Tinto Valbuena: Vega Sicilia no quiere ser Parker

Los vinos se van sirviendo y es algo que debe ser reconocido y valorado pues antes de comenzar a catarlos ya han gozado de una al menos mínima aireación. Es también de agradecer porque aunque indudablemente Xavier Ausás es un gran enólogo y probablemente sea la persona que mejor conoce esos vinos, igualmente hay que reconocer que no consiguió establecer una comunicación fluida con los asistentes y la cata adoleció de ritmo, en ocasiones transcurriendo angustiosamente lenta, por lo que algunos -bastantes, creo yo- entre los que me incluyo, aprovechamos para adelantarnos e ir probando vinos posteriores a los que se estaban catando.

 

Estos tres factores son los que definen la personalidad de cada uno que su progenitor define como más potente, juvenil y masculina en el caso del Valbuena y más compleja, serena y femenina en el del Único.

• 2004: Color rojo picota sin más matices. En un primer ataque en nariz resulta contradictorio al aunar frescura con un punto licoroso, vinoso. En boca destacan una notable acidez y mucha vida, un brío elegante. Cobran protagonismo la pimienta negra y el postgusto a tinta china. Todavía no ha alcanzado su punto álgido pero cuando lo haga, su buena acidez la garantizará una larga vida.

Las viñas de la finca se componen entre un 85 y un 95% de tinta fina y un pequeño porcentaje de cabernet sauvignon, merlot y malbec. Hay mucha viña vieja pues a pesar de los avatares del tiempo, se han mantenido siempre los mismos clones de los inicios cuando la bodega fue fundada en 1864 por Eloy Lecanda, hijo de Toribio Lecanda, riojano que a su vez había comprado la finca al Marqués de Valbuena. El propio Eloy se trasladaría a Burdeos a comprar sarmientos de cabernet sauvignon, merlot, malbec y pinot noir con los que elaborar brandys de alta calidad que llegaron a suministrar a la Corona de España.

La familia Álvarez adquiere Bodegas Vega Sicilia en 1982.

• 2000: Ya se muestran tonos atejados y aparecen unos primeros terciarios que recuerdan a hojas de tabaco. Mantiene la frescura del 2004 pero está mucho más equilibrado habiendo desaparecido la sensación licorosa. Delicado en ataque, va creciendo hasta alcanzar un potente final.

Xavier Ausás habla de la finca:

Los 700-900 m de altura son fundamentales para que no sea una prolongación del desierto. En Ribera del Duero no existe la primavera ni el otoño, hay que prepararse para lo peor, las condiciones meteorológicas son adversas y hay fuerte riesgo de heladas primaverales.

La vinificación se realiza parcela a parcela y un 40% producción de la producción va al suelo.

• 1998: Es el primer año en el que Xavier Ausás elabora en solitario. Fue una añada muy difícil, no se dio el veranillo de San Miguel y la maduración de la uva costó más. Todo esto de alguna manera se refleja en la nariz que se muestra muy tímida al principio destacando en un principio los aromas a cacao amargo. Según va abriéndose desarrolla frescura balsámica: notas de regaliz. Más tarde se concentra para brindar cereza en licor. Una nariz elegante, con mucha sutileza. En boca resulta muy cálido y envolvente, evocativo del calor del brandy. Auxás apunta que es la añada en la que la botella es más significativa, para mí una de las que más me gustaron.

Hace un rato que Ausás ha empezado a hablar del proyecto de la bodega en Rioja al hilo de las comparaciones entre las difíciles condiciones climatológicas de Ribera del Duero en contraposición con una climatología mucho más benigna en La Rioja.

Un viticultor ribereño no tendría problemas para cultivar viña en la Rioja pero un riojano lo pasaría bastante peor en la Ribera del Duero.

Como seguramente todos ya sabéis es un proyecto en común con las Bodegas Benjamin Rothschild que hacía ya tiempo venían buscando terreno y viñas en las que invertir en España y aunque ya se habían fijado en La Rioja, no es hasta que no aseguran un acuerdo con un socio de la calidad y solvencia como es Bodegas Vega Sicilia que se deciden a dar el paso, siendo la impulsora y casi el 100% del alma y del corazón de esta iniciativa, la esposa de del barón de Rothschild, Ariane de Rothschild, que puso toda la carne en el asador para que pudiera ver la luz y que preside la sociedad común.

• 1992: Su color es marrón parduzco. En nariz combina los terciarios de cuero fino y aceituna negra con, de nuevo, una sorprendente frescura. Retomado más adelante los terciarios se intensifican y casi dan notas de sulfuroso. La boca es muy elegante y con cierto brío; es perceptible el  pequeño porcentaje de cabernet que nos apuntó Ausás aunque no sé si lo hubiera detectado si no lo hubiera hecho.

Ausás hace una pausa, una inflexión entre este vino y el siguiente, y a modo de introducción nos presenta las siguientes añadas: 1990, 1983, 1980 y 1976 como vinos "intelectuales", explicando que al degustarlos se percibe un mayor placer analítico cerebral que sensorial, son vinos que se viven más en la cabeza que con los sentidos. ¡Vamos a ellos!

