Respiro hondo, intento relajarme y para ello vuelvo al principio.

Todo comenzó el 4 de noviembre de 2012, cuando comparto en Facebook mi crónica sobre el primer día del XIII Salón de los Mejores Vinos de España de la Guía Peñín.

La primera parada había sido en el stand de Teso La Monja y había una razón para ello. La organización nos había facilitado previamente al evento, un listado de bodegas expositoras en el que se detallaban los vinos con los que concurrían al Salón. A cualquiera que esté mínimamente loco por este mundo no se le hubiera escapado la última línea de las que correspondían a Teso La Monja:

Y lo primero que hicimos nada más llegar fue preguntar cuando estaría disponible para la cata. Aunque esperada en cierto modo, no dejó de ser una decepción cuando nos informaron de que “el deseado”, “el inalcanzable” Teso La Monja no estaba ni lo iba a estar pues se habían agotado todas las existencias en el Salón Alimentaria.

Enjugamos nuestras lágrimas con cascadas de alegre Almirez 2010, arroyos bravíos de Victorino 2009 y gotas de esencia de Alabaster 2009, y puesto que allí estábamos nos descubrimos ante la majestuosidad de La Nieta 2009... No obstante creí mi deber informar de esta incidencia en la crónica de Puck y cuando la comparto en Facebook, procedo a etiquetar a Marcos Eguren pues me gusta que las personas de las que hablo sean conscientes de que lo estoy haciendo.

Lo que sucedería después no lo hubiera contemplado ni en mis mejores sueños.

Marcos Eguren me responde muy amablemente agradeciendo mis palabras y dándome una explicación –que por no solicitada fue mucho más agradecida- al porqué de la ausencia del TLM. Su mero contacto ya me hubiera hecho feliz pero había una segunda parte que transcribo aquí literalmente:

… De todas formas estas invitada a venir a la bodega de Toro y lo podemos probar en la barrica

November 5, 2012 at 8:59am · Unlike · 

Cuando leí esas palabras me temblaron las rodillas y tuve suerte de estar sentada porque sino habría caído de bruces. Marcos Eguren, sí, el propio Marcos Eguren, sí, el de La Nieta y Amancio, sí, el del vino más caro de España, Marcos Eguren me invitaba a SU bodega de Toro a probar SU Teso La Monja de la barrica, sin habérselo pedido, sin habérseme ni siquiera ocurrido soñarlo...

Una vez más el destino parecía hacerle un guiño a Puck pues este duende sólo tiene un amor que no es otro que el espíritu del vino y dicho espíritu se materializó en Toro, en 2013, en el día de los enamorados.

Nos sobra tiempo. Hemos hecho una primera aproximación a la bodega para asegurarnos que llegamos bien y nos quedan cuarenta minutos antes de la hora prevista. Volvemos a Toro para regalarnos con un desayuno tardío que nos temple el estómago para lo que queda por venir y aprovechando el viaje, disfrutar por el camino de un paisaje único. No me entretendré en esa parada nada más que para compartir aquí la anécdota de encontrar a los toresanos compartiendo su desayuno con buenas copas de vino, blanco y tinto. Si así se hiciera en el resto de España poco nos quejaríamos del descenso en el consumo del vino ;-))))

Ya no se puede retrasar más, nos ponemos en marcha hacia Teso la Monja.

Llegamos sin mayor problema y aparcamos en la zona acotada para ello a la derecha de la imponente entrada. Saco fotos con el iPad, no sé si después tendré tiempo o la oportunidad de hacerlo. Aprovecho para pedirle a Javi que me saque alguna también justo a la puerta donde está escrito con piedras oscuras sobre claras el nombre Eguren, no sea que a alguien se le ocurra pensar que me lo he inventado todo...

