En la copa se muestra muy vivo, floral, hojas de té, fruta en mermelada, fondo licoroso, fino tostado, hierbas de monte, especias, esa nota balsámica y fragante que recuerda al enebro. Me gusta la calidez de la añada.
Boca armada, es seco y potente, el tanino marca y separa el vino, se distingue la fruta en forma de ciruelas y de arándanos, carnosidad, aunque cede espacio al poder tánico. Hay caramelo de violetas y un rasgo que se ha convertido en costumbre, la frescura que sale al rescate del protagonismo del vino, nivelando ¿a quién? a Don Tanino.
Catado durante el Encuentro Verema.
Pruebo el P3, que ya admiraba, en el Encuentro 2013, añada 2007. El el stand de Dominio de Tares me anuncian la salida del P3 blanco en abril. Sigue siendo un compendio de lo que más me gusta y mejor caracteriza los mencías del Bierzo: intensidad, las notas de violeta, acidez domada. Iguala, cuanto menos, mi buen recuerdo de otras catas de este vino.
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