En mi opinión, nunca cumplió la excelencia, n antes , ni tras cierto envejecimiento en botella. Un vino con excesos acrílicos, medio muerto en boca y nariz, sin vida, una pena. Se perciben sensaciones frutales de calidad, pero sin potencia , ni intensidad suficiente
Como le pasó al 9, esta experiencia no es excepcional en mi opinión y no merecía la pena. Parece que las experiencias excepcionales se quedaron con el Marselán 8 , quizás en el 7. Un vino con una boca corta y sobre todo mediocre, con ligereza frutal y falta de personalidad. Algo mejor en boca, nariz finamente frutal, con toques lácteos, avainillados, cereza, pero sin impresionar y con la consiguiente decepción bucal
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