Cata 224 en Malkebien: Un paseo por el Duero.

Excelente la organización de la cata 224, mérito que en esta ocasión correspondió a Pepe Sempere; muy interesante el tema de la cata. Pepe nos trajo cuatro tintos de la Ribera del Duero, pero no necesariamente españoles… Ahí estaba la gracia. Nos seleccionó dos tintos españoles y dos tintos portugueses. Además, representando a cada equipo no había ningún cualquiera. Por el lado español un viticultor y elaborador emblemático, Carmelo Rodero, del que probamos el crianza 2009. A su lado, uno de  los personajes que más ha revolucionado la región en los últimos tiempos, Peter Sisseck, del que probamos su tercera marca: Psi 2009. En el otro lado de la frontera, dos bodegas centenarias: Quinta do Noval, del que probamos el Cedro do Noval 2008 y Niepoort con su elegantísimo Charme 2008. Pero el mérito no sólo estuvo en la cata, sino en la elección del restaurante. Aunque luego hablaré de la cena, es justo que mencione ya a Alfonso Gallego, propietario del restaurante Malkebien. Alfonso, de ascendencia portuguesa, es un gran conocedor de los vinos de la zona y nos ha ayudado a conseguir, a muy buen precio además, algunos de los vinos de la cata.

Tengo que confesar que los vinos tranquilos portugueses son para mí unos grandes ignorados. No es que no los haya probado, es que resulta bastante difícil encontrarlos y, además, hay que tener un poco de conocimiento o de asesoramiento. Confieso que con ellos he tenido experiencias maravillosas y terribles. He probado vinos blancos finamente frutales y otros grasos y complejos, pero también alguno de acidez insoportable y esto lo digo yo, paladín de la acidez. Algo parecido me ha sucedido con los tintos. He soportado astringencias terribles, posiblemente alguna de las que peor me han dejado la boca, y he disfrutado de vinos que eran seda pura (creo que agoté las existencias de Quinta do Vale D. Maria 2000 de la ciudad). Tan cerca y tan lejos…

Volviendo a la cata, el ganador fue Carmelo Rodero Crianza 2009. No voy a discutirlo, es un magnífico vino con una relación calidad-precio insuperable. Se merece todos los honores y aprovecho para recordar que las catas de la Peña se realizan a doble ciego. De hecho me guardé vino en la copa para la cena. Sin embargo, confieso que me enamoró el segundo clasificado de la noche, Charme 2008. Un vino muy elegante, lleno de complejidad, matices y equilibrio. Un vino que también reservé en la copa y que fue creciendo durante la velada. El tercero y el cuarto en liza quedaron a tan solo a media décima de diferencia. Fueron, respectivamente, Psi 2009 de Dominio de Pingus y Cedro do Noval 2008 de Quinta do Noval. El Psi es un vino atractivo con matices interesantes, mientras que el Cedro do Noval, en mi opinión, hubiera necesitado una temperatura más baja porque acusó algo el alcohol y unos taninos muy vivos. En todo caso, cuatro grandes vinos en una propuesta de cata muy sugerente.

1.- Carmelo Rodero Crianza 2009:   8,12 puntos.

Mayoritariamente Tinto Fino con un toque de Cabernet Sauvignon. Graduación 14%. Precio 17,45€. Bodegas Rodero (Pedrosa de Duero)

2.- Charme 2008:                              8,09 puntos.

Fundamentalmente Touriga Nacional y Tinta Roriz con Touriga Franca, Tinta Barroca y otras variedades. Graduación 13,5%. Precio alrededor de 75€. Niepoort (Porto, Portugal).

3.- Psi 2009:                                   7,65 puntos.

100% Tinto Fino. Graduación 13,5%. Precio 31,35€. Dominio de Pingus (Aranda de Duero).

4.- Cedro do Noval 2008:             7,60 puntos

40% Touriga Nacional, 40% Tinta Roriz y 20% Touriga Franca. Graduación 14,5%. Precio 20€. Quinta do noval (Porto, Portugal).