Entramos y empezamos a curiosear. Hay una puerta a la derecha con un pequeño letrero encima del marco que indica OFICINAS. No hay timbre por lo que llamamos a la puerta con los nudillos. Mientras esperamos respuesta yo me adentro un poco más por el pasillo de entrada que lleva a un amplio patio central en forma de rectángulo alrededor del cual se encuentran los diversos edificios de la bodega. Javi descubre un cartel colgado del pomo de la puerta principal donde se le indica a las visitas un número al que llamar. Marco y muy rápidamente una joven voz masculina me atiende:

-Sí, Marcos está. Ya bajamos- me vuelven a temblar las rodillas... uff.

Viene acompañado de un chico alto y joven. Nos lo presenta: Luis Felipe Cuesta de Toro, Director Técnico de la bodega. Unos minutos más tarde ya se habría convertido en Pipe.

Con lenguaje corporal afable nos guía hacia el exterior: 

-Nos damos una vuelta por los viñedos antes ¿verdad?- Subidos al todo terreno a mandos de Pipe, Marcos Eguren empezaría a desgranar la historia del camino que le ha traído hasta aquí.

Descubriendo viñedos

Nosotros, los Eguren, somos viticultores, meros agricultores. Lo importante es el viñedo, que sepamos entenderlo, que sepamos interpretar lo que nos quiera decir.

Hemos recorrido varias hectáreas de viñedo con una edad media de unos cuarenta o cincuenta años. Paramos y nos bajamos, de aquí sale el Almirez:

 

Nuestro respeto por el viñedo es total. Buscamos el equilibrio, la armonía en la vid y por ello llevamos a cabo una viticultura biodinámica estricta. Practicamos una poda muy corta al contrario que en la zona, de hecho, una de las primeras veces que vino mi padre a Toro se encontró con un viticultor podando y sin poder contenerse le espetó "Anda, dame esas tijeras que tú no sabes ni podar a un burro..."

Nos señala una cepa partida por la mitad y nos explica que se hace así para luchar de manera no invasiva contra la yesca.

Se efectúa el corte y se coloca un piedra sobre él de tal manera que los hongos se sequen y no puedan reproducirse.

Mirad el suelo -la profusión de grava y cantos rodados en superficie te hace incluso difícil caminar por ellos- Estas piedras ejercen una labor importantísima para controlar el desequilibrio térmico y la humedad.

Mientras recorremos parcelas, algunas tan emblemáticas como La Jara de la que proviene el Alabaster, nos cuenta la historia de la bodega de Toro. 

A partir del año 1995 nos decidimos a comprar viñedo fuera de La Rioja donde el precio del terreno se había incrementado de manera astronómica. En nuestros viajes a La Manchuela donde elaboramos Vinos de la Tierra (Códice, Protocolo...) en la bodega Dominio de Eguren, habíamos recalado en Toro y nos habíamos fijado en sus  viñedos.

Empezamos a visitar elaboradores, cooperativas casi en su totalidad, que elaboraban vino para su venta a granel. La mayoría de las instalaciones asustaba pero aunque la producción generalizada era de vinos tánicos y poderosos, en ellas siempre encontrábamos algún vino interesante, lo que nos hizo plantearnos un rastreo en mayor profundidad. Nos centramos en la zona de Valdefinjas cuyo alcalde, aparte de cartero, sacristán y boticario, por citar sólo algunos de los diecisiete empleos por él reconocidos, era también agricultor, y es él quien nos pone en contacto con propietarios de viñedos de la zona. Descubrimos parcelas muy interesantes y así es como en 1997 nace el proyecto Numanthia.

A pesar de los buenos resultados obtenidos por la bodega pues ya la primera añada de Numanthia (1998) cosechó premios, no era exactamente lo que estaban buscando por lo que siguieron comprando más y más hectáreas de viñedo pero con un objetivo más claro y definido.

Con la inestimable ayuda del alcalde pluriempleado de Valdefinjas intensificaron las exploraciones por la zona en busca de cepas prefiloxéricas sobre laderas de orirentación norte, buscando un aire más atlántico. La experiencia de Numanthia les fue de mucha utilidad en esa búsqueda y tanto terreno adquirireron que no les quedó más remedio que plantearse la creación de una nueva bodega. Teso la Monja había empezado a caminar.

