Blanco muy fácil de beber y que ha mejorado con el cambio de Coupage.

Color amarillo pajizo con reflejos verdosos.
En nariz presenta notas de frutas blancas (peras, manzanas)y algún atisbo floral. En boca es fresco y equilibrado. De acidez correcta , cierta untuosidad , con un final largo y persistente. Relación calidad precio muy buena.

Suelo comprarlo a menudo. Castillo de Perelada es una de mis bodegas referencia.

Lo cogí al leer el coupage, pues el probado hace ya tiempo llevaba otras y recuerdo que no me convenció. La garnacha blanca y la macabeo siempre me hacen estirar el cuello. Me lo cojo como recurso viendo el resultado, pues a su magnífico precio, hay que sumarle un halo de elegancia a la frescura que ha de tener todo blanco.
El color es amarillo pálido de reflejos verdosos.
Aroma muy limpio y fresco, cítrico (limones), fruta blanca (manzana) y abundantes notas secas de flor y hierba de campo (espiga, avena...).
En boca prevalecen los cítricos, de paso ligero, sabor delicado y seco, con buena acidez, postgusto medio y un punto elegante.

...En este blanco catalán. Observando los coupages elaborados y variados en anteriores añadas, en este caso convergen el binomio Garnacha- Macabeo. Y es la primera la que cobra especial protagonismo en el coupage, con una mayor presencia.
Eso sí: siendo como soy en apasionado de esta variedad, sobretodo en las tintas, he de reconocer que en el caso de la Garnacha Blanca catalana, gana mucho cuando viene acompañada de otra variedad que la apoye en el coupage, que no como monovarietal. O debe de ser una percepción mía. Al tajo:

En la copa se observa un color amarillo bastante pálido en el cristal.
La nariz es de media intensidad. Y no es especialmente compleja ni se muestra decidida a la hora de mostrarnos muchas cosas. Aún así: algunos atisbos florales, suaves; notas minerales y sobretodo, sensaciones presentes de fruta blanca (pera).
La boca va un poco en consonancia con el resto del conjunto: medio cuerpo y acidez de igual medida. Desarrollo ligero en el paladar y un postgusto frutal que se diluye rápido y que podría ser un poco más persistente.
De todas formas, resulta un blanco amable; fácil de beber y que puede acompañar muchos y variados platos (pescado blanco; algo de marisco; entrantes ligeros...) Incluso si no le pedimos mucho, servido más fresco y solo.