El Bosque

Homenaje al restaurante que nunca conocí

La Gastroteca de Stéphane y Arturo, el restaurante de mis sueños Desde que me acuerdo he sido una persona inquieta y desde que me acuerdo he querido aprender. Me recuerdo de niña pensando en cómo me gustaría ser de mayor. Quería ser sobre todo una persona culta y ya desde pequeña sabía que ser culta no era acumular muchos títulos y conocimientos sino atesorar todos aquellos que produjeran

Homenaje al restaurante que nunca conocí

Último capítulo de La Sala de Espera del Depósito

Resumen capítulos anteriores: 46. Ese episodio de anticipo sobrenatural que dicen sólo ocurre cuando se está a punto de morir es lo que le ocurrió a Eusebio en ese momento. Debe de tratarse de un recurso de defensa del cerebro ante situaciones límite y eso es lo que él estaba viviendo. Veía la cara de Fernando Moreno congelada en el vídeo, su expresión gélida…, y sobre ella se .

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 44 y 45

44. Eusebio había iniciado la operación de encender su móvil -no tenía sentido llevarlo conectado si no había cobertura- cuando se dio cuenta de que el Nino seguía enfrente de él en actitud expectante. “Maldito cotilla” se dijo a sí mismo y haciendo un vago gesto de despedida se introdujo de nuevo en el coche. Mientras marcaba su número de seguridad vigilaba al Nino por el rabillo del .

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 44 y 45

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 42 y 43

42. El coche de Pablo era un deportivo, como no podía ser de otra manera. Eusebio se acomodó ágilmente y tras un rápido apretón de manos, cerró los ojos y se dejó mecer por los acordes del piano de Bill Evans. Pablo respetó su introspección y en menos de veinte minutos paró el coche enfrente de un aparcamiento público. Debían de conocerle bien puesto que inmediatamente le recogieron las .

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 42 y 43

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 40 y 41

40. Eusebio tenía claro que no podía dormir esa noche y no estaba de humor para rodar de un lado al otro de la cama. Entre una cosa y otra se había puesto en las cuatro de la madrugada, para cuando llegara al centro de Madrid serian más de las cuatro y media por lo que si se tomaba un café bien cargado estaría entrando en su despacho sobre las cinco. A esas horas solo se encontraría con .

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 40 y 41

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 38 y 39

Resumen capítulo anterior: 38. Se dirigía al parking a recoger el coche cuando sintió la vibración del móvil en el bolsillo interior de la americana. Lo sacó y antes de contestar miró la pantalla para ver quien le llamaba a esas horas, era Fernando Moreno así que le dio a la tecla verde. -Hola Fernando. -Eusebio- había nerviosismo en su voz que el ruido del tráfico no ocultaba del todo, .

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 38 y 39

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 36 y 37

Resumen del capítulo anterior: 36. Saliendo del garaje vio que estaba lloviendo a cántaros: “¡Joder! No recuerdo un otoño con tanta lluvia en Madrid” y se sonrió pensando que mejor se fuera acostumbrando con vistas a su futura residencia en Lugo. Milagrosamente, para cuando salió del Parking de Fuencarral el cielo había decidido darle una tregua y tímidos rayos de sol se colaban entre .

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 36 y 37

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 34 y 35

34. Encendió la radio de su “máquina”, un Ford Fiesta de color rojo vibrante que inmediatamente conectaba con su teléfono móvil mediante el sistema bluetooth. Mientras atravesaba Madrid desde su despacho en la calle Arturo Soria, hasta los alrededores de la Gran Vía, fue dirigiendo a la voz metálica que le ofrecía diferentes opciones, hasta llegar a la lista de contactos. Con voz firme y.

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 34 y 35

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 30 y 31

30. En cuanto terminó de hablar con Teresa una idea que había ido germinando en su cerebro creció hasta asentarse con fuerza, hablaría con “El Rubio” esa misma noche. Llamó a Kimi y le pidió que hiciera de intermediaria entre ambos, Eusebio estaba convencido de que El Rubio adivinaría su profesión, si bien no su cargo, y no quería que se le escapara. Por lo poco que sabía de él era .

La Sala de Espera del Depósito: Capítulos 30 y 31

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