Malkebien: ¿La mejor relación calidad/precio de Valencia?

Con motivo de la cena de cata de la Peña La Verema, acudimos a este restaurante que se está convirtiendo en todo un referente en Verema respecto a RCP. Y es que lo se cuece en este pequeño restaurante de la zona de Torrefiel, es de una altísima calidad y ajustado precio.
Alfonso, propietario y alma mater de Malkebien, no solo es un enamorado de la cocina, sino que además le gusta el vino y es un experto en vinos portugueses, por lo que es un gustazo dejarle hacer y que te sorprenda con su bodega.
Menú pactado por 31€ que incluyó:
Ostra Oleron con cava sólido y helado de lima y apio. Para los que somos adictos a las ostras, que hasta el limón nos molesta, le sobra historia. Pero quien no ha probado la combinación del cava sólido con ostras y la acidez de la lima y el herbáceo del apio, es un plato ineludible. Además está "automaridado", como dice Alfonso, por el cava sólido.
Ensalada de tomates cherry y lascas de cecina del Valle del Esla. O cómo una simple ensalada se eleva a un plato de reflexión y máximo disfrute, y no solo por al cecina, que está excelente, sino por el tamaño justo del corte de verdura, el aliño de Oporto blanco y albahaca thai, ligeramente anisada... Un plato fresco y bien presentado del que disfruté. Tomamos Quinta Gomáriz, un loureiro portugués monovarietal que me encantó por lo herbáceo y fresco que se mostró, además de tener una acidez de diez.
Titaina de pulpo de roca con calabaza. De presentación soberbia, con un nido de pasta philo que corona el conjunto. Este plato me gustó, pero para mi gustó la calabaza toma mucho protagonismo sobre el pulpo, que es para mí, el verdadero protagonista del plato. Seguimos con los vinos blancos portugueses: Herdade dos Grous blanco, con un punto de barrica. Buen blanco.
Huevo pochado con brandada de güeña y patata agria horneada. Y aquí hay que quitarse el sobrero, por la presentación y por el buen gusto de combinar texturas y sabores tan dispares y tan bien casados. Elevar la güeña a manjar no es nada fácil, pues es un embutido de segunda en toda regla, al que se le saca el máximo partido en este plato. Los toques ahumados del plato, la textura de las patatas horneadas, del huevo poché... Un plato que roza la perfección. Esta vez un vino de la variedad encruzado, de nuevo pasa por barrica este Quinta de Saes. En este caso, ya la madera empieza a no molestarme, pese a no ser nada grave, pero para el maridaje con el plato me parece un más que buena opción.
Lomo de bacalao de Islandia con un cremoso de sobrasada de Tárbena y un cus-cus de quinoa y lechuga de mar. Otro plato para recordar. El bacalao de buena calidad y ese juego de mar y montaña con la pieza de panceta fina y crujiente, acompañado de la quinoa que se complementa bien.
Matahambre de ternera del Valle del Esla confitado, una salsa de colmenillas y Cream (de Gutiérrez Colosía). La salsa va perfecta para este corte de carne que, afortunadamente,no es muy grande y te permite acabar la cena, después del festival del resto de platos. Va acompañada de un pastel de curry muy rico que da ese toque exótico que los platos de Malkebien suelen llevar. Para la carne tomamos un Herdade dos Grous, tinto portugués de la variedad Alicante Bouschet.
Antes del postre pasamos por una tabla de quesos compuesta por un Garrotxa, un queso de cabra de Córcega, un Extramuros de Los Corrales de Almedíjar (en honor a Kopicki) y un Stilton. Todo esto maridado con un Rapariga da Quinta Reserva, un vino a caballo entre un generoso y un dulce moderno.
De postre opté por la sopa de chufa y coco con torrija, un colofón final perfecto. Para los que no somos muy de chocolates, encontrar un buen postre se pone cada vez más difícil y este realmente cumple todas las expectativas.

Este menú es algo más extenso que el menú degustación del local, ya que incluye la ostra y los quesos. Incluyo el precio del menú porque parte de los vinos los llevamos nosotros y tampoco sé desglosar los de la cata de los restaurante.