De color cereza granatoso de capa media-alta, tapado, más cubierto de lo que cabría esperar para un Arienzo gran reserva. Reflejos rojizos y cobrizos, brillante, limpio. Borde amplio, anaranjado, contrastado respecto al menisco.
Un atropello de maderas cremosas, lácteos, cereal tostado (biscote), especias dulces... Goloso, potente hasta arrollarnos con su poderosa crianza que deja muy poco espacio para que algo más emerja en las siguientes dos horas a abrir la botella. El conjunto se muestra ahitado aunque afortunadamente se va desinflando lentamente para mostrar fruta roja y negra muy madura, apenas especiada, con apuntes de clavo y laurel. Poco a poco se va quedando en los huesos, perdiendo esa fuerza inicial hasta desprenderse de toda parafernalia. Suficiente aunque se demuestra que había muy poca carcasa para aguantar tanta musculutura. Saca notas balsámicas y un débil rastro ahumado que no acaba de ir a ninguna parte.
En boca está del todo aposentado, amable, redondito, sabroso, muy marcado por su crianza aunque con unos taninos limados que ni se hacen notar. Ya viene un poco justo de fuerza pero es más agradable de lo que cabría esperar después de lo visto. De un estilo que nada tiene que ver esos gran reservas que elaboró la casa Domecq a su llegada a Rioja a lo lartgo de la década de los 70. Le falta finura y le sobra barrica. Ni clásico ni moderno. Se deja beber pero no es el mejor de los vinos del 2001...
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2015/02/marques-de-arienzo-2001-gran-reserva.html
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