La cena fue un auténtico recital. Alfonso nos preparó un maridaje con vinos portugueses para el delicioso menú “Carvalho”, que es el que probamos. Comenzamos con una Ostra Oleron con cava sólido y helado de lima y apio. Muy equilibrada combinación que no restaba protagonismo a la ostra. Por cierto que aquí comenzaron ya los choteos en torno a la incurable afición a las ostras de este cronista, a pesar de las múltiples secuelas que algunas de estas consumiciones han tenido en mi organismo (incluyendo dos hospitalizaciones). A pesar de las chanzas, disfruté mucho del plato. Seguimos con  una sabrosa ensalada de tomates Cherry y lascas de cecina del Valle del Esla aromatizada con hierbas de Mariola, aliño de Porto blanco y albahaca Thai. Estos platos los maridamos con un blanco del norte, un Vinho Verde Quinta Gomariz 2011 muy fresco y aromático pero con buena estructura.  Continuamos con una titaina de pulpo de roca con calabaza sobre nido de pasta filo y seguimos con otro blanco, esta vez con un toque de madera: Herdade dos Grous 2010 blanco, con un punto de barrica. Después llegó un plato antológico:  Huevo pochado con brandada de güeña y patata agria horneada al aroma de pimienta y humo, cremoso y sabroso, que acompañamos de un Quinta do Saes 2010 reserva, curioso vino blanco del desconocido varietal Encruzado, muy ácido, que suele criarse en barrica.  A continuación probamos un lomo de bacalao de Islandia con un cremoso de sobrasada de Tárbena, cristal de costillar ibérico ahumado  y vinagreta de cus-cus de quinoa y lechuga de mar. Acompañamos el plato con un Campolargo 2009. Terminamos el recital con Matahambre de ternera del Valle del Esla confitado confitado con salsa de colmenillas y Cream de Gutiérrez Colosía con pastel de Celery y curry, lágrima de confitura casera de tomate con vainilla Bourbon y chips de mizuna. Con este plato tomamos un Herdade dos Grous Moon Harvest 2008, interesante tinto de la variedad Alicante Bouschet. Como pre-postre tomamos una selección de quesos (Garrotxa, un queso de cabra corso, Extramuros de Los Corrales de Almedíjar  y Stilton), maridando con un Rapariga da Quinta Reserva, curioso tinto dulce nada empalagoso. De postre nos ofrecieron varias opciones; yo tomé recuerdo la pera confitada, helado de chocolate blanco y violetas y recuerdo, entre otros, la sopa de chufa y coco con torrija.

La verdad es que no conocía Malkebien y, aunque me habían hablado muy bien de él todavía no había tenido ocasión de visitarlo. Me pareció, francamente, una opción excelente tanto en calidad como en precio. Tuvimos ocasión de hablar con Alfonso al respecto y se confirmó mi impresión de que la mejor manera de contener los precios sin renunciar  a la calidad es la verdadera cocina de mercado, como siempre, pero preparada de forma original. El camino para ajustar los precios es trabajar con los productos frescos de temporada. Ahora bien, esto no significa que haya que ofrecer platos monótonos. Al contrario. Ese toque de frescura y originalidad en la cocina es el que imprime, a mi juicio, el carácter de la casa. Y otro tema relacionado pero que daría mucho que hablar es la clara decadencia de los amplios menús a la carta, herencia de mejores tiempos, que todos hemos conocido. Si hay que ajustar precios, tal y como están las cosas, la única forma de hacerlo sin mermar la calidad es reducir la carta o incluso ceñirse al menú cerrado. Cada vez son más los que van por esa línea y a mí me parece una buena opción, pero entiendo que este sea un tema discutible.

En suma, una gran cata y una extraordinaria velada. Y como no hubo ninguna frase reseñable, que yo recuerde, ni sucedido digno de mención, aprovecho la ocasión para felicitar a Pepe por su reciente acreditación como catedrático: ¡Enhorabuena!

Texto © Javier de Castro 2012

Fotografías © Dani Cervera 2012