En el año 2008 y no sin cierta nostalgia, venden Numanthia al grupo Louis Vuitton-Möet Hennesy aunque mantienen relación de asesoramiento durante algunos años. Teso la Monja demandaba más atención y más focalizada y ademas se produce el descubrimiento de la parcela cuyas viñas darían a luz a las uvas con las que se elaboraría el vino más caro de España. Le pregunto si durante la visita pararíamos en tan emblemático terreno y con una media sonrisa me dice que sí reconociendo un cierto temor a que a través nuestro pueda ser localizada esta finca, miedo por otro lado lógico pues es de pequeño tamaño y de escasísima producción. 

Hasta llegar a ese punto pasamos por varias fincas con diversas edades de viñedo, algunos muy jóvenes y en espaldera, cuya producción irá para vino de mesa y Románico, otras de viñedo viejo y en vaso, proveedoras del Victorino y el Alabaster. También bordearíamos viñedos de Numanthia y de otros viticultores siendo muy clara, sobre todo en los terrenos de los últimos, la diferencia en el cuidado de la vid, en la certeza de la poda.

Finalmente nos bajamos en un paraje que nada tiene que ver con el de un viñedo. Es un pequeño bosque de pinos por entre cuyas copas se filtran los rayos de sol de una primavera incipiente que Pipe dice hemos traído nosotros pues hasta ese día el frío y oscuro invierno había mandado en Toro.

Se hace un claro y se enciende la magia porque este pequeño terreno es magia pura, magia en los colores cambiantes de la ladera al alzarse, magia en el romero que lo rodea y que en ese paraje pierde su carácter agreste y eleva su aroma a la fragilidad de la esencia. Magia en el fresco olor que se filtra entre las ramas y bañan las cepas y... ¡qué cepas! tan cansadas parecen y todavía no llevan carga, pero son tantos, tantos años de generosidad de la tierra hacia el hombre, de comunión entre ellos y el clima, porque ése y no otro es el auténtico significado de "terroir" de terruño para Marcos Eguren.

El silencio se abre entre nosotros, Javi y yo somos plenamente conscientes de que ese momento es único y que debemos respirar cada milímetro cúbico de magia en suspensión. Perdonad que no ilustre este instante único, es nuestro compromiso con Marcos el no dar ninguna pista sobre la ubicación de esta parcela y aunque, por supuesto, saqué imágenes, me las guardo para nuestro disfrute personal, para los momentos de evocación y morriña.

Todavía en estado de semi-levitación emocional enfilamos camino hacia el coche que nos llevará de vuelta a la bodega donde, por fin, podremos perseguir el fruto de las viñas por entre depósitos y barricas. 

La Sala de Depósitos, primera parada

¿A qué me suena eso? ;-)) 

Aunque el amor y el extremo cuidado son la marca de esta casa a lo largo de todo el camino, desde la elección del viñedo hasta que el vino inunda la copa, este cuidado se convierte en mimo cuando se enfrenta al tratamiento de la uva.

Aquí saben muy bien lo que quieren y aún mejor lo que no quieren y son plenamente conscientes de que hay que conseguir que esa fragílisima piel no se marchite y pierda sus extraordinarias propiedades. El despalillado y el estrujado son en todos los casos muy suaves evitando así que la pepita pueda aportar al mosto verdores indeseados; en vinos como el Alabaster y el Teso La Monja  este despalillado se hace manualmente. En todos los casos la vinificación es tradicional y con pisado. 

Los depósitos abiertos son tremendamente interesantes de ver y es un honor tener a Marcos explicándote el proceso de pisado y el de estrujado por peso sin aplicar técnicas agresivas a la uva:

...es como si introdujeras una bolsa de té que va subiendo y bajando por lo que se evita el sufrimiento innecesario de la piel .

En este depósito de la fotografía de la izquierda se lleva a cabo una operación muy interesante mediante la que el estrujado se lleva a cabo con una bolsa que se introduce en el mismo y que al ser llenada progresivamente de aire va "pisando" las uvas con mucha delicadeza.

