Teníamos esta botellita en capilla desde 2014 y por fin le vamos a dar matarile, las ganas que tengo. La sacamos de la vinoteca y la dejamos respirar por espacio de 45 minutos antes de proceder con su valoración a 17°C.
VISUAL: De color rojo picota de capa alta con un ribete en tonalidades rubí ligeramente violáceas. De abundante lágrima, fina y tintada (94).
OLFATIVA: A copa parada encontramos unas amables fragancias frutales a coulís de fresa. Al agitar asoman más aromas frutosos pero concentrados, a pan de higo, uvas pasas y compota de ciruela. También hay especiados de canela y clavo de olor, herbáceos de té negro, un toquecito a regaliz, algo de flor marchita y fúngicos de trufa negra. Al final muestra su pátina terciaria con recuerdos de cuero curtido, tabaco de pipa, cacao en polvo, café torrefacto, duelas envinadas y por supuesto un fondo elegantísimo con finos tostados y ahumados de la barrica. Exquisito bouquet y de intensidad alta (94).
GUSTATIVA: En boca... buuufffff!!!. Tremendo punch, con muchísimo cuerpo, de alta acidez y con los taninos presentes, secantes y elegantes. De gran amplitud y opulencia que nos deja claro al primer contacto que estamos ante un vino grandioso. Paso por boca seco, ligeramente licoroso y muy frutal desprendiendo aromas retronasales a compota de fruta roja y negra. El post-gusto bárbaro, carnoso y muy equilibrado, con notas perfectamente ensambladas de fruta y madera, con esos frutos pasificados marcados compartiendo el protagonismo con las notas intensas de cacao y las amaderadas que aporta su crianza, a duelas envinadas y ebanistería fina. Vinazo, pura elegancia, con una exquisita materia prima y con un trabajo magistral en bodega (94).
La RCP la considero muy buena pues en su día la conseguimos por 33 euros, pero los vale.
MARIDAJE: Nos tomamos nuestra botellita con un rico entrecotte al tomillo y nos la terminamos junto con otros vinos en la paella del día siguiente con unos buenos colegas. Fantástico maridaje con la carne en donde las notas animales y herbáceas entraron en perfecta simbiosis con los recuerdos frutosos y amaderados de nuestro espectacular reserva. Muy, pero que muy rico.
Salud-os!!
Siempre son una garantía los vinos de Fernando Remírez con una gran regularidad en su calidad. Su elaboración cuida hasta el último detalle, desde la viña hasta la selección de los corchos. Y por eso nos encontramos con este complejo y armonioso vino de gran personalidad que refleja el terruño del que proviene. Color rojo cereza con ribete morado. En nariz aromas con muchos matices, frutas, tierra y algo de especias. En boca, a pesar de su juventud, entra muy bien, densa y suave, con cuerpo, buen equilibrio, buena madera y buena acidez. Acaba muy largo en boca. Es un gran vino, que para largo, que aunque joven, ya se puede disfrutar.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.