Entre pajizo y dorado con destellos verdosos. Limpio y brillante.
Un primer acercamiento a la nariz podría dar lugar a equívocos: no, no se trata del típico blanco estilo “verdejito “, dulzón y con mucha fruta exótica. Aquí hay notas cítricas, a melocotón, pera, flores silvestres y sal.
La boca es ligera, casi etérea podríamos decir, y perfumada. No hay casi alcohol, no se ha criado en madera y posee acidez. Todo ello asegura un paso fresco y liviano que invita a seguir bebiendo.
Final primario que deja recuerdos a corteza de naranja amarga.
Un blanco puro. Poco más se puede pedir por poco más de seis euros.
Un fresco blanco de color amarillo paja pálido. En nariz aromas frutales y minerales. En boca es un vino ligero, seco y vivo con buena acidez y muy equilibrado. Un vino joven, sabroso, frutal y tonos florales.
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