Queremos preservar al máximo el carácter frutal de nuestros vinos, de todos ellos. Para ello es esencial que no se pierda la esencia de la uva durante el proceso de despalillado y estrujado. 

En el caso del Teso la Monja se efectúa una pre-fermentación en frío sin estrujado, no llevándose a cabo el estrujado manual hasta una vez iniciada la fermentación alcohólica en tinos de madera abiertos.

Al abrigo de las barricas

Nada más entrar en esta silenciosa sala hay una cosa que te sorprende y es la baja temperatura, 8º, con razón Pipe nos había aconsejado dejarnos los abrigos puestos... Esta temperatura es buscada y mantenida para retener la fermentación maloláctica que aquí se lleva a cabo, Marcos pone mucho énfasis en que en Teso la Monja las cosas se hacen lentamente, sin prisas...

A la izquierda, pegado al rincón, se erige orondo y orgulloso el depósito de madera en forma ovoidal donde lo que muchos meses después será el Teso la Monja realiza su fermentación maloláctica. Siguiendo la norma de la casa, dicha fermentación se realiza lentamente pero en este caso se ralentiza aún más llegando a los cinco y hasta los seis meses. La inédita forma ovoide de la barrica ayuda a fomentar los biorritmos del vino y contribuye a que éste sea más sedoso, elegante e integrado. No es baladí el tema de los biorritmos pues si las directrices biodinámicas son ley en esta bodega en el caso de Teso la Monja se han llevado a la máxima expresión.

Tras presentarle los debidos respetos, Marcos y Pipe nos dirigen a las barricas situadas junto a él donde el Almirez está a punto de iniciar la maloláctica. Pipeta en mano y copas en ristre nos lo dan a catar y a pesar de la excesiva potencia que obviamente tiene en esta fase de su desarrollo, los rasgos carnosos y frutales en nariz son ya claros, y la boca, aunque aún áspera, te va regalando pistas de lo que llegará a ser en menos de dos años. 

Es importante indicar que tanto la maloláctica como la crianza del Almirez se realiza en barricas de roble francés de las que sólo un 30% son nuevas, proveniendo el restante 70% de barricas de Victorino cuyos poros han retenido parte de su esencia y se la ceden graciosamente. 

Proseguimos camino probando primero más Almirez pero ya en proceso de crianza. Es realmente notable el potencial aromático de este vino que posteriormente se va a comercializar en unos 16 €. Sé que Marcos Eguren ha recibido muchas críticas por el precio de su Teso la Monja pero nadie, nadie puede negarle sus esfuerzos por hacer vinos de excepcional calidad a precios irrisorios, como es el caso de este Almirez o más aún con el Códice de Dominio de Eguren. Más tarde comentaríamos en grupo el término Relacion Calidad-Precio llegando a conclusiones bastante curiosas.

Al llegar a las barricas de Victorino, Marcos juega a elaborar un coupage in-situ de las diferentes vinificaciones que efectúa por separado. Es un juego ilustrativo y muy divertido pero que además proporciona un gran deleite pues a pesar de que todavía le quedaban meses de crianza, este toro ya cernía su cálida sombra de señorío y grandeza sobre nosotros: opulenta fruta negra en nariz que ya dejaba apuntar notas especiadas, carnosa boca ya redondeada con su impulso a final de garganta justo antes de iniciar el descenso.

Le toca el turno al Alabaster y ya hablamos de palabras mayores. El coupage que nos preparan hace que despleguemos alas y volemos sobre campos de violetas, naveguemos por ríos de nata líquida surcados por el jugo de fresas, frambuesas y moras, y desde nuestra privilegiada posición, respiremos el aroma de los pinos que bordean la orilla.

Nos miramos los cuatro y asentimos, ha llegado el momento, el momento por el cual estábamos allí, nos encaminamos hacia las barricas de Teso la Monja.

En el corto recorrido que nos separa de ellas pienso que le estoy muy agradecida incluso antes de haberlo probado pues es por él, en realidad por su ausencia, por lo que estoy allí y he podido vivir y respirar una experiencia de ésas que te marcan, de ésas que te ocurren una vez en la vida, de ésas que tras ella, todas las demás sólo podrán ser segundas.

