mostrando un tanino granuloso, presente pero noble, con una estructura que augura una excelente evolución en botella. Persistencia frutal.
Hay un claro indicio de un cambio de estilo en este vino, que se hace patente en esta excelente añada. El paso paulatino del roble americano al francés se nota y el vino es golosamente frutal y limpio, con un paso por boca concentrado y agradable. Es y será un gran vino. Pero debe guardarse un tiempo.

Picota intenso y cubierto. Tiene una nariz, intensa y expresiva, con notable profundidad y excelente definición, de esas narices complejas y mudables que a cada instante aportan nuevas percepciones. Hay algún toque animal, recuerdos a fruta roja, matices especiados, sensaciones tostadas... En boca ataca intenso, resulta estructurado, con muy buen paso, bien de acidez, con taninos firmes, dulces y bien integrados, una trama muy bella y bien trenzada y bastante longitud. Pero lo mejor no es lo que ofrece... sino que promete mejorar con algo más de botella.... Un vinazo.