• 1990: Es de color marrón sin matices. En nariz me resulta fresco y con menos terciarios pero destaca mucho un aroma agudo y algo dulzón que me recuerda a la levadura o incluso al almizcle.  Nuestro compañero de cata nos indica que tiene un estilo totalmente bordelés, yo no puedo ni estar de acuerdo ni dejar de estarlo porque no conozco lo suficientemente bien estos vinos pero disfruto viendo cómo él lo está gozando. Sin embargo no es una de las añadas que más elogie Xavier Ausás y le augura una menor vida.

Siguiendo con la aventura Bodegas Vega Sicilia & Bodegas Baron de Rothschild, Ausás nos lleva a los inicios doce años atrás, cuando empezaron a comprar terrenos de viñedo centrándose en una comarca muy específica, la zona de la Sonsierra, a caballo entre la Rioja Alavesa y la Rioja Alta. La idea era adquirir fincas muy escogidas, con viñedos de más de 35 años y algunas sin plantar pero que presentaban las singulares características que ellos necesitaban para posteriormente cultivar en ellas cepas de vid igualmente escogidas.

• 1983: De igual color y tonalidad que el anterior. Lo que más destaco de la nariz es la total y absoluta ausencia de fruta, y no es que los demás hayan venido cargados de ella precisamente. El intenso y dulzón aroma del 90 que me recordaba a la levadura o al almizcle se ha convertido en un claro y meridiano anisado, casi como se hubieran vertido bolitas de anís en el. En boca es un vino equilibrado, largo y persistente ¡y estamos hablando de un vino que tiene ya treinta años!!!!

Todas las adquisiciones de terreno riojano se llevan a cabo a través de intermediarios  con la máxima discreción para no levantar expectativas o provocar un interés prematuro, de hecho las primeras vinificaciones no se hacen en La Rioja sino que para evitar llamar la atención sobre estas pruebas se transporta la fruta hasta la Ribera del Duero en camiones frigoríficos para preservar al máximo su calidad.

Un participante en la cata pregunta el porqué del nombre, Macán. Xavier Ausás responde que que en la zona de la Sonsierra los trabajadores que se encargan de la poda de la vid realizan sus labores con un cuchillo específico que llevan siempre encima enganchado al cinto: el Macán

• 1980: Mantiene el mismo color y tonalidad que en las dos añadas anteriores. La nariz es de una aromática frescura anisada con recuerdos a otras especias dulces. En boca es muy equilibrado y sedoso, con un elegante tapenade que lo acompaña sin avasallar.

Y por fin llegamos a la indiscutible estrella de la jornada y digo llegamos en plural por los que me estéis leyendo porque yo -y algunos más- había llegado bastante antes. Recuerdo haberme acercado a él con extrema curiosidad y al descubrirlo, girarme  hacia Javi y decirle:

"Javi ¡prueba el 76! ¡está impresionante!"

Nuestro compañero de mesa lo oyó también y ambos se lanzaron en picado sobre él:

• 1976: Nada que añadir en el aspecto visual. En nariz mis temores a  encontrarme con casi un destilado se dispersaron rápidamente. Los primeros aromas eran de matorral de monte y de frescura de bosque. Enseguida aparecieron notas dulces como en las últimas añadas catadas pero en el 76 se concretaban en el reconocible aroma de los higos desecados -Ausás más tarde apuntaría que orejones-. En boca, la persistencia de su acidez te desarma, conserva un tremendo brío con un dulce sabor a uvas pasas. Vuelvo una y otra vez sobre él y se mantiene inalterable como si el paso del tiempo no fuera con él ¡qué eran para él unos minutos tras casi cincuenta años de existencia!!!!!!

Cuando finalmente Xavier Ausás llega a él confirma la buena forma del vino gracias a su excelente acidez y establece la máxima del evento:

Detrás de un gran vino siempre hay una gran acidez.

A partir de aquí ya desconecto de todo lo demás y me dedico a saltar de vino en vino, sorprendiéndome una y otra vez al volver a esta maravilla que es el 1976, sólo por él habría merecido asistir a la cata, incluso asistir al Encuentro.

Terminar diciendo que Xavier Ausás estuvo disponible para todos los asistentes que quisieron charlar y comentar la cata con él tras su finalización. Es una persona que indudablemente gana en las distancias cortas demostrando un fino sentido del humor y cercanía. Le estaré  de por vida agradecida por haber sido mi introductor en este subuniverso del vino que son los grandes clásicos, fue una clase magistral que jamás olvidaré.

Nota sobre las catas:

Habréis podido observar que no nadaban en matices. He reconocido ser muy nueva a estos vinos y por ello estoy convencida de que ha habido muchas cosas que no he sabido percibir, sobre todo en los más viejecitos. Pero he querido mantener mi integridad y coherencia por lo que no he mirado otras notas de cata que ya hay colgadas sobre ellos, algunas muy recientes, provenientes del mismo evento.

No obstante he enlazado todas las que he podido a las notas que ya hay subidas en la sección de vinos (sin leerlas) porque me parece un ejercicio tremendamente interesante; me explico:

Estamos hablando de vinos muy antiguos por lo que las notas subidas tienen algunos años ya también, eso nos permite observar su evolución y con la comparación, componer una valoración más objetiva.