Y Puck cató Teso la Monja de la barrica...

Reconozco que estoy nerviosa, reconozco que es una tontería que lo esté pero es que la situación impone ¿y si no llego a apreciarlo en su medida? ¿y si no estoy a la altura? ¿y si, o bien él o bien yo, necesitamos más tiempo? Me recorren escalofríos... 

Sé que con este vino Marcos Eguren ha conseguido acercarse más que nunca a su sueño, el sueño de hacer un vino que refleje el potencial de un pequeño (1,8 hectáreas) viñedo viejo (prefiloxérico) que le había sorprendido por su calidad en vinificaciones anteriores. Pero el camino hacia Teso la Monja no fue fácil...

La primera vez que lo intentamos no nos salió bien. A pesar de todos nuestros cuidados, esfuerzos y empeños no conseguimos que nos saliera más que un vino muy bueno y eso no era suficiente, sabía que ese viñedo tenía potencial para producir un vino excepcional.

Volvimos a la parcela, analizamos el terreno, el error era nuestro y no de la cepa. Lo pusimos todo patas arriba hasta que dimos con la fórmula que respetaba al máximo la idiosincracia de la unión entre esta tierra y este clima. Cuando probé la primera vinificación lo sabía, éste sí era el vino que estaba buscando.

El Teso la Monja se elabora aplicando de manera estricta la viticultura biodinámica en una vuelta a la agricultura que practicaba su bisabuelo Amancio. Todos los trabajos en el viñedo (poda, labrado...) se han realizado manualmente con la máxima de la mínima intervención para obtener todo el carácter e identidad, respetando la singularidad del terreno y los ritmos de la naturaleza,

Este exclusivo y caro enfoque se ha podido poner en práctica por tratarse de un viñedo de pequeño tamaño, sería prácticamente irrealizable en una parcela mayor puesto que supone 

...acudir a la viña tantas veces como sea necesario en unos momentos determinados.

Empezamos con una de las pocas barricas que quedan del 2010 pues casi han terminado de embotellarlo. Me lo llevo a la nariz y la palabra que surge en mi cerebro es... fragilidad..., fruta negra en forma de delicados pétalos de rosa, fragancias de alta montaña. En boca es seda pero otra seda, una seda de insoportable levedad, de tanta suavidad que raya en la ternura y deja tras de sí un sutil y frágil velo de fruta negra. 

 

Tanta elegancia ¿vale los casi 1000 € por botella?

Esta pregunta nos lleva al espinoso tema de la Relación Calidad Precio. Marcos apunta:

Una buena RCP no tiene que, necesariamente, conllevar que el precio sea bajo, una buena RCP tiene que significar que el precio se ajusta al valor del objeto y el valor no es el que marcan los consumidores ni el mercado, lo marca quien mejor lo conoce que en la mayoría de los casos es su creador. Los consumidores y por ende el mercado, pueden marcar el precio pero no el valor.

Mientras Pipe nos sirve copas de la añada 2011 comentamos con Marcos la imagen de marca del vino español en el extranjero.

Tenemos una imagen mediocre porque nos vendemos de manera mediocre. Parece que tenemos vergüenza y salimos a vender nuestros vinos de 4 o 5 € por botella, así jamás se nos tomará en serio...

Le pido su opinión sobre Álvaro Palacios y su Ermita y sólo tiene elogios para con él: 

Fue el primero, abrió el camino, le tengo un gran respeto.

No podemos evitar que el 2011 nos recuerde poderosamente al Alabaster aunque entendemos que aún le quedan doce meses más de barrica y aún así, ninguno de estos vinos desarrollará plenamente su potencial hasta dentro de diez años, fácilmente. Pero ¿qué precio podrá alcanzar en el 2023? ¿6.000 €?

Final inesperado y feliz

Seguimos a Marcos y a Pipe en dirección a la salida o eso creíamos, mas al llegar al pasillo de la entrada Marcos nos dice:

-Ahora ¡a catar!

