La cata 229 tuvo un componente emocional importante. El organizador, Vicente Castillo, nos recordaba que era la primera cata que organizaba tras el cierre de Mantequerías Castillo. Hemos vivido momentos muy bonitos durante los muchos años que hemos catado, cenado y bebido allí. Hemos probado grandes vinos, hemos descubierto otros muchos y nos hemos reunido con algunos bodegueros .
El 21 de marzo celebramos la cata 228 de la Peña La Verema en el Restaurante Delicat. Una cata interesante y curiosa organizada por nuestro amigo Voro con cuatro vinos tranquilos de uva Moscatel.
Tengo que confesar que la cata de La Rioja Alta, enmarcada en el 12 Encuentro Verema, fue especialmente grata para mí por varias razones. La primera porque soy un amante de los vinos clásicos de Rioja.
Excelente la organización de la cata 224, mérito que en esta ocasión correspondió a Pepe Sempere; muy interesante el tema de la cata. Pepe nos trajo cuatro tintos de la Ribera del Duero, pero no necesariamente españoles… Ahí estaba la gracia. Nos seleccionó dos tintos españoles y dos tintos portugueses. Además, representando a cada equipo no había ningún cualquiera.
El criterio de la selección era muy claro: geográfico; se trataba de una selección de vinos del Trentino. Estamos hablando de una región al norte de Italia y al sur del Tirol. Una zona de fuerte influencia germánica que se deja sentir en las variedades pero, a la vez, con un cierto carácter mediterráneo cuyo influjo desde el sur es climáticamente patente. La selección, al final, fue una horizonta
Nueva cata de la Peña La Verema en el restaurante La Embajada. Esta vez, vinos de lujo con una una cata vertical de un Premier Cru, Jobard Mersault-Poruzots. Francois Jobard está considerado uno de los padres de la apelación Mersault. Pasen y vean el espectáculo...
Esta vez, además, tuve la suerte de poder conseguir cuatro rosados franceses. Esto me permitía presentar a concurso cuatro rosados de diferentes zonas pero con características bastante diferentes, en mi opinión, a las de los rosados a los que estamos acostumbrados. En general, los rosados españoles suelen ser carnosos y de nariz muy frutal, predominando las notas de fruta roja más o menos golosa.
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