Colmenar de Oreja, arte, guisos, quesos y vinos

A veces, cuando menos te lo esperas, descubres un lugar increíble, que merece la pena recomendar. Es el caso de Colmenar de Oreja, un pequeño pueblo de la Comunidad de Madrid, un gran desconocido.

Su Plaza Mayor no tiene nada que envidiar a la de Chinchón, aunque es mucho menos visitada. Es una amplia plaza porticada, típicamente castellana que tiene, además,  un pasadizo que permite también atravesarla por debajo, en dirección a la fuente y a las huertas, por alli circulaba el río hasta que se canalizó.

Si sois aficionados al arte, una visita al Museo Ulpiano Checa, uno de los pintores y escultores más importantes del S XIX, nacido en Colmenar de Oreja aunque desde muy joven se fue a estudiar a Madrid y posteriormente vivió en Francia e Italia. Artista muy afamado en su momento con obra expuesta en museos de todo el mundo ( en Madrid hay obra suya en el Thyssen y en el Museo del Prado) y apenas conocido en nuesro país. El Museo contiene una parte representativa de su extensa obra y sólo por su visita, merece la pena ir hasta esta localidad..

Colmenar de Oreja tiene también una iglesia del S XIII, Santa María la Mayor, varias ermitas, la más bonita la Hermita del Cristo del Humilladero, (Un corto paseo que ayuda a digerir las viandas típicas de la localidad), la gran fuente diseñada para el consumo humano, el de los animales y como lavadero. Y tiene también huertas, y viñedos y olivos y ganado...

La gastronomía típica merece por si sola una parada:

La poza es una especie de pan relleno hecho con pan de oreja relleno de tomate, cebolleta y bonito en escabeche.

Los guisos camperos, como la carne del desarreglo, un guiso a base de ternera con tomate y dientes de ajo, cocida en vino blanco. El nombre le viene porque era un plato cuya elaboración llevaba tiempo, y al olor del guiso, se acercaban los trabajadores del campo que iban probando la carne y, cuando la cocinera llegaba, faltaba una buena parte, por lo que decía. "Dios mío, qué desarreglo me habéis hecho".

Las patatas chulas, otro plato típico del campo, son patatas en rodajas hechas en aceite a baja temperatura, confitadas, con un aliño de aceite y perejil. Se toman como aperitivo o como acompañamiento de la carne.

El pisto vaquero, que se llama así porque lleva incorporada carne de ternera, los chicharrones y el queso, menudo queso. Manchego y mayoritariamente de oveja, acompañado de un buen vino, una se plantea quedarse a vivir alli una temporada.

Por si todo lo anterior fuera poco, nos cuentan los lugareños que la tradición de cultivar viñas y olivos, de elaborar aceite y vino, se remonta a los romanos. Colmenar de Oreja es uno de los lugares con mayor producción de vinos de DO Vinos de Madrid, cuenta con ocho bodegas. Produce blancos, tintos y cavas y vinos dulces.

Me quedo con alguno de sus tintos, predominio de tempranillo y garnacha, aunque entre las variedades permitidas está también Shirah, Merlot (una de mis favoritas), Graciano y Cabernet Sauvignon.

Un paseo por las bodegas, catar algunos caldos y elegir cuáles te llevas para tomar en casa es la mejor forma de terminar esta pequeña escapada.

Y, por supuesto, aunque prefiero que permanezcan en el anonimato, lo mejor, la compañía.

¿Conocéis Colmenar de Oreja?