Javi y yo nos miramos unas décimas de segundo con la sorpresa y la incredulidad pintada en el rostro pero no nos dió tiempo a preguntar porque nuestros anfitriones ya subían unas escaleras tras una puerta del pasillo. Los seguimos y cuál es nuestra sorpresa cuando llegamos a una estancia de paredes de piedra, decorada y ambientada como un salón de una casa de campo señorial.

No pude evitar la exclamación:

-¡Qué bonito! 

A la izquierda un recibidor rústico con un bonito tapiz campestre, de frente una gran mesa redonda con una inmensa lámpara de techo sobre ella, y al fondo de la sala, una larga mesa de comedor que finaliza en un precioso aparador de madera con las puertas de cristal abiertas de par en par mostrando una exquisita cristalería.

Marcos y Pipe sonríen y nos guían hacia ella.

Encontramos manteles de cata y copas, quieren que catemos más cómodamente, de manera más relajada, en una palabra, que disfrutemos plenamente de sus vinos, y esta reflexión me recuerda una frase que no ha cesado de repetir Marcos a lo largo de la jornada:

Un buen vino es aquél que se disfruta, ni más ni menos...

 

Pipe desaparece y reaparece con tres botellas: Almirez, Victorino y Alabaster 2010. Nos sentamos felices y Marcos hace los honores. Siempre envina nuestras copas antes de llenarlas.

Hacemos una cata distendida, sin notas ni sensación de examen. El Almirez nos sigue maravillando con su excelente nariz y su redonda y a la vez compleja boca, con esa potencia que te llena por completo de paladar a lengua, de labios a garganta. Pocos vinos hay en España con ese precio y esa calidad.

Departimos de lo divino y de lo humano. Está feliz de que los foreros de Verema le hayan sido galardonado con el premio al  "Personaje del Mundo del Vino 2012" 

-¿Vendrás a Valencia a recogerlo?

-¡Por supuesto! El sábado allí estaré.

-¿Qué premios valoras más, los que te otorga la prensa especializada o los aficionados?

-Los valoro todos porque todos tienen su importancia y por lo tanto todos son importantes. Estos reconocimientos dan valor a nuestro trabajo y permiten que nos conozcan. Hay gente que habla sin conocer y eso a nosotros no nos gusta, por eso estáis hoy aquí, porque quería que nos conociérais y catárais el Teso la Monja en su casa.

La familia es muy importante para él

-¿Te siguen los hijos en esto del vino?-

-Mi hija es informática y no quiere saber nada de esto- Pero lo dice con una sonrisa en los labios.

Mi hijo sin embargo sí parece querer. Ha estudiado enología y este año hizo prácticas en Artadi. A ver qué tal...- Entre sus palabras se cuela un mal escondido orgullo.

Llegamos al Victorino, el nombre de su abuelo y su homenaje hacia él.

Para Marcos representa lo que significa Toro en toda su extensión: bravura, nobleza, elegancia y señorío. No podemos estar más de acuerdo pues la fuerza de este Toro no es una fuerza desatada sino un brío controlado de una belleza que impone, con esa carnosa carga frutal y ese poderío aromático de la misma fruta.

En Toro hemos querido volver a la manera en la que antes se elaboraban los vinos pero con los conocimientos con los que contamos hoy en día, es una vuelta al pasado pero con los ojos de ahora, es lo que llamamos el Nuevo Clasicismo

Pasamos al Alabaster y me descubro ante la serena hermosura de este vino pues no se puede calificar de otra manera. Me siento un poco rara porque la única vez que lo había catado anteriormente no me había impactado tanto. Había sido en el XIII Salón de los Mejores Vinos de España de la Guía Peñín, al cual por otra parte, le estaré eternamente agradecida porque gracias a él estaba allí ese día.

Charlamos sobre cómo puede variar la percepción de un vino dependiendo de las circunstancias en que lo pruebes y nos cuenta que por dos veces rechazó que Neal Martin (Wine Advocate) catara sus vinos puesto que éste exigía en la primera ocasión que los enviara al Consejo Regulador de Rioja y en la segunda, de nuevo que se los enviara pero esta vez a su sede de Londres. En el primer caso, Marcos le pidió que le visitara en la bodega puesto que había visitado otras de la zona pero Mr. Martin no aceptó su invitación, y en el segundo, el propio Marcos se ofreció a viajar a Londres e ir al sitio que él le indicara para darle a catar sus vinos, pero que fuera un lugar en el que él pudiera controlar la temperatura de los mismos, la cristalería, etc. Mr. Martín volvió a rehusar su oferta.

Sin embargo, este año ha parecido reconsiderar su postura y Teso la Monja fue una de las cinco bodegas escogidas en Toro que visitó, y cató los vinos de Marcos Eguren en la misma sala en la que estábamos nosotros ¡Ufff!!!!

Marcos declara que ya es hora de que comamos algo y nosotros nos quejamos con un puntito de indignación y os explicamos porqué. En nuestras comunicaciones electrónicas preparatorias a la visita, le habíamos pedido que en justa reciprocidad por su gentileza al invitarnos a su casa nosotros queríamos invitarle a él a comer en el lugar que eligiera de Toro. 

Sonriendo, ponía excusas de que ya era tarde, que tenían que trabajar por la tarde y luego él se volvía a La Rioja, que nosotros teníamos que volver a Madrid, en fin... que él y Pipe abandonan la sala para volver con platos de jamón y lomo ibérico, queso manchego y cestas de pan.

La verdad es que ya había hambre y atacamos las viandas con mucho gusto ¡Qué mejor manjar puede acompañar a estos grandes vinos que otros grandes productos españoles que al igual que sus vinos armonizaban sencillez con la más absoluta excelencia gustativa!

Nos sirve y nos deleiteamos de una ronda más de los tres vinos. Comentamos lo esencial que es dar a conocer el vino de una manera sencilla, sin tecnicismos ni pedantería y él nos reconocía entre risas que varios de sus amigos le echaban en cara abiertamente el haberse convertido en "adictos" a su consumo y además no de cualquier tipo sino "adictos al vino bueno".

En esta línea de conversación debatimos sobre la importancia de que las nuevas generaciones crezcan con el vino sobre la mesa, que vean a sus padres tomarlo

Darle una copa de vino a un chaval de dieciséis años que no ha tenido acceso a él anteriormente es igual que darle una Coca-cola a un señor de ochenta y cinco años que ha tenido el mismo acceso a esa bebida refrescante que el adolescente al vino...

Y este comentario me da la idea de preguntarle cuál es el vino que beben en casa los Eguren, su vino de mesa, su vino de familia. A Marcos se le iluminan los ojos y nos responde sin dudar: 

-El Murmurón ¿lo conocéis? Es nuestro vino de maceración carbónica y el tipo de vino habitual en las mesas de La Rioja, el que tomas de chateo por la Calle del Laurel en Logroño. Es el vino que consumimos en Navidad y ¡está buenísimo! Además es nuestro vino más premiado. 

-¿De verdad? No, no lo conocemos Marcos ¿no tendrías alguna botella aquí?

-Sí, Marcos, creo que por aquí hay alguna- responde Pipe, y raudo y veloz sale en su busca.

No pudo tener mejor broche nuestra visita que esta vuelta a los orígenes con esa chispeante cascada de fruta fresca que es el Murmurón, es como la risa de los niños jugando, como la brisa de una tarde de verano en La Rioja que nos trae los aromas de las uvas prietas en la viña.

Una vez más la máxima de Marcos Eguren se cumple:

Un buen vino es aquél que se disfruta, ni más ni menos...

Y nosotros os podemos asegurar que disfrutamos tanto del Murmurón como del Teso la Monja, del Almirez como del Alabaster. Todos, todos son, absolutamente, buenos vinos.

Gracias Marcos, gracias Pipe. Gracias por enseñarnos tantas cosas en tan poco tiempo. Gracias por ser como sóis, pegados a la tierra, escuchándola, interpretándola, respetándola. Sólo así se puede hacer lo que hacéis.